Jue. 18. Abr 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

EL PERONISMO ESTÁ MIRANDO AL 2023...?

EL PERONISMO ESTÁ MIRANDO AL 2023...?

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Estamos finalizando el 2021, y las elecciones presidenciales del 2023, están “acá nomas, a la vuelta”.

Con un gobierno nacional que más allá de lo valorable y destacado hecho durante la pandemia, en el resto de los temas todavía no arrancó. Y eso que lleva dos años administrando...

Ha quedado demostrada la falta de entendimiento de la sociedad, pues con los resultados de las elecciones Paso, dede el gobierno se sorprendieron (¿?). Fue allí que algunos dirigentes fueron a ‘caminar la calle’, y lograrn revertir el fiasco anterior, y salir “algo” (apenas, algo) mejor parados en las legislativas del 14 de noviembre.

Lo que no se hizo hasta las Paso, cuando el ciudadano común todavía tenía en memoria fresca lo hecho y dejado por Mauricio Macri y sus bandas, no se podrá hacer de ahora en más.

Para peor, todo lo que se comience a realizar de mediados del 2022 en adelante va ser des-tratado por la prensa hegemónica como “lo hacen porque están en campaña...”.

En otras palabras, y teniendo en cuenta la grandísima influencia de dichos medios hegemónicos sobre amplios sectores sociales, nadie le va a creer a lo que haga Alberto Fernández (como los demás gobernadores peronistas).

La sensacional campaña de odio desde la oposición neoliberal y derechista y el ‘trabajo’ constante de los medios, ya han hecho olvidar a Macri.

Pero desde el gobierno nacional -sin ideas ni política comunicacional-, ello no es entendido. De esa forma, quienes integraron el peor gobierno democrático del siglo 20 y de lo que corre del actual, aparecen con aires de aspirar a ganar en el 2023; sea con el impresentable Mauricio Macri, o con alguno/a de sus herederos/as.

En medio de ese panorama, el peronismo deberá afrontar el camino hacia las presidenciales del 2023. No será fácil; casi se diría que se hace muy difícil nadar con un ‘salvavida de plomo’, como es la actual gestión nacional.

Mientras tanto, los ‘rupturistas’ continúan con su operación, que hasta el momento no les ha resultado, pero que va mostrando una clara afectación hacia el interior del espacio frentista que conduce el peronismo (que electoralmente se denomina: Frente de Todos).

Existen dirigentes de agrupaciones, como algunos intendentes bonaerenses y varios sindicalistas de peso que siguen apostando a que Alberto Fernández tome distancia de Cristina Fernández. Como si se tratara de una disputa personal, y como si ello no fuera a terner (durísimas) consecuencias.

Estos sectores se consideran albertistas, o peronistas (a secas) para tratar de manifestarse en contra de lo que denominan: el kirchnerismo.

Inclusive reniegan de la unidad que Cristina defiende a rajatablas, argumentando que ello solo le sirve a ella y a su hijo (por Máximo Kirchner).

Posición que hace ilusionar al antiperonismo militante imaginando un Alberto Fernández rodeado de albertistas, y confrontando con el espacio que se identifica con Cristina Fernández. Consideran que ellos –los albertistas de esta hora-, son más (numéricamente) que “el kirchnerismo”. Analizan desde una supuesta superioridad numérica, sin comprender que el peronismo ha sido, es, y será frentistas.

Sin recordar que a lo largo de la historia, cuando el peronismo equivocó ese camino frentista y pretendió arriar sus banderas, terminó en el fracaso y ello, repercutiendo gravemente en la Nación.

Estos sectores que han llevado al inmovilismo al peronismo –quién lo puede negar?-, reclaman urgentes internas, para con ello –dicen- que cada sector interno del peronismo tenga el espacio que merece. Porque consideran que de esa forma, ‘se sacarán de encima’ al “kirchnerismo”.

Suena delirante...?

Claro

Acaso alguien imagina lo que sería un Alberto Fernández sin el respaldo de la principal dirigente política de Argentina...?

Acaso alguien se imagina a la unidad del Frente de Todos, estallando por los aires...?

Acaso alguien se imagina a un presidente peronista aplaudido y halagado por los medios hegemónicos...?

Acaso alguien se imagina a los dirigentes sindicales negociando alegremente con los poderes económicos, financieros, comerciales e industriales la ‘actualización’ de los convenios colectivos de trabajo...?

Acaso alguien imagina a una política exterior peronista del brazo con la OEA y Washington...?

Acaso alguien imagina a un gobierno peronista autorizando la instalación permanente de bases militares en Misiones, Neuquén y Tierra del Fuego...?

Acaso alguien imagina a un peronismo (siglo 21), ajustados y fondomonetarista...?

Interrogantes a los que se podrían sumar unos cuantos más, teniendo en cuenta cual es el pensamiento de muchos de los llamados ‘albertistas’ y sus aliados o acompañantes circunstanciales.

Este mal presente del peronismo (y del Frente de Todos), no es por causa de lo hecho por Cristina Fernández, ni por Máximo Kirchner. Ello obedece a lo hecho y a lo no hecho por Alberto Fernández.

Aquella carta de la vicepresidenta mostrando cual es la verdadera relación que impone el primer mandatario ha sido por demás de clara y contundente.

El aislamiento del peronismo (que gobierna) respecto a la sociedad no puede ser ocultado por nadie.

Dentro de esta situación, quienes consideran que el objetivo principal debe ser el rupturismo y avanzar en espacios con ‘ayuda’ externa (principalmente de los medios hegemónicos), confrontan con quienes priorizan la unidad y plantean que la lucha debe darse de manera interna.

En este sentido, quienes apuestan por reforzar a Alberto, lo que en verdad buscan es ocupar los espacios que pueden generarse tras una ruptura, y condicionar las candidaturas del 2023. Allí radica la gran ambición.

Por ello insisten con un discurso de supuesto “democratismo” interno, para en una disputa interna, lograr que un gran amontonamiento se quede con la mayor porción de la torta peronista. Porque –dejemos en claro-, serán los primeros en desmarcarse del frentismo, y buscarán ahuyentar a los aliados, para tener más para repartir entre ellos.

Poco y nada les interesa la Nación; ni siquiera piendan en Alberto Fernández; a él solo buscan usarlo para el rupturismo, para luego abandonarlo ante la oposición y los medios hegemónicos.

Que el albertismo (de primera o de segunda hora...) plantee el alejamiento del mandatario de Cristina Fernández no es más que un suicidio. Porque significaría desconocer que Alberto Fernández (su candidatura y su triunfo) fue consecuencia del frentismo y la estrategia de Cristina Fernández. Y desde el mismo momento que asumió es –también- su principal sostén.

Porque el albertismo solo es una ilusión  creada por los medios hegemónicos, y la oposición derechista, neoliberal y antiperonista. Ellos buscan crear como un “peronista bueno”, ante los “peronistas malos”, o directamente (afirman) los “no peronistas” (señalando al “kirchnerismo", concretamente).

Se imaginan a un “peronista bueno” sostenido por el antiperonismo...?

Sería una suerte de Miguel Angel Pichetto 2...

No es casual que agrupaciones peronistas (que en los últimos tiempos han dejado de ser “mala palabra” para los medios hegemónicos) hayan sido los principales alentadores del rupturismo, desde diciembre de 2015 (apenas asumió Alberto Fernández). Tampoco es casual que esas agrupaciones hayan redoblado su apuesta rupturista desde las Paso, y en medio de las legislativas recientes.

Mucho menos es casual que el 17 de noviembre se haya armado un acto de apoyo al mandatario, donde esas agrupaciones y algunos gremios ya se mostraron abiertamente rupturistas. La diferencia en este caso es que buscando mejorar su performance, han apostado a diferenciar a Cristina Fernández de Máximo Kirchner.

Si no pudieron alejarlos en conjunto, ahora buscan una separación en cuotas y por separado.

Esta idea (macabrita por cierto, que no alcanza el nivel de macabra, viendo de quienes viene...), “valora” que la vicepresidenta –dicen- está totalmente de acuerdo con la forma en que Alberto Fernández (y el económico ministro Martín Guzmán) llevan adelante las negociaciones con el FMI. Buscando instalar que los que se oponen a ello son Máximo Kirchner y otros dirigentes “kirchneristas”.

Dentro de estas delirantes (y ambiciosas) maniobras, hasta plantean que Cristina Fernández estaría ‘colisionando’ internamente (dentro de su sector), y que ello la debilita.

Lo cierto es que esos sectores albertistas acusaron el golpe político interno (y público a la vez) de la carta de la vicepresidenta, porque expuso la realidad ante la sociedad. Que ella no maneja a nadie, y que el presidente tiene total libertad e independencia.

Lo que significó que todo lo que no se hizo o se hizo mal era de su... exclusiva responsabilidad (y no de ella). A la vez, sirvió para detener el amiguismo pro-fondomonetarista del funcionariado nacional. Inclusive la mejor muestra en el sentido de lo verídico y acertado del contenido de la carta lo dio el propio presidente al disponer cambios ministeriales y (verse obligado) a cambiar en cierta forma el discurso.

Pero además, y si para alguno quedaban dudas, tras el fracaso en las Paso, se revitalizó (algo más, no tanto) el peronismo y se movilizó para recuperar votos, y evitar que en las legislativas del 14 de noviembre se produjera una catástrofe política.

Lo peligroso del reciente post-combate electoral, es que algunos intendentes, gobernadores y ministros nacionales creen que el mejoramiento en las urnas ha sido un triunfo exclusivamente de ellos. Que así porque sí, de la nada, y por propia decisión “salieron a jugar en la cancha”. Si fuera sí, porqué perdieron dos años...?

Un análisis limitado y que solo se hace desde la propia necesidad y ceguera. Tras las Paso y la carta de la vicepresidental, muchos intendentes, gobernadores y ministros se vieron obligados a salir a jugar. No solo porque habían perdido (y mal), sino porque desde la misma base peronista existió un claro reclamo, incornformismo, protesta, y enojo.

Que el mandatario haya dicho en el acto del 17 de noviembre que han existido reclamos por el armado de las listas de candidatos, más que una autocrítica, lo que pretende es efectuar un “preparado del terreno”, para limar la unidad y avanzar hacia una imprevisible lucha interna, que pone en riesgo la propia existencia del Frente de Todos (con vistas al 2023).

Pareciera que algunos todavía no han tenido tiempo de leer a Juan D. Perón, particularmente en lo referido a “primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres”. Es posible que algunos conozcan de menoria canciones como It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding), Just Like A Woman, y Tangled Up In Blue, del estadounidense Bob Dylan... Bueno, no hay que desesperarse, siempre existe tiempo como que alguien trate de buscar algún entretenimiento o lectura más interesante...

Mientras tanto, el Jefe de Gabinete Juan Manzur entiende que le toca cumplir un ‘papel histórico’ (¿?) en esta etapa para fortalecer que algún gobernador termine integrando la fórmula presidencial en 2023. Si bien ello posiblemente va a ser un imposible para el camaleónico Juan Schiaretti, bien podría serlo Sergio Uñac.

Se trata de un político muy bien visto por los poderes concentrados, que ha sumado ‘antecedentes’, como en 2017 cuando cruzó declaraciones de Cristina Fernández; o como en marzo de 2019 cuando le ‘recomendó’ “que no se vuelva a presentar”...

Como se puede observar, el 2023 no está tan lejos. Si se analiza desde la gestión de Alberto Fernández, casi se podría afirmar que día a día en forma agigantada (como en una cuenta regresiva) ese año se acerca a gran velocidad.