Mar. 14. May 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

KING KONG EN ARGENTINA…

KING KONG EN ARGENTINA…

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  El poder económico argentino se radicaliza. No solo son opositores, sino que entidades de importancia como son la UIA (Unión Industrial Argentina) y la SRA (Sociedad Rural Argentina) han quedado en manos de los sectores más reaccionarios, antinacionales y antipopulares del país.

Nadie pretendía que dentro de ellos aparecieran dirigentes que adhiriearn a un proyecto nacional y popular; que va. Pero al menos, se esperaba y deseaba (y necesitaba) que sus conducciones fueran dialoguistas y no anti-peronistas.

Pero evidentemente la tendencia que se impone en las potencias occidentales se replica en sus colonias (como Argentina).

De esta forma se podría afirmar que los gorilas locales han sido desplazados por King Kong; o sea: el gorila globalizado.

Esto constituye un duro golpe para un gobierno argentino con el rumbo desconocido y apostando a una suerte de socialdemocracia.

Con las nuevas dirigencias de la Unión Industrial Argentina y de la Sociedad Rural Argentina se concentra el poder del (ya de por sí) fortísimo bloque opositor del poder económico que torpedea a diario al gobierno de Alberto Fernández.

Las ‘figuras’ emergentes de ambas entidades son sus titulares Daniel Funes de Rioja, y Nicolás Pinto, respectivamente. Los cuales por simple formalidad y compromiso maniofestaron su disponibilidad al diálogo. Algo que nadie (ni ellos mismos) creen.

Es bueno aclarar que los que dejaron dichos espacios no eran oficialistas, ni mucho menos adherentes al gobierno peronista. Pero por lo menos –aún con desencuentros y discusiones-, se podía llevar adelante un ‘cierto diálogo’.

El tema estaba –y está- en que sectores de peso dentro de tales entidades reclamaban y exigía más dureza y confrontación. Inclusive en reuniones privadas, el sector de lidera Paolo Rocca (titular del grupo Techint) y que ha sido quienes históricamente manejaron a los industriales, expresaban su total disconformidad con la conducción de la UIA.

De allí que no llamó la atención que Techint impulsara como titular de la UIA a Daniel Funes de Rioja; se trata de una persona que integra la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal). Una cámara donde confluyen las grandes firmas fabricantes de alimentos. Justamente uno de los sectores responsables de la inflación que soporta el gobierno actual…

Funes de Rioja es un mediático personaje neoliberal, ‘aperturista’ económico, reclamador de la flexibilización laboral, enfrentado al sindicalismo, y ferviente antiperonista. Lo increíble del caso es que el nuevo titular de los industriales argentinos… no es un industrial

Una muestra más de los caprichos y poder de Techint, a la vez que la suerte de desorientación que los invade, en medio de un ultra-oposicionismo.

La conducción industrial se considera que está en condiciones de poder ser competitiva a nivel internacional, por lo que reclama el ‘aperturismo’ y desprecia –literalmente- al Estado al que dice no necesitar, ni para recibir protección ni subsidios. Con lo cual dejan en claro que ellos no van a apostar por ninguna ‘vía nacional’, o ‘vía desarrollista’ en su ámbito.

Dentro de la UIA convivían –décadas atrás- dos sectores. El antiperonista y liberal, y el que se beneficiaba con la ‘patria contratista’ (los que nacieron de la sustitución de importaciones, bajo la protección del Estado y como proveedores del mismo).

Ambas tenían diferencias y coincidencias que las llevaban a estar bajo el mismo techo. Se diferenciaban en su visión respecto al poder industrial mundial (y regional), pero se mantenían unidos en sus posiciones contra los trabajadores y contra la recaudación impositiva estatal. Inclusive en esas diferencias, el sector más ligado a ‘lo estatal’, se acercaban a las pequeñas y medianas empresas en cuanto a la necesidad de contar con un Estado que los contenga y un fortalecimiento del mercado interno. Un hecho que hacía que ‘los otros’ (los antiperonistas) desconsiderara a ambos sectores por igual.

Lo cierto es que esta imposición del candidato de Techint constituye un reforzamiento de las posiciones e ideas antinacionales y antipopulares, justo cuando el país, la región y el mundo sufre las peores consecuencias por la crisis mundial del capitalismo, agravada por la pandemia.

Ello significa que quienes desde el industrialismo creen en un Estado activo y protector de la pequeña, y mediana industria, en fortalecer el mercado interno, en llevar adelante una política inclusiva y en proteger la industria nacional, han perdido toda fuerza, y terminaron por ser funcionales al poder de los duros y reaccionarios (y contra el gobierno de Fernández).

En lo que respecta a los ruralistas, el nuevo conductor es ‘hombre’ del macrismo. Impulsado y respaldado por quien fuera ministro de Agricultura de Mauricio Macri (Luis Miguel Etchevehere), y por uno de los ‘financistas’ del PRO (David Lacroze). Se trata de la expresión de lo más reaccionario y derechista del campo, habiertamente antiperonistas y opositores que rechazan cualquier tipo de diálogo con el actual gobierno.

En este aspecto, han perdido espacio los que integran o confluyen en el Consejo Agroindustrial Argentino, que se han mostrado dialoguistas.

Qué le queda ahora por hacer a Alberto Fernández…? Continuar llamando al diálogo a quienes no quieren dialogar…?

El tema está dado en que este no-diálogo lo que busca no es solo mantener sus posiciones económicas, sino –fundamentalmente-, fortalecer el polo opositor y desestabilizador. Lógicamente que la UIA, la SRA, y Techint no están solos en esta cruzada. Porque a ellos se suman el PRO (conducido por Mauricio Macri y Patricia Bullrich), la UCR (aliadísima del macrismo), la Coación Cívica (liderada por la derechista denunciadora, Elisa Carrió), el Foro de Convergencia Empresarial, la Asociación Empresaria Argentina y fundamentalmente el grupo Clarín, y La Nación.

Nuevamente queda expuesta la lucha de dos proyectos: de un lado los que apoyan al gobierno nacional (a pesar de sus dudas, tibiezas, definiciones e indefiniciones) y del otro los que defienden –con simpleza- un capitalismo con más pobres cada vez más pobres y –menos- ricos cada vez más ricos.

En síntesis: cada vez menos espacio para dudas. Las cartas están echadas, y quienes han votado a Fernández siguen esperando para saber si es capaz de reaccionar y de comenzar (más alla de lo hecho ante la pandemia) a impulsar políticas que respondan a un proyecto nacional y popular. Del otro lado -simplemente- han decidido dejar de lado al gorilismo autóctono, para encolumnarse fielmente tras King Kong.