Dom. 12. May 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

LA MUERTE DE TORESANI

LA MUERTE DE TORESANI

Unos estuvieron; otros no...

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  A los 51 años se suicidó el exfutbolista, y actual entrenador, Julio César Toresani. Una muerte que podría haberse evitado.

De sus épocas de jugador puedo decir que no me gustaba. No que fuera ‘malo’; simplemente no era de mi gusto. Ello no significa que no le reconociera que “por algo” jugó en importantes clubes y por tantos años. Tampoco era de mi gusto su forma personal de vivir el fútbol. Porque siempre estaba al borde del choque, generando confrontación, rispidez, fricción, reacción, enojo.

Respecto a su tarea como entrenador, la desconocí. No supe nunca si trabajaba bien o mal. Sí se sabía que por forma de ser, en varios clubes tuvo duras diferencias con los dirigentes.

Igualmente, le valoraba su honestidad, y su forma de expresar su rechazo y cuestionamiento a “las cosas raras” (corrupción, negociados…) en el fútbol.

Un Toresani que superó una difícil situación de salud. De seguro porque -además de la atención médica-, tuvo fuerza voluntad, fe, lucha y contención

Desde PrensaMare habíamos informado de su mal final en Rampla Juniors, en febrero de 2019. Pero no me llamó la atención.

La verdadera sorpresa ocurrió en la mañana del lunes 22 de abril de 2019. Jamás me hubiera imaginado ese final. Porque consideraba que su forma de ser -y en especial atendiendo al haber vencido al cáncer-, lo hacían un tipo fuerte, casi indestructible. Pero me equivoqué.

Porque Toresani atravesaba un duro momento personal, familiar, económico. Quienes lo ayudaron, lo respaldaron y lo contuvieron, hicieron todo lo que sus experiencias, conocimientos y corazones les indicaban.

No existe reproche para ellos, que actuaron de la mejor manera posible.

Quienes no estuvieron, seguramente no se harán responsables de nada, pues sabrán buscar en los más profundo de su ser la forma de “justificar” ese no haber estado.

Quizás el reproche pueda estar en quienes poseyendo capacidad profesional, no se percataron de su aviso (el intento de suicidio de días antes), y de sus comunicaciones vía teléfono celular.

El domingo –se sabe mundialmente-, es el peor día para los deprimidos y/o suicidas. Porque es el preludio del lunes en que se debe enfrentar nuevamente el o los problemas que acosan.

En el caso de Toresani, él sabía que no se había logrado el “avance” que los profesionales esperaban, y que el lunes era el día en que sería revisado, analizado, y se produciría su internación.

Para él, esa internación era la muerte. Y antes que lo maten, prefirió elegir su forma de morir. QEPD.