Jue. 16. May 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

GRITAN AHORA, LOS QUE FUERON SILENCIOSOS CÓMPLICES

GRITAN AHORA, LOS QUE FUERON SILENCIOSOS CÓMPLICES

SANTA FE-ARGENTINA  (por Esteban D’Arret, PrensaMare)  El 17 de agosto la derecha, el neoliberalismo y el antiperonimo salió a las calles bajo consignas numerosas. Una amplitud que demostró –por cierto- la falta de una única consigna unificadora.

A través de un ‘abanico’ de temas, se buscó sumar a lo que ciertos medios hegemónicos califican como el “nucleo duro del macrismo”.

Convocaron a luchar por “la libertad”, “contra el autoritarismo”, “contra la cuarentena”, “contra la reforma judicial”, “contra la corrupción”, “por la libertad de tomar dióxido de cloro”…

Los convocantes políticos apelaron al doble mensaje. Hablaban que convocaba la “ciudadanía”, evitando aparecer ellos, los dirigentes de la oposición en una muestra contundente de su cinismo.

El militante radical (actor) Luis Brandoni, paseó por los medios amigos llamando a marchar. Habría que preguntarle desde que posición convocaba: Como actor? Como ciudadano? Como antiperonista? Como macrista? Como “intelectual”?...

La titular del PRO, Patricia Bullrich hablaba ante los medios llamando a marchar, pero lo hacía “en forma personal” –decía-, y “no por el partido”. Pueden los dirigentes ser tan mediocres que no se animan a asumir su responsabilidad y decisión política…?

Si. Claro que pueden; y lo hacen orgullosos. Claro que mientras marchaban, la propia Bullrich se sacó su careta y reclamó que el gobierno nacional “retire el proyecto de reforma judicial”.

Bueno… dejó en claro por dónde pasaba la protesta. Demostró su clara política extorsionadora, imaginando que el gobierno nacional se va a dejar presionar porque unos cuantos miles de bullangueros reaccionarios, salieron a las calles a tocar las bocinas de sus autos…

La prensa hegemónica le otorgó mucho, demasiado, exagerado tratamiento a la protesta callejera. Y se entienden: han sido coherentes con su posición que vienen sosteniendo desde hace muchos años.

El tema que deberían analizar es que estas expresiones de odio callejero y de irresponsabilidad social (en plena pandemia) son cada vez menos numerosas, y toman parte de ellas los antiperonistas, los derechistas, los neoliberales; o sea: quienes nunca antes, ni ahora, ni a futuro van a votar al peronismo.

Se trata del lumpenaje de la derecha más reaccionaria e inepta. Los mismos que durante los 4 años de Mauricio Macri en el gobierno fueron silenciosos acompañantes de uno de lo peores azotes y desastres administrativos soportados por la Nación en su historia democrática.

Los mismos que en provincia de Buenos Aires hicieron lo mismo junto a la inepta y siempre sonriente Maria Eugenia Vidal. Los mismos que acompañaron a Macri en sus dos gestiones como jefe de gobierno porteño, y ahora lo hacen alegremente con Horacio Rodríguez Larreta.

Resulta evidente que el macrismo decidió utilizar la estrategia del constante y periódico ataque, como forma de relacionarse con el gobierno nacional. Una suerte de “guerra de guerrilla” de desgaste, tratando de mostrar fuerza al peronismo; de estar presente ante la sociedad argentina; y tratar de reagrupar su propia fuerza.

Ante esta cruda realidad, la oposición deberá tratar de buscar otra forma de ‘construir’ política, porque este camino es equivocado.

Y es allí donde surge la mayor preocupación de quienes defendemos la democracia. Porque está el claro riesgo que esta conducción de lo que se llama “la nueva derecha”, es capaz de cualquier cosa. Lo demostraron cuando fueron gobierno. Y ahora, fuera de él, no van a dudar en apelar a cualquier hecho que les permita alguna posibilidad de triunfo.

Sus espejos están en Jair Bolsonaro, Donald Trump, Matteo Salvini, Mariano Rajoy, Alvaro Uribe, Sebastián Piñera y Benjamin Netanyahu. Se trata de personajes que asustan con solo nombrarlos, pero existen quienes no dudan en pretender imitarlos.