Mar. 14. May 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

DICIEMBRE 2001: MEMORIA DEL CAOS DEL RADICALISMO (Rodolfo O. Gianfelici)

DICIEMBRE 2001: MEMORIA DEL CAOS DEL RADICALISMO (Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Pareciera que los hechos jamás existieron; los medios hegemónicos se han ‘olvidado’ de recordar uno de los momentos má dramáticos que afrontó el país en democracia, y de lo que se cumplen –en estos días-, 21 años.

Un presidente que hizo campaña basado en promesas irrealizables (a sabiendas), que a poco de andar comenzó a mostrar su verdadero rumbo e incapacidad. La protección de los medios hegemónicos no alcanzó para encubrir el desastre y corrupción del gobierno del radical Fernando de la Rúa.

Finalmente, un decreto presidencial, una cadena nacional, el intento del mandatario de sacar el Ejército a las calles, y miles de personas protestan en todo lugar público que pueden.

De la Rúa anuncia “estado de sitio” y lejos de tranquilizarse, la situación se agrava. Porque las represiones de fuerzas nacionales y provinciales no se quedan atrás. A las protestas pacíficas, la Alianza (de radicales y ‘progresistas’) le responde con balas.

Días difíciles para el país, con el instalado: “que se vayan todos” y con 38 personas asesinadas; con centenares de heridos y miles de repremidos y detenidos en todo el país.

Para el sistema, para la clase dirigencial en general y para los medios pareciera que ello que sucedió apenas 21 años atrás, jamás existió.

Fue un nuevo avance del neoliberalismo que debió confrontar con la resistencia ciudadana. Las protestas sociales del 19 y 20 de diciembre de 2001 pareciera que no le han hecho comprender a la derecha y al neoliberalismo que sus ‘soluciones’ lejos están de ofrecer una Argentina mejor.

Así lo demostró Mauricio Macri gobernando (o saquenado) el país entre 2015 y 2019. Así lo demuestra este gobierno tibio, mediocre, inepto y sin ideas.

La sociedad –pese al silencio de los medios y las clases dirigenciales- todavía esperan justicia por aquellos sucesos sangrientos de 2001. Claro que poco y nada se puede esperar de una justicia que tiene en cabeza a un personaje siniestro como Horacio Rosatti. Ese que quiso entrar por la ventana (a través de un decretazo de Macri) en la Corte; el mismo que apoyó el “2x1” para beneficiar a los criminales de la dictadura; el mismo que se autoeligió para el cargo, que preside el Consejo de la Magistratura, y oficia (hasta de) legislador...

No debemos olvidar que esta justicia fue la que citó en su momento a Fernando de la Rúa en calidad de “testigo”. Testigo de qué...? Si él como presidente era el máximo responsable.

Un mandatario que escapó en helicóptero abandonando sus responsabilidades y dejando un país en llamas. Un político que debió ser juzgado y condenado ya que se comprobó su responsabilidad en los hechos en los fundamentos (de la condena de su Secretario de Seguridad Enrique Mathov).

Una situación tan complicada para el neoliberalismo, la derecha y el antiperonismo, que pese a los reclmos y formales pedidos del CELS, el Estado se ha ‘abroquelado’, y se ha negado a desclasificar toda la información de inteligencia en relación con la represión de esos días.

Inclusive la propia clase política argentina en su conjunto, prefiere mirar para otro lado y ‘despegarse’ de esas protestas populares. Como si ese oponerse a la entrega del país, a la corrupción institucionalizada, al mercantilismo político, a la ‘sociedad’ entre partidos, al olvido de las clases populares y sus necesidades constituyeran un delito (¡).

Ese silencio, más que pretender una superación de días trágicos constituye la mejor muestra de las coincidencias ideológicas y políticas de diferentes partidos para defender el neoliberalismo y las políticas derechistas. Incluso aquellas que –como en diciembre del 2001-, fueron defendidas con la represión.

Frente a ello, el deber de quien se opone a esta sociedad injusta (más allá del partido, sector social o nada que elija), es el de tener memoria. No se puede permitir que quienes quieren imponer el olvido, triunfen.

Porque ellos son los mismos que hablan de “grieta”, cuando fueron los responsables de la continuidad histórica del entreguismo ante el colonialismo británico; las persecuciones de los caudillos federales; la guerra contra Paraguay; el fusilamiento de Dorrego; la represión en la Patagonia y de la Semana Trágica en los Talleres Vasena; los de la ´década infame’; los que se encolumnaron con el embajador estadounidense en la Unión Democrática; los que pusieron bombas en pleno centro porteño asesinando civiles; los que bombardearon el centro capitalino dejando más de 300 muertos civiles; los que dieron el golpe de estado de 1955; los que fusilaron a Valle y civiles y militares; los de la Masacre de Trelew; los que se disfrazaron de la terrorista triple a; los del golpe de 1976; los de la dictadura de 1976 a 1983; los que impulsaron las privatizaciones y el saqueo del estado en los ’90; los que azotaron el país entre 2015 y 2019; los que hoy constituyen lo peor de la oposición fascista.

Olvidar diciembre de 2001 es hacerle el juego a ellos, a los que hablan de “la grieta” y se mimetizan para continuar destruyendo al país y explotando a las mayorías populares.