Jue. 16. May 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

CUANDO LO PANFLETARIO SE DISFRAZA DE "PERIODISMO"

CUANDO LO PANFLETARIO SE DISFRAZA DE

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Tratar de describir qué es Clarín (como grupo empresarial) no es fácil, por un lado; pero a la vez sencillo por el otro.

Porque es difícil que el ciudadano común pueda entender que poseen numerosos diarios, decenas de radios, canales televisivos, productoras, y campos de arrozales; pero también son acreedores de la deuda externa argentina; y controlan fundaciones y entidades intermedias.

Fijan la agenda periodística nacional (o sea que establecen de qué se habaln en todos los medios del país; inclusive en los que no controlan). Lo que les permite ejercer un fortísimo poder (o control) sobre la clase dirigencias argentina. Cientos, miles de funcionarios, políticos, legisladores, intendentes, gobernadores, jueces, fiscales, religiosos, empresarios, comerciantes, fabricantes sienten temer de caer en la ‘atención’ o ataques periodísticos del grupo.

Es bueno recordar que alguna vez su máximo responsable dijo con total desprecio y muestra de asquenate poder que: “en el país nadie soporta tres tapas en contra de Clarín”.

Claro que se equivocó, porque Néstor Kirchner y Cristina Fernández debieron soportar una década de vergonzantes ataques, que incluyeron mentiras, maniobras, destratos, insultos, intrigas, extorsiones…

El grupo obtuvo un triunfo transitorio instalando a su candidato Mauricio Macri en la presidencia –es cierto-, para terminar con un rotundo fracaso en las urnas en el 2019, cuando el mimso, buscando su reelección se transformó en el primer argentino que en ese objetivo, no lo logró (Carlos Menem y Cristina Fernández, si).

Pero todavía le faltaba más al grupo, porque debió soportar (sin entender) que la propia Cristina fuera la estratega de la unidad y el triunfo del peronismo en 2019, con Alberto Fernández como presidenciable, y ella como compañera de fórmula. Algo impensado para el grupo un año antes

Pero decíamos que este accionar inescrupuloso y violento muestra que la acarecterización del gripo es sencillo: porque constituye el grupo empresarial (disfrazado de ‘periodístico’) antinacional y antipopular más poderoso de Argentina.

Encarna el odio, el desprecio, la claudicación soberana, la explotación, el robo a la Nación, de la manera más sencilla y contundente.

Si alguien tenía dudas, el 26 de abril del 2020 el diario se encargó de publicar el artículo “Coronavirus en Argentina: Cristina Kirchner pone en aprietos al Presidente y a Horacio Rodríguez Larreta le entran las primeras balas”. Una muestra contundente de sus objetivos.

Comienza expresan que “Alberto está enojado”; que “Alberto está furioso”. Pero no un enojo cualquiera, sino contra funcionarios suyos a los que identifica como el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y el Ministro del Interior Eduardo de Pedro. Continuando el relato porque ellos “reportan” a “Máximo Kirchner, el líder de La Cámpora, la agrupación en la que milita el secretario. O a la jefa política de todos ellos, Cristina Fernández de Kirchner”.

Bueno: allí está la cuestión; tantas vueltas para decir que el enojo del presidente sería con la Vice. Algo con lo que sueñan, alientas y se desespera el gorilismo, el antiperonismo violento.

Porque –dice el artículo- “La vicepresidenta se ha vuelto a colocar en el altar del poder”. Una expresión que no dice absolutamente nada. Porque no aporta probanza de hechos. Y habla de una “administración bifronte” (o sea de dos cabezas).

Pero he aquí que el político antiperonista disfrazado de periodista que hizo el panfleto se equivoca. No existe una daministración con dos cabezas. El presidente es uno solo; y él es el responsable del gobierno nacional. Mientras que la conducción política, y gestora de la unidad y el triunfo peronista es Cristina. La misma que… eligió a Fernández como candidato

Abonando el ansiado divisionismo interno en el gobierno, el que hizo el artículo dice que “Los sectores puramente albertistas” (existe el ‘albertismo’….?) quieren que deje de ser “condescendiente”, porque las encuestas lo ponen “muy por encima del resto” y reclama que… echen a alguien.

Si. En medio del coronavirus, el articulista quiere acrecentar la división interna en el gobierno y busca “sangre política”. O lo que es lo mismo dividir, abrir frentes inncesaarios y –principalmente- ir dejando a Fernández aislado del peronismo en su conjunto para reforzar el “albertismo”.

Algo así como re-editar el isabelismo, el lopezrreguismo, el menemismo, el duhaldismo, que son apenas ilusiones del odio antiperonista que se pierden en los reovecos de la historia, porque con el tiempo, siempre perdura el peronismo.

Y en el abono de ese odio hasta pone en pensamiento y/o boca de los ‘albertistas’ que está bien que cada tanto aparezca Cristina, porque ello reforzaría a Fernández entre los sectores que odian a Cristina…

Continúa el relato clarinetista sosteniendo que tras el retorno de Cuba, ha crecido “la gravitación de Cristina”. Inclusive se anima a reproducir lo que sería una afirmación secreta y contundente (en contra de ella). Y refiere a que “Los temas que le importan no los larga nunca” (según alguien de confianza de ella, habría comentado).

Acaso eso no es lo que hace cualquier mortal? O lo que es de interés de alguien lo va a dejar de lado para que se encargue otro…?

Acaso el grupo Clarín como representante y cabeza del odio antiperonista ha dejado de lado este tema que tanto le interesa, para que lo encabece otro….? No, por supuesto

Inclusive cita que la Vice se contacta con el Presidente, para tratar temas de interés. Acaso eso no es lo correcto y conveniente…? No olvidemos que ella es la titular del Senado, la segunda en sucesión presidencial y la gestora de la unidad y el triunfo peronista.

Sin embargo, el articulista-político habla de “las obsesiones de la expresidenta”, que enumera y detalla: “Monitoreó la presentación de la oferta a los acreedores”, como si fuera un delito; “mantiene diálogo abierto y cotidiano con el ministro Martín Guzmán”, como si ello fuera inconveniente; “le otorgó a Juan Martín Mena, el secretario de Justicia, la facultad de negar los pedidos de acceso a la información pública, entre otras cosas para proteger los datos del Instituto Patria” (¿?); “fue la autora intelectual del proyecto para cobrar un nuevo impuesto a las grandes fortunas”, un acción que apenas alcanza a 11.000 multimillonarios en un país de 47 millones de habitantes…; “confrontó con la Corte Suprema para que le dieran luz verde a su idea de que el Congreso sesionara en forma virtual”, lo cual no fue así, sino que pidió que dicho cuerpo se expida al respecto, para evitar que –de haberlo hecho sin consulta-, la misma Corte pudiera haber invalidado lo que el senado tratara y aprobara; “mantiene su red de contactos con los municipios del PJ y, sobre todo, con Axel Kicillof”, como si ello fuera una imposición y no el resultado de una construcción política.

Esos son los hechos ‘cuestionables’ (¿?) de la Vice… Pero le critica que ella “no habló nunca en público sobre la pandemia”, lo que en verdad no ha sido considerado necesario ni conveniente. Es un momento en que el poder político (el Presidente) debe ‘hablar’ con sus actos, y así sucede; para qué hablar entonces…?

También afirma el opinador haciendo futurología barata que Cristina ‘cuida’ el territorio bonaerense porque es desde “donde aspira a generar la renovación en 2023. Léase Máximo o léase Kicillof”. Y si así fuera: dónde está lo incorrecto o cuestionable…?

También muestra el escritor su deseo de evitar que Cristina pueda ser considerada una dirigente que no desea la muerte de ciudadanos a causa del coronavirus. Por eso se encarga de ser preciso al citar que “La prioridad del Gabinete nacional continúa puesta en evitar la mayor cantidad de contagios y muertes”. O sea: le cuestiona a la Vice que no habla, pero la separa de quienes luchan contra la pandemia.

En la parte final del panfletario texto se refiere al gobierno porteño del macrista Horacio Rodríguez Larreta, al que le recuerda “La sospechosa compra de barbijos importados a 3 mil pesos y a $77 los nacionales”; y “la contratación directa de un hotel que tiene vinculación con su media hermana”. Referencias más que auna cruzada “anticorrupción” del grupo Clarín que a un pase de facturas por su buena relación con el gobierno nacional en estos tiempos de virus. Un hecho que se contrapone con la dureza y tropeza de lo más repudiable del antiperonismo encarnado en Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

No en vano el mismo articulista dice más adelante que existe “malestar de Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto y Patricia Bullrich con el alcalde, que se agudizó cuando lo vieron sentado al lado de Alberto y Cristina”. Puede haber una expresión 'periodística' más repudiable y gorila que ella...?

No en vano en la misma mañana del domingo 26 la operatoria antiperonista hizo que el impresentable de Miguel A. Pichetto apareciera en canales de aire y de cable desde la mañana y hasta elmediodía reclamando contra la cuarentena y exigiendo más apertura, porque ello “afecta a la economía”.

Quien opina de afectación de la economía es el mismo que avaló los 4 años de destrucción (2015-2019) de Macri y que a las apuradas se subió al acrro electoralista del macrismo, que en su desesperación por buscar derrotar a la fórmula peronista (Alberto-Cristina), no dudó en buscar un… peronista como Pichetto (¡).

Al parecer este hombre sufre de amnesia y está tratando de buscar un espacio entre la dureza (Macri-Bulrrich) y el oportunismo (Rodríguez Larreta-María E. Vidal). Lo que si tiene en claro es que al peronismo… no tiene retorno.

Para el cierre, el escriba de turno le endilga –en forma de desafío. Y de advertencia clarinetista que el PRO y la UCR tienen “dirigentes carecen de audacia”. Los responsabiliza de falta de ideas (vaya novedad) y de no querer hacer funcionar el Congreso…

Llamativo por cierto que desde dicho grupo quieran un Congreso abierto cuando fueron los principalísimos sostenedores mediáticos del mismo ámbito vapuleado entre 1976 y 1983…

Habrá que cerrar con una afirmación archiconocida, pero no por ella pasada de moda: Clarín miente.