CIUDAD DE MÉXICO-MÉXICO  (PrensaMare)  Es común que en los últimos años en ciertos lugares del mundo, los mandatarios recién asumidos hablen de la “herencia recibida”. Una forma de tratar de escudarse en lo que les dejó el gobierno anterior, para explicar lo (poco o nada) que ellos harán en su gestión.

En el caso de Joseph Biden, bien podría apelar a ello, tras el zafarrancho construido por Donald Trump entre 2017 y 2021. No sabemos si el recién asumido apelará adicho ‘latiguillo’ de la “herencia…”.

Lo cierto es que el demócrata Biden deberá enfrentar temas calientes, tanto a nivel interno como externo.

El coronavirus se encuentra avanzando en medio de un país que ‘se las arregla’ como puede, ante la ausencia de una coherente política nacional, y al momento (25 de enero) apenas vacunó al 5 por ciento de la población (debe llegar a los casi 330 millones de personas).

Por el lado de la economía, más allá de las autofelicitaciones (incoherentes) que solía hacerse Trump por su tarea, lo cierto es que el país está sacudido. La economía está afectada (y cómo); con pérdidas de puestos laborales que se siguen perdiendo de manera continuada desde hace un año.

En cuanto a la problemática internacional, los temas con China, Rusia, Europa y el cambio climático, constituyen los problemas principalísimos.

Desde que asumió, Biden ha tratado de marcar diferencia con el trumponismo. Respecto a la pandemia, recibió 24 millones de casos y más de 400.000 víctimas fatales. Mientras EEUU es el 4% de la población mundial, ya tiene el 25% de los contagios mundiales; y por si fuera poco, el 20% de las muertes.

La idea de Biden es la de colocar 1 millón de dosis por día en los primeros días de su gestión (o sea: seguir el ritmo establecido por Trump en los últimos días de su gestión).

También envió un mensaje sobre la problemática social diciendo que el gobierno federal “busque un enfoque exhaustivo para avanzar en la equidad para todos e incluir a grupos racializados y otros que han sido históricamente postergados, marginalizados y afectados negativamente por la pobreza y la desigualdad persistentes”.

Mientras, se estima que llevará adelante un paquete de rescate de 1,9 mil millones de dólares para apuntalar una economía golpeada.

No se sabe a ciencia cierta cuántos desocupados existen. Pero casi 30 millones de adultos y 8 millones de niños no acceden a los alimentos necesarios.

Respecto al cambio climático, se busca enviar otro mensaje al mundo. Por ello mediante un decreto presidencial, devolvió al país a la lista de países que se enmarcan en el Acuerdo de París (contrario a lo hecho por Trump). Y tratando de mostrar una cierta ‘inclinación’ hacia lo ecológico, rescindió el permiso del oleoducto y gasoducto Keystone XL (proyecto aprobado por Trump para transportar petróleo desde Canadá hasta Estados Unidos). Lo que generó el disgusto del primer ministro canadiense, Justin Trudeau (pues es un ‘golpe’ a la economía futura de la provincia de Alberta).

Además, Biden anticipa otro tipo de relación con sus vecinos. Ya habló con el propio Trudeau y con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Los temas bilaterales y regionales resultan de importancia para esta administración novel. Con este último se analizó también, la problemática inmigratoria.

Las grandes incógnitas están respecto a Rusia, China y Europa. Respecto a estos temas, lo que le dejó Trump han sido nada más que conflictos.