Dom. 19. May 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

QUE NO HAGA MÁS DAÑO...

QUE NO HAGA MÁS DAÑO...

Con un país en llamas...

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Hace rato que el gobierno de Mauricio Macri está políticamente terminado. Lo sostienen Donald Trump, y “los mercados”. Sus dos grandes beneficiados, que tratan de usarlo –ahora- como herramienta para negociar un apriete al peronismo.

Se podría decir que se asiste a un gobierno en “coma inducido”, con un presidente que ni reina ni gobierna. Solo espera. Aunque en verdad debería decirse –como Raúl Scalabrini Ortíz-, “El hombre que está solo y espera”.

Porque Macri va sufriendo desgajamientos de sus halagadores, que buscan tirantes por dónde correr. Que buscan como desentenderse del caos. Que buscan acomodarse –sin son legisladores- al nuevo poder que se construirá en el país.

En esta desesperada retirada, intentan condicionar la llegada de Alberto Fernández. Por el lado de Trump, incluyéndolo en su estrategia regional; por el lado del FMI, a que se sume silenciosamente a lo firmado en 2018 y 2019; y por el lado de “los mercados”, a que ‘garantice’ el rumbo (¡).

Se busca instalar que lo único que puede garantizar una Argentina pacífica y previsible es respetar el acuerdo firmado por el Gobierno con el FMI. Caso contrario –dicen-, se producirá un ‘caos’. Y ello no puede suceder… porque ya se asiste al caos

El tema es que el FMI prometió un desembolso de los 5.400 millones de dólares  en setiembre. Pero claro; una promesa hecha según las encuestas y el optimismo macrista, que el domingo 11 de agosto (en las urnas) hizo desbarrancar. Ese dinero prometido solo serviría para que Macri no escape en helicóptero… Pero eso, a “los mercados”, a Trump, y al FMI, qué les importa.

Para el poder dominante, Macri “ya fue”; ahora deben operar sobre Alberto Fernández. Allí ponen toda su energía. Pretenden comprometer públicamente al candidato; por ello –por ahora- no lo atacan tanto.

Lo cierto es que –aunque parezca mentira- los máximos responsables del presente caos argentino, pretenden que el próximo gobierno no solo acepte dicho estado, sino que le reclaman que profundice, para un futuro mejor (¿?).

Pretenden un Fernández simil María Estela Martínez, simil Carlos S. Menem, simil Eduardo Duhalde. Pero hasta ahora solo han logrado arrancarle una promesa de renegociar con el FMI.

Lo que sucede es que la hipocresía gobernante, la realmente dueña del poder, y los medios comunicacionales buscan avanzar lo más que puedan para que Fernández llegue debilitado. Todos ellos ya sabían de antemano que el acuerdo Macri-FMI fue una escandalosa maniobra a nivel mundial para sostener lo insostenible. Que era imposible de cumplir (como ya sucedió en 2018 y 2019) y que debe renegociarse. El tema está bajó que condiciones uno se sienta a la mesa.

Puede hacerlo como simple sirviente, clásico claudicante y (disimulado) empleado fondemonetarista (caso Nicolás Dujovne, por ejemplo), o defendiendo los intereses nacionales y populares (aunque ello suene muy década de los ’70…).

Macri “ya fue”; lo mismo que ese acuerdo en el que ni ellos creían, pero consideraba necesario. Casi como un balde de agua en medio de un incendio. El FMI dio su mano (igual que Trump); el tenma es que ellos quieren pasar la factura, y no estará Macri para pagar…

De allí que quieren que el macrismo les ayude a domesticar a quien lo sucederá. Inclusive ya se habla de fechas, dejando en claro que, como un remedio con fecha de vencimiento adelantada o un simple preservativo, Macri ya no es necesario.

El gobierno y el optimismo neoliberal y derechista prometía un balotaje triunfador. Pero todo indica que no pasarán de la primera vuelta. Por ello “los mercados” han acelerado su maniobra. El viernes antes de las PASO, el dólar futuro de diciembre (tras las elecciones) cotizaba a $ 58. El lunes después de las PASO, el dolarazo llevó su cotización a… $ 58.

Ello demuestra que la maniobra ya estaba en marcha. Solo esperaban que pasaran las elecciones. En medio de semejante claridad, un desaforado Macri salió a acusar al peronismo de la megadevaluación, por la inseguridad que produce. Semejante acusación es propia de una mente enfermiza, de un trasnochado o un hipóctita.

En esta maniobra el poder real, inclusive no duda en proponer un adelantamiento electoral, para sacarse de encima a un Macri que no les sirve. De allí que toda la información que gira en torno a “medidas económicas” o al mismísimo ministro Hernán Lacunza, es todo des-información. Porque este gobierno está muerto.

La urgencia fondomonetarista choca con la realidad de Alberto Fernández, que no quiere asumir posición ni compromiso alguno hasta no asumir (si triunfa). Porque todo indica que –de ser normal- Macri debería entregar la banda presidencial el 10 de diciembre. El tema es… cómo llegar a esa fecha

Porque si al macrismo y al FMI le interesa la Constitución Nacional, en su artículo 95 establece que la elección se hace dos meses antes que el presidente termine su mandato. Teniendo en cuenta el 10 de diciembre, y que se votará el 26 de octubre -si se decide respetar dicho plazo-, la elección solo se podría adelantar en unas 2 semanas a lo programado. O sea que no cambia aboslutamente nada. Hablar de un cambio a ello ya es algo imposible.

Mientras tanto, los creyentes que recen para que Macri no haga más daño.