Lun. 13. May 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

EL DESPLANTE DE ZELENSKI A LULA (Rodolfo O. Gianfelici)

EL DESPLANTE DE ZELENSKI A LULA (Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Y continúa el ocultamiento de hechos importantes a nivel internacional por parte de la prensa occidental.

El hecho encuentra a dos protagonistas. Por un lado un actor, convertido de la noche a la mañana en político; que llega a la presidencia de Ucrania, y que con los años se transforma (o ya lo era?) en un delincuente y criminal apañado por occidente.

El otro es un histórico luchador y dirigente sindical y político, presidente brasileño, perseguido y vuelto a elegir por su pueblo. Un exponente de una visión progresista del mundo, particularmente alejándose de los centros de poder occidentales.

Se tra de Volodymir Zelenski y de Lula da Silva. El primero, que ha llevado a Ucrania a una verdadera masacre, mientras se enriquece. El segundo, regresado a la presidencia de su país, busca construir y fortalecer un polo del multilateralismo desde Sud América.

Dentro de esta segunda acción, Lula dispuso que su asesor presidencial Celso Amorim viajara a Kiev. A su vez, Zelenski designó un nuevo embajador ucraniano en Brasil. Hechos para renovar las relaciones entre ambos países. Pero claro, cada uno de esos hechos contenían objetivos diferentes.

Y quedó evidenciado con la actitud de desprecio de Zelenski para con Lula, al no hacerse presente a una reunión con su par brasileño, que podría terminar afectando la reanudación del diálogo Brasilia-Kiev.

Lo hecho por el mandatario ucraniano ha sido una verdadera descortesia para con Lula y su intención de contribuir a la paz con Rusia. Ocurrió que tras negociaciones diplomáticas bilaterales durante la Cumbre del G-7 en Japón, ucranisnos y brasileños terminaron por cerrar un encuentro entre Lula y Zelenski.

Sin embargo, el presidente ucraniano terminó por no asistir y dejar ‘plantado’ a su par sudamericano. La situación fue explicada por el propio brasileño de forma cortes y buscando bajarle el nivel a un hecho gravísimo:

·         "El hecho es muy simple, yo tenía una (reunión) bilateral con Ucrania aquí en este salón. Esperamos y recibimos la información de que se habían retrasado. Mientras tanto, recibí al presidente de Vietnam. Cuando el presidente de Vietnam se fue, Ucrania no apareció. Seguramente tenía otro compromiso y no pudo venir. Esto es simplemente lo que ocurrió".

Expresión demasiado diplomática para tal desprecio diplomático. Lo que pretendió Zelenski fue “apretar”, “presionar” a Lula.

Buscó que Brasil (al igual qie Indonesia e India) se vieran forzados a dejar su posición neutral (en el conflicto con Rusia) y tomara partido a favor de Ucrania. Un verdadero despropósito, que pone en riesgo –inclusive- el papel mediador y acercador de las partes que pretenden cumplir tales países, para solucionar la crisis Ucrania-Rusia.

Zelenski consideró que su encuentro con Lula solo sería productivo si lograba cambiar la posición en materia de política exterior de Brasil. De allí que –anticipado- que ello no sucedería, descartó el encuentro, sin ningún tipo de aviso o de disculpa.

La estrategia de EEUU (verdadero ‘conductor’ de Zelenski) es la de continuar con su “guerra mediática” en razón de seguir perdiendo la guerra militar. Es por ello que ‘trabajan’ y terminan atacando a los países neutrales.

El torcer la posición de Brasil hubiera significado el apoyo de una potencia del sur global. Ocurre que esta parte del planeta considera que dicho conflicto no es viable, pone en riesgo la paz mundial y no quieren ser incluidos de ninguna manera en el mismo.

No se está ante una guerra de defensa de intereses nacionales (ucranianos), sino de intereses geopolíticos de EEUU, que continúa en una tarea de re-editar la continuidad de la ‘guerra fría’.

Es bueno tener presente otro dato de este acercamiento que propuso Lula de las relaciones bilaterales. Y fue que Zelenski designó como embajador en Brasilia al diplomático Andréi Melnik. Un personaje que fue vicecanciller de su país, con posiciones extremas. Una designación que Brasil aceptó, pero que no causó tranquilidad alguna.

Las relaciones bilaterales entre Brasil y Ucrania se establecieron en 1992, después de la independencia ucraniana. Desde Brasilia se apostaba a una honesta construcción en un ‘ida y vuelta’ que fuera beneficiaoso para ambas naciones.

En ese contexto, Brasil pretendía acuerdos de transferencia de tecnología en áreas en las que Ucrania tiene know-how heredado de la Unión Soviética (como en el sector espacial). Fue así que en 2003 durante el primer gobierno de Lula nació la entidad binacional Alcantara Cyclone Space (ACS).

Debería lanzar naves espaciales Cyclone 4, de fabricación ucraniana, desde el Centro de Lanzamiento de Alcántara (en Brasil). Ello le permitía a los ucranianos garantizar puestos de trabajo en su sector espacial, y a Brasil, comenzar de nuevo tras la explosión de su vehículo espacial VLS-1 (en la base de Alcántara en 2003).

Pero apareció EEUU “vetando” ese acuerdo. Exigiendo a Kiev que “desalentara” el programa autóctono de vehículos de lanzamiento espacial de Brasil. Las autoridades ucranianas hicieron caso. Fue así que en 2015, Brasil puso fin al proyecto, habiéndole generado importantes pérdidas a ambos Estados y se terminó el el principal desarrollo bilateral.

Con el regreso de Lula a la presidencia su gobierno decidió volver a impulsar asuntos bilaterales. Pero resulta evidente que a Zelenski ello poco y nada le interesa.

El futuro de Ucrania –está claro- depende de lo que diga y disponga Washington; así lo acepta gustoso Zelinski. Por el lado brasileño, Lula con sus asistencia (entre el 19 y el 21 de mayo), a la Cumbre del G7 avanza en otro sentido. Allí estuvo junto a los representantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido; y con representación de la Unión Europea. Pero además tuvo encuentros con líderes de Francia, Alemania, India, Vietnam, Australia, Japón e Indonesia, entre otros.

Evidentemente que Zelinski poco y nada entiende de política; de su papel de actor solo pretende quedar en la historia como el más irresponsable, corrupto y criminal de sus gobernantes.