SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  La asunción de Sergio Massa como Ministro de Economía demostró el fracaso del presidente en sus propuestas de consenso y dialoguismo con los grupos de poder. Tanto es así que debió recurrir a un político comprometido con los intereses del establishment, para oxigenar su deficiente gestión.

Massa no solo asumió para tratar de dar respuestas a la grave problemática económica interna, sino porque consideró que su gestión le servirá para fortalecer sus ambiciones presidenciales del 2023. Confía en que lo que haga será su mejor carta de presentación interna (en el Frente de Todos) y externa (ante el poder real).

Pero en esta carrera por conformar sus ambiciones, el superministro no está solo. Porque ya han largado desde hace meses Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich; dos exponentes del macrismo, mostrándose como caras de una misma moneda.

El primero intentó posicionarse como un dialoguista, un acuerdista, un superador de “la grieta”. La segunda una exponente de la violencia política alimentadora constante de la confrontación. Tras ellos –y muy lejos- un mediatizado médico radical, Facundo Manes, asentado en el apoyo incondicional de sus patrones –grupo Clarín-, intentando ganar espacio a fuerza de un discurso profesional y de un notable analfabetismo político (que lo pone ‘cabeza a cabeza’ con el mismísimo Mauricio Macri).

Todos, absolutamente todos, con sus ojos puestos en los poderes y no en las necesidades nacionales y populares.

De allí que hacen, dicen, gestionan, discursean y mensajean tratando de mostrarse como los más eficaces representantes de los poderes reales.

Los días de finales de septiembre mostaron las protestas estudiantiles (acompañadas por padres) en la Ciudad de Buenos Aires, que le están generando un dolor de cabeza a Rodríguez Larreta. Porque afecta su imagen y construcción a la candidatura por la derecha y el neoliberalismo local.

Por ello él y sus colaboradores debieron salir a mostrarse como verdaderos representantes y confiables del poder local, imposibilitando cualquier posibilidad de diálogo, amenazando y engañando a la sociedad en su conjunto.

La capital argentina...

Afrontó un conflicto social, político y educativo. Los responsables son el citado Larreta y suministra de Educación, la fascistoide Soledad Acuña. Lo que fueron iniciales reclamos y protestas se transformaron en tomas de colegios. A media mañana del miércoles 28 sumaron 11:

Colegio Mariano Moreno, Escuela Superior de Educación Artística en Artes Visuales Rogelio Yrurtia, Escuela de Música Juan Pedro Esnaola, Escuela Normal Superior Lenguas Vivas Sofía Esther Broquen de Spangenberg, Escuela Superior Especializada en Cerámica n° 1, Liceo 5 Pascual Guaglianone, Colegio Osvaldo Pugliese, Escuela Federico García Lorca, Escuela Rodolfo Walsh y Colegio Nicolás Avellaneda.

Se agregó la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini (dependiente de la Universidad de Buenos Aires, UBA), en forma solidaria. Mientras que en el Colegio Nacional de Buenos Aires (dependiente de la UBA), se efectuarán asambleas "discutir la situación del colegio y todos los de CABA".

La respuesta del PRO, de Larreta ha sido en consonancia con el discurso de Patricia Bullrich: redobló la apuesta persecutoria, enviando agentes de policías de la ciudad a las casas de las familias de los estudiantes. Fue para notificarlos que deberán pagar de 1,5 millón de pesos por cada día de toma.

Qué pretendió con ello...? Mostrar “autoridad” como gobernante que no se amilana ni inquieta por los reclamos sociales y populares. No le interesa resolver la problemática, sino emerger como un confiable autoritario ante los poderes dominantes.

Apuesta coherente y convencidamente por la persecución; por el ‘disciplinamiento’. Lo cual generó respuestas de repudio y rechazdo desde diferentes sectores de la sociedad argentina.

El recurrir a la policía no es más que defender la política de la criminalización de la protesta. Una muestra contundente del odio a ‘la política’ (que le es opositora). Claro que para ello no dudaron en instalar un mentiroso discurso, acusando “al kirchnerismo” de estar detrás de las tomas.

Es así que a la vez, politizan la situación (contra otros) y demonizan. Ese es el discurso, mientras Larreta no apareció, en una maniobra de cuidado de su ‘imagen’.

Pero además existe un grave hecho, que los medios (que viven de la pauta publicitaria larretista y coinciden ideológicamente), ocultan que esa tarea policíaca de concurrir a los hogares de alumnos, es la consecuencia de una tarea previa de... espionaje sobre los mismos.

El gobierno de la Ciudad ha desarrollado inteligencia sobre los alumnos, para que la policía luego se presente a aextorsionar a padres en sus propios domicilios.

Mientras esta es la realidad capitalina -que suma también paros en los hospitales por reclamos de médicos, enfermeros y el personal de salud-, Larreta se mostró el día 27 en Santa Fe, incluyendo un discurso por Canal 13 –de dicha ciudad, propiedad del estadounidense grupo Telefe-. Mientras la capital argentina no tiene recursos para educación y salud, Larreta si dispone de una fabulosa pauta publicitaria para sustentar sus ambiciones presidenciales.

Lo que sucede con los estudiantes y padres en territorio del PRO y Juntos por el Cambio, no es un hecho aislado, sino que forma parte de una construcción política. Es –a tenerlo en claro- ‘la carta de presentación’ de lo que propone dicho sector ideológico en caso de llegar a la presidencia en 2023.

Tener memoria y saber entender los mensajes, es un buen ejercicio.