SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  En los últimos años los americanos hemos asistidos a observar el desprecio español por los inmigrantes africanos y asiáticos (sin olvidar que inventaron el racista: 'sudaca').

La forma más sencilla que han encontrado para librarse de ellos ha sido la expulsión, si antes no los dejaron morir en el mar Mediterráneo o el océano Atlántico.

España rechaza, desprecia a los inmigrantes llegados de los países donde las potencias occidentales han llevado la explotación, el robo de recursos naturales o las guerras. Y en ello, España cumple su papel histórico del que jamás ha renegado. Porque a su historia colonialista, sumó en el siglo pasado la tiranía de Francisco Franco convirtiendo a su país en territorio de bases estadounidenses (en 1956). Acuerdo que luego se fue renovando, hasta que España ingresó a la OTAN (en 1982), del brazo de franquistas, derechistas, centristas y socialistas.

Pero el cinismo de las clases dirigenciales de España es mayúscula. Porque mientras abandona a la muerte a miles de inmigrantes, por otro lado opta por la fuerza laboral latinoamericana, con una gran campaña comunicacional.

Ocurre que trata de disimular su crisis sin solución y el envejecimiento de su población. El país pierde ciudadanos jóvenes que se marchan por falta de oportunidades y por ello debe buscar profesionales formados en países latinoamericanos (sin pagar absolutamente nada por ello). No se trata de un hecho circunstancial, sino una planificación.

Porque el futuro económico de España está en riesgo ante una caída demográfica y escasez de fuerza laboral. Es así que abre las puertas a trabajadores de América Latina. Por ello se han apurado a aprobar una reforma y otorgar el estatus legal a migrantes (decenas de miles) que actualmente trabajan en el país de manera ‘ilegal’.

El problema de España se va presentando en todos los sectores de la economía: desde la construcción a administrativos; desde desarrollo de software a meseros; desde trabajadores de tareas simples y sencillas (mal remuneradas) a áreas de la ciencia.

España afronta un ‘combo’ de problemas que no ha podido resolver, que –aunados- le agigantan las gravedades sectoriales a un futuro nacional preocupante.

Se pueden citar las consecuencias de la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus; las bajas tasas de natalidad; la reducción de mano de obra; el abandono del país de profesionales; la baja de disponibilidad de mano de obra; el aumento de costos en las finanzas públicas; el endeudamiento del país.

La sociedad española es una de las que envejecen más rápidamente en el mundo, con un 23% de su población mayor de 65 años (con alta esperanza de vida y baja fertilidad). Según la ONU, se calcula una reducción de la población española del 33% de aquí al inicio del siguiente siglo.

Claro que esta situación no es una ‘exclusividad’ española; tal es así que Alemania proyecta ‘regularizar’ a más de 130.00 extranjeros.

Mientras tanto, hasta los fascistas del partido Vox, asumen este negro futuro y hasta el momento se han negado a condenar la migración de trabajadores latinoamericanos, a sabiendas que los repudian y rechazan.

Existe un tema de gran importancia para que –además- los españoles alienten la llegada de latinoamericanos con capacitación. Ellos hablan el mismo idioma, existen coincidencias culturales y hasta la misma orientación religiosa.

La realidad muestra a importantes sectores de la juventud española con gran desocupación. Su tasa es del... 29% (una de las más altas de Europa). Esa desocupación hace que quienes buscan trabajo acepten condiciones duras de trabajo, ante un “ejército de desocupados” que presiona por ingresar al mercado laboral (muchos de ellos sin ser registrados).

Pero además, el Banco de España ha salido a reconocer que el sistema de pensiones avanza hacia una situación de irresolución. Porque aumenta la población de edad avanzada frente a los ciudadanos económicamente activos (cada vez menos). A futuro, no habrá cómo afrontar el pago de jubilaciones españolas.

Mientras tanto, a diario los medios argentinos instalan que la salida de jovenes ('sin futuro') es constante; lo cual no es real. Se marchan dentro de las cantidades 'normales' de un mundo interconectado y 'acercado'; pero los datos de Aduana argentina son contundentes: actualmente se marcha un tercio de la cantidad de jovenes que si fueron durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019); lo cual ocurría en el máximo de los silencios comunicacionales.