MILANO-ITALIA  (PrensaMare)  Con el correr de los años y tras la desaparición de la Unión Sociética, la República Checa se convirtió en una base (fundamental) de operaciones de EEUU en su política de ‘cercamiento’ de Rusia.

No solo alberga a miles de oficiales, suboficiales, agentes de inteligencia y personal ténico y de informática, sino que el país aceptó ser el “mandadero rápido” de Washington.

En una muestra nueva de su tarea internacional que le han otogado y aceptó cumplir, se conoció que ha expulsado a 18 diplomáticos rusos.

La decisión es la ‘respuesta’ que EEUU le da a Moscú que días atrás dio a conocer que expulsaba a 10 diplomáticos estadounidenses.

Se acusa a los rusos de “sospechosos de espionaje”, informó el vice primer ministro y titular interino de Exteriores, Jan Hamacek. O sea que ni siquiera le han podido comprobar tal tarea; son “sospechosos” (¿?).

El ministro se basó en informes de “nuestros servicios” que los sindicarían “como agentes de los servicios secretos rusos". A ello se agregó el primer ministro checo, Andrej Babis, quien denunció la implicación de la inteligencia rusa en la explosión en el depósito de municiones en Vrbetice en 2014 (¿?).

Ha quedado patentizado nuevamente que los gobernantes checos están orgullosos del papel que interpretan en el ámbito internacional, y seguramente gustosos deben haber dicho: “A la orden, Washington”, cuando les indicaron llevar adelante las expulsiones…