Lun. 13. May 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

LA “AYUDITA” DE JOSEPH BIDEN, SIN BRINDIS (Rodolfo O. Gianfelici)

LA “AYUDITA” DE JOSEPH BIDEN, SIN BRINDIS (Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  En su momento Donald Trump dispuso ayudar a Mauricio Macri para que fuera re-electo y el FMI le otorgó un imposible préstamo al país.

Macri fracasó en su ambición re-eleccionista luego del desastre que hizo en el país entre 2015 y 2019. Lo que vino despúes, ya es sabido. Default virtual, presiones, maniobras desestabilizadoras (con Juntos por el Cambio a la cabeza, para forzar un mal acuerdo con el organismo). Y Alberto Fernández dejando pasar una oportunidad única para extender la negociación; para crearle más preocupación al FMI; y para sacar un mejor provecho a un organismo que deseaba un acuerdo de manera urgente, para evitar que el’mal ejemplo’ argentino se expandiera entre deudores.

Es así que se llega a este doloroso presente con un presidente convencido que disfrutamos de un momento bueno y que el futuro será mejor. Sin embargo, desde que comenzó a aplicarse el acuerdo y sus exigencias fondomonetaristas, el país ve crecer su economía, mientras sus ciudadanos son cada vez más pobres...

Con una peligrosa y precaria estabilidad económica, cambiaria y política, que ha llevado a Fernández a ir a Washington a pedir “una mano” a Joseph Biden. Una imitación de lo hcho años atrás por Macri (a Trump) que terminó como terminó para los argentinos.

La situación es tan grave que en Washington decidieron que deben enfriar la situación argentina, ante una crisis en Ucrania que preocupa sobremanera, con China y Rusia avanzando en sus estrategias comerciales, cooperativas y solidarias con países americanos.

Es por ello que Biden decidió oxigenar a Fernández, y el FMI apareció siendo flexible en cuanto a la aprobación de las metas 2022 y la acumulación de reservas.

Esta amigable posición estadounidense demuestra que en estos iniciales meses del desarrollo del acuerdo, el mismo ya es incumplible.

De esta forma se puede entender que EEUU apoya –dentro del FMI- una ‘redefinición’ del programa, tratando de disimular de alguna forma los ajustes, ante la situación internacional y la realidad argentina.

Para algún político este “logro” (¿?) evidencia las ‘buenas relaciones’ y el ‘respeto’ de EEUU por el gobierno argentino. Pero en verdad, nada de ello es cierto; se atrata –apenas- de una maniobra del poder estadounidense según sus necesidades geopolíticas. Porque en el fondo de la cuestión, ellos continúan con la sartén por el mango, y Argentina con la impagable deuda, con la obligación de tener que seguir ajustando (más tarde o más temprano).

Este “logro” no solo que no alcanza para descorchar una sidra nacional; ni siquiera alcanza como para brindar con una gaseosa estadounidense...

El hecho que el Directorio del FMI haya aprobado el cumplimiento de los objetivos cuantitativos 2022; y que haya liberado un desembolso de dólares para que el Banco Central los use para pagar una cuota de capital e intereses de la deuda al propio... Fondo, suena a tragicómico.

Un hecho que aporta algo de oxígeno que no le ha caído muy bien a Juntos por el Cambio, que apuesta a: “Cuanto peor, mejor”. O sea: cuando peor le vaya al país, ellos consideran que se acercan cada vez más a ser gobierno nuevamente en el 2023.

Pese a esa ‘alegría’ fondomonetarista de hacerle un guiño a Fernández, su gobierno deberá continuar con los ajustes. Porque las recetas del organismo son iguales para todos los países, sin importar sus realidades. Es más: ellas deben adaptarse a cómo sus burócratas y políticos ven al mundo. La receta y remedios es la misma, aunque la historia demuestra que lejos de mejorar al paciente (país), lo empeora y agrava en el endeudamiento y pobreza.

Trascendió que además de ese tema crucial, Biden reclamó que Argentina enfríe totalmente las relaciones con China. Y que directamente esta potencia quede afuera de cualquier proyecto de infraestructura estratégica; que no participe de la provisión del espectro de telecomunicación 5G; que no intervenga en la hidrovía del Paraná; y que no apoye la construcción de ninguna central nuclear.

Algo así como establecer directamente un co-gobierno según los intereses de Washington, pero por una cuestión de simulación, funcionando en la Ciudad de Buenos Aires...

Estamos hablando de exigencias, y no de una conversación. De lo contrario, Biden no dudará en que el FMI se endurezca y haga caer el (incumplible) acuerdo con Argentina. Y es sabido que el organismo en ese sentido, no tiene moral ni buenas costumbres.

Argentina misma ha sabido de esos accionares en tiempos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem (1989 y 2001). Maniobras que terminaron condicionando los gobiernos e imponiendo el neoliberalismo a pleno (desregulaciones, privatizaciones, apertura a las importaciones, precarización laboral y pérdida de derechos previsionales).

Hasta el momento, Fernández cumplió con todo lo exigido por el FMI; y el país está pagando esas consecuencias. Es así que estamos ante una sequía que hará caer ingresos provenientes del complejo agroexportador en 15.000 M de dólares; se soporta una pérdida de 5.000 M de dólares a causa de la crisis de Ucrania; y se producirá una caída en la recaudación por derechos de exportación (retenciones) de 4.754 M de dólares...

Estamos ante un panorama negrísimo; sin embargo, el presidente argentino -brocha en mano- pretende pintar con una devaluada agua con cal, un futuro inmejorable.

Sin poder brindar con sidra nacional, ni con gaseosa estadounidense, ni siquera nos queda un humilde brindis con agua, luego que se permitiera que una firma israelí se metiera hasta con dicho negocio...