Vie. 26. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

ARGENTINA, FERNANDEZ Y EL BRICS (Rodolfo O. Gianfelici)

ARGENTINA, FERNANDEZ Y EL BRICS (Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  El 17-6-2022 publicamos el artículo: “Las buenas noticias vienen de... China”; http://www.prensamare.com.ar/noticia/17-06-2022/14385-las-buenas-noticias-vienen-de-china-por-rodolfo-o-gianfelici.html .

Allí anticipábamos qué, dentro de un panorama de irresoluciones y mediocridad de gestión local, aparecía China que apostaba por respaldar el ingreso de Argentina el bloque BRICS.

Considerábamos que era una buena noticia para el país. Ahora el propio mandatario argentino se encargó de informar que pedía dicha incorporación de manera oficial y como miembro pleno.

Se trata del bloque que ya integran Brasil, Rusia, India, China, y Sudáfrica. Y Fernández –en forma virtual-, ante los mandatarios de esos países, también pidió una salida a la crisis económica desatada tras la acción rusa en Ucrania, que está produciendo escasez de alimentos en todo el mundo: "Ni el trigo ni los alimentos pueden convertirse en un arma de guerra", dijo.

Este pedido constituye un planteo claro en política internacional de reforzamiento del multilateralismo en contra del unilateralismo que plantea, impone y exige Estados Unidos.

Hablar del BRICS significa adherir a numerosas voces en el mundo; significa apostar por una nueva construcción mundial; significa cuestionar la política hegemónica de Washington; significa sumarse al bloque que representa el 42 por ciento de la población mundial y el 24 por ciento del producto bruto mundial.

Posiblemente esta decisión de Fernández se haya debido a la crisis en Ucrania. A las consecuencias que ella ya presenta para el mundo dependiente, empobrecido, dominado, periférico. Quizás este pedido de adhesión no se hubiera producido si EEUU no hubiera apostado por la confrontación bélica y la extensión de dicha crisis en el tiempo (buscando obligar a un ‘desgaste’ a Rusia).

Lo cierto es que el ingreso de tropas rusas en Ucrania para desmilitarizar y desnazificar a su vecino país, no hubiera llevado a Fernández a esta posición, de haberse mantenido EEUU, la OTAN y la Unión Europea, sin intervenir.

Porque esta confrontación ha dividido las aguas a nivel mundial. Produciéndose respuestas que –a decir verdad-, ni Washington, ni Bruselas esperaban. Porque salieron voces discordantes dentro de la misma UE, y numerosas negativas en todo el mundo a sumarse al odio anti-ruso.

De allí qué –posiblemente-, Fernández haya considerado que este era el momento oportuno para... hacer peronismo (en materia internacional).

Fue clara y acertada –debemos reconocerlo- la expresión del mandatario argentino respecto a que “...aunque la guerra se libre en Europa, sus consecuencias trágicas repercuten en América Latina y el Caribe, en África y en todo el hemisferio sur. Somos la periferia que padece... la paz es urgente porque es urgente hacer un mundo más igualitario".

Palabras que ratifican confrontar con la posición estadounidense y de algunas potencias europeas en cuanto a extender la crisis en Ucrania. Pero a la vez es una acusación directa para quienes manejan las grandes producciones, comercializaciones y direccionamientos de los alimentos (multinacionales de EEUU y Europa), en cuanto a que usan a los mismos como una forma de consolidar su poder y ganancias, sin importarles en absoluto el hambre mundial.

Este paso del gobierno argentino –mal que les pese a Mauricio Macri, Gerardo Morales, Patricia Bullrich, Elisa Carrió, Horacio Rodríguez Larreta, Maria E. Vidal, Mario Negri...-, constituye una nueva posibilidad de sumarnos a la construcción de un mundo multipolar, más igualitario, más justo, más vivible.

Porque el BRICS es la posibilidad de un contrapeso ante las destructivas políticas del imperio anglosajón y sus aliados; una posibilidad de equilibrar las relaciones; un camino hacia la estabilidad financiera; un sendero hacia el desarrollo; un aceptar que las naciones existen como tales y no para ser dominadas y extraerles recursos.

EL BRICS ofrece el sitio de volver a hablar de términos que el discurso dominante neoliberal ha ocultado y hecho desaparecer: “imperialismo”, “liberación económica”, “desarrollo sustentable”, “oligarquía”, “justicia”...

Ofrece el retomar temas comunes para las naciones dependientes sentadas junto a potencias no imperiales (como Rusia y China).

Es así que aparece ‘a la vuelta de la esquina’ la posibilidad que desde la periferia, se aborden temas que Washington y Bruselas descartan y niegan. Pero no como un grito en el desierto, sino junto a un bloque consolidado y que avanza a paso firme.

Argentina ante el mundo, no es solamente Lionel Messi, el recuerdo de los desaparecidos, la payasesca Corte Suprema de Justicia, el liderazgo mundial de evasión, o el mega-endeudamiento más grande de la historia mundial en apenas 4 años que dejó Mauricio Macri.

Argentina es también y más allá de la producción de alimentos, la generadora de energía, la capaz de desarrollar tecnología propia y poner satélites en órbita, la productora de agroalimentos ecológicos, la de formar profesionales –especialistas- en sus universidades para que repliquen conocimientos en el exterior; como además, suministrar servicios.

En este sentido, el BRICS ofrece la posibilidad de ‘hablar un mismo idioma’; un idioma común de desarrollo y crecimiento sin entrega de patrimonio nacional.

Macri ha dejado un país de rodillas; con una deuda planificada para la dependencia por décadas y el objetivo de transformarla en impagable. Un proyecto propio de las clases dominantes cipayas. Fernández terminó por un acuerdo –cuestionable- con el FMI. Ya es ‘hecho consumado’, más allá que haya dejado heridos dentro del gobernante Frente de Todos. Ya no se puede volver atrás.

Ello significa que el país debe afrontar una deuda que no tomó, porque de ella solo se benefició la clase dominante. Las consecuencias dejadas por esa clase (antinacional y antipopular) tuvo su (cuestionado) acuerdo y ahora no existe argumento o discurso válido de parte de la derecha y el neoliberalismo para afirmar que este gobierno ‘no es previsible’. Tampoco que ‘estamos aislados del mundo’.

Si algunos pensaban que tras cerrar con el FMI había que continuar de rodillas ante las potencias occidentales, este pedido de ingresar al BRICS constituye una acción ‘no entendible’ y hasta cuestionable.

Allá ellos. Lo concreto es que se trata de un hecho histórico de vital importancia, y que no puede ser desaprovechado. Queda algo más de un año de gobierno y debe ser aprovechado para beneficio del país. Es necesario acelerar y tratar de formalizar todos y cada uno de los acuerdos que sean posibles para sentar al país en una mesa diferente a la que nos acostumbró Juntos por el Cambio.

Debemos –por el bien del país y generaciones futuras- levantarnos de la mesa donde se asiste a recibir retos y ordenes. Y el BRICS es la posibilidad de sentarse y ser tratados y escuchados de otra forma.

Para que se comprende lo que significa hoy el BRICS –ante el cerrado silencio mediático de los multimedios dominantes-, debe saberse que el bloque ha tenido una ‘ampliación’ de participantes de los que han tomado parte en esta última oportunidad los mandatarios:

  • de Argelia, Abdelmadjid Tebboune
  • de Camboya, Hun Sen
  • de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi
  • de Etiopía, Abiy Ahmed Ali
  • de Fiji, Josaia Qoreque Bainimarama
  • de Indonesia, Joko Widodo
  • de Kazajstán, Kassym-Jomart Tokayev
  • de Malasia, Ismail Sabri Yaakob
  • de Senegal, Macky Sall
  • de Tailandia, Prayut Chan-o-Cha, y
  • de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev.

Frente a esta realidad y el pedido de Fernández, nos encontramos con:

  • Que en su momento, Cristina Fernández (años atrás) no se equivocó al establecer una relación estratégica con China
  • Que –aún con preocupante tardanza- el presidente argentino parece que trata de encauzar al país a nivel internacional
  • Que el mentado “aislamiento” que sufre el país, según afirma la derecha y el neoliberalismo (Juntos por el Cambio, Mauricio Macri, el radicalismo...), es una gran mentira
  • Que en cualquier momento puede sufrir el país un montaje político-mediático de “respuesta” desde Washington.

Estamos ante un Fernández intentando dar buenos pasos a nivel internacional, pero que sigue sin poder hacerlo a nivel local.