BERNA-SUIZA  (PrensaMare)  Estados Unidos decidió retirar sus tropas de Afganistán, frente el avance de los talibanes. El presidente Ashraf Ghani, abandonó el país.

Todo se desenvolvió mucho más rápido de lo que muchas embajadas (en Kabul) y analistas internacionales presagiaban.

La salida ha llevado a que dentro de la misma OTAN se produzcan ‘reacomodamientos’, ante la decisión del principal gestor de dicha alianza político-militar.

Frente a esta situación la canciller alemana Angela Merkel dijo en una reunión partidaria (privada) que la decisión de abandonar Afganistán fue "esencialmente tomada por Estados Unidos" y consideró que se debió a "razones de política interna".

Lo último que sabían lospolíticos alemanes era que las autoridades de Estados Unidos, para poder huir con cierta ‘tranquilidad’, habían dispuesto “tomar” el control del aeropuerto de Kabul. Era la mejor forma que hallaron para garantizar la retirada del personal militar y diplomático.

El primer ministro británico, Boris Johnson, también ordenó el retiro de sus tropas y expresó públicamente que "no hay solución militar en Afganistán". Una expresión que sorprende porque deberían convertirse en un verdadero escándalo internacional. Tras 20 años de presencia invasora, ahora sale a reconocer que no existe “solución militar” para dicho país.

Claro que en su mensaje ya anticipó que las potencias occidentales estarán atentas para evitar que Afganistán no se transforme en "un caldo de cultivo" para el terrorismo (¿?).

Lo concreto es que a Merkel le cayó crudamente muy mal la decisión de Joseph Biden, que fue inconsulta luego de 20 años de guerra contra los talibanes.