SANTA FE-ARGENTINA (Especial para PrensaMare)  El régimen que conduce Javier Milei busca entretener, y ganar tiempo para consolidar su proyecto antinacional y antipopular.

Mientras tanto, mantiene silencio ante una nueva provocación y avance del Reino Unido sobre la soberanía nacional.

Ya semanas atrás el presidente se había reunido con el canciller británico, donde se mostro sumiso y silencioso y dio a conocer un “comunicado oficial” que contradecía el “comunicado oficial” británico –tras el breve encuentro-. Lo que no generó ninguna reacción y/o interrogante y/o investigación por parte de los medios hegemónicos del país. Y lamentablemente, tampoco existió reacción alguna desde la clase dirigencial argentina.

Milei dijo una cosa –respecto a dicho encuentro oficial-, mientras David Cameron lo desmentía (¡).

Ahora, el poder comunicacional se dedica a instalar la importancia (¿?) del denominado “Pacto de Mayo” que ha lanzado Milei, que no es otra cosa que una claudicación de las provincias y un alineamiento escandaloso tras los intereses del poder imperial occidental.

Nada es casual. No debe olvidarse que el presidente se ha manifestado un ferviente admirador de Donald Trump, Margaret Thatcher y un aliado del máximo responsable del genocidio de Israel sobre el pueblo palestino, el premier Benjamin Netanyahu...

Lo cierto es que mientras la prensa hegemónica entretiene con dicho ‘pacto’ –y sus supuestas “ventajas”- y lanzando cifras y datos sobre diferentes temas de manera engañosa, el Reino Unido de manera unilateral extendió su control sobre zonas marítimas de las Islas Malvinas (prohibiendo la navegación y la pesca).

Ya controlaba 283.000 km2 y ahora agregó otros 166.000 km2.

El silencio de Milei y de la canciller Diana Mondino, no deben llamar la atención. Porque ellos no creen en la Nación; ellos están convencidos que debe existir un poder mundial que conduzca y someta al resto del mundo. El papel que ellos le reservan a Argentina, es –lógicamente- el de la sumisión, la pobreza, y la provisión de materias primas como el imperio y colonialismo británico le reservó al país en los siglos 19 y 20.

Esta nueva decisión británica es realizada a poco de asunción de Milei, lo que ratifica el estado de sumisión aceptada. Porque a nadie se le ocurriría desafiar a un mandatario antes de los 90 días de asumir, y cuando contaría con el máximo de apoyo popular.

Si el Reino Unido lo ha hecho es porque está perfectamente anoticiado que no existirá reacción alguna de Argentina.

Con esta nueva expansión territorial, los británicos violan la prohibición de hacer algún acto unilateral en la Cuestión Malvinas (según la Resolución 31/49 de la Asamblea General de la ONU); viola los compromisos del Reino Unido en el marco de la convención para la conservación de los recursos vivos marinos antárticos (CCRVMA); y avanza –bajo la excusa de conservación y protección del ambiente- con perfectos y planificados objetivos geopolíticos.

Es bueno recordar que en el 2011, el gobierno de Cristina Fernández rechazó  que los británicos anunciaran la creación de la AMP (Área Marítima Protegida) sobre 1.200.000 km2 de mar. Fue considerado en el comunicado oficial del gobierno como “un acto de provocación” al avanzar sobre aguas sujetas a las normas consensuadas en la Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos (CCAMLR).

Respecto a esto último –la CCAMLR-, integrada por más de una treintena de países que pretenden soberanía sobre la Antártida, los británicos no dudan en desafiarlos, demostrando que su ambición y expansión tiene un objetivo concreto y es el de instalarse en dicho continente helado en pocos años más. Los británicos se burlan de dicha Convención que nació para preservar la zona y fijando una coordinación y normas comunes para sus integrantes.

El régimen de Milei ofrece circo, sin pan y sin soberanía.