Sab. 27. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

SCHIARETTI Y EL ‘CORDOBESISMO’ NACIONAL QUE SE DESINFLÓ

SCHIARETTI Y EL ‘CORDOBESISMO’ NACIONAL QUE SE DESINFLÓ

SANTA FE-ARGENTINA  (por Esteban D’Arret, PrensaMare)  El neoperonismo acuñado por José M. de la Sota y su heredero Juan Schiaretti ha naufragado. Por lo menos en su intención de dar el ‘gran salto nacional’.

El gran-objetivo-gran de ambos era el de conformar de la mano de gobernadores peronistas, una mega-liga nacional, para disputarle el poder al PJ (Partido Justicialista) nacional. Un proyecto político que contaba con el apoyo incondicional del... antiperonismo (¡).

Porque significaba continuar con esa ‘gran tarea’ destructora iniciada por Carlos S. Menem, desde adentro mismo del peronismo.

El ‘cordobesismo’ político que defiende a capa y espada Schiaretti, autovictimizándose ante el “centralismo porteño” (que solo identifica cuando el peronismo está en la presidencia), no es más que una suerte de desarrollismo, de gorilismo ligth, de antiperonismo suave.

Una posición que es aplaudida justamente por el... “centralismo porteño”, porque le es funcional a todo proyecto antinacional y antipopular.

El resultado electoral de las recientes legislativas han sido un duro golpe –inesperado- para Schiaretti y Cia (entiéndase por ‘compañía’...).

Juntos por el Cambio logró un contundente triunfo. Nadie puede asegurar que en política todo sea lineal y consecutivo. Nadie puede afirmar que este resultado sea un anticipo de la elección de gobernador en 2023. Los únicos que se ilusionan y lo afirman son (lógicamente) los antiperonistas, neoliberales y derechistas.

Porque no siempre se vota igual, más allá que el ideológico trabajo de los medios hegemónicos así lo quieran. En medio de ello, Schiaretti no sabe muy bien cómo responder (políticamente) ante la derrota que le propinó Juntos por el Cambio. Una fuerza que proponiendo a Luis Juez (senador) y a Ricardo de Loredo (en diputados) consechó el 54% de los votos.

Relegando al cordobesismo que tuvo como candidatos a Alejandra Vigo y Natalia de la Sota –respectivamene-, que fueron duplicadas electoralmente. Contentarse con que el peronismo (alineado con Alberto Fernández) fue tercero –lejos- es consuelo de tontos...

Resumiendo la elección, el macrismo y sus aliados se quedaron con 2 senadores (de 3) y 6 diputados (de 9); Schiaretti apenas logró 1 senador y 2 diputados. El balance –venébolo- del schiarettismo es de: “esperábamos más...”.

Las expectativas que habían generado desde Hacemos por Córdoba, no alcanzó ni para conformar al más humilde. Máxime si se tiene en cuenta que fue una apuesta de máxima poniendo a la cabeza de la campaña electoral al propio Schiaretti y al intendente capitalino -Martín Llaryora-, al cual el sector pretende impulsar para la gobernación en 2023.

Haciendo memoria...

El cordobesismo nace el mismo momento en que Juan Manuel de la Sota en julio de 1999, asume la gobernación. Había logrado cortar una década y media de gobernaciones radicales. Allí, su Ministro de Producción fue el contador Juan Schiaretti.

Se dio inicio a 2 décadas de construcción de un neoperonismo; derechista; contestarario y conflictivo con el peronismo nacional; utilitarista de la política; pragmático al extremo; funcional a los intereses que dominan el país.

Lo que duró mucho tiempo Unión por Córdoba, Schiaretti últimamente lo rebautizó como Hacemos por Córdoba. Si la proyección nacional no pudo llevarla delante de la Sota (fallecido en un accidente el 15-9-2018), Schiaretti estaba convencido que ‘el destino’ le indicaba que debía lograrlo él.

El tema está en que aquella idea de de la Sota no es la misma que la de su heredero. Porque el primero había comenzado a tener un acercamiento con Cristina Fernández; inclusive mantuvo reuniones con varios dirigentes del sector, entre ellos Máximo Kirchner.

Pero Schiaretti, buscando el salto de calidad (y cantidad) consideró que no necesita del “kirnerismo”. Es más: entiende que debe confrontar con él.

En sus últimos tiempos –aunque no públicamente-, de la Sota tuvo un cambio de sus actitudes políticas hacia el interior peronista. Y hasta podría entenderse que en ese mismo sentido se produjo la ‘elección’ (de Cristina Fernández) para que Alberto Fernández se transformara en candidato presidencial.

Schiaretti no pudo heredar el espacio y/o construcción que había hecho su jefe, de la Sota. De allí que, habiendo quedado afuera de esas reuniones, acercamientos y negociaciones, acrecentó su rupturismo.

Producida la victoria macrista en 2015 –con la que el schiarettismo colaboró- el gobernador cordobés no dudó ni un instante en serle totalmente funcional a Mauricio Macri. Nunca fue opositor de él; jamás lo atacó; se desinteresó de encolumnarse en algún proyecto nacional; pretendió atrincherar su provincia ‘aislándola’ de la realidad nacional.

Pero no lo hizo –como han pretendido sostener desde su entorno- por una decisión de fortalecer Córdoba, sino para no ser opositor a la destrucción que llevaba adelante em macrismo gobernante, y a la vez, para no exponerse a ser cuestionado (desde el gobierno nacional) o los medios hegemónicos.

Inclusive se produjeron varios encuentros políticos en los cuales desde el macrismo y Schiaretti analizaron la posibilidad que él se convirtiera en 2019 en integrante de la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio.

Tanto es así que no apoyó la candidatura de Alberto Fernández...

Y lejos de cambiar su postura, pese a que este gobierno nacional le ha dado suficientes muestra de apoyos (concretamente en inversiones), Schiaretti continúa con su discurso rupturista.

Ahora bien: este cordobesismo que ‘vende’ Schiaretti y los grandes poderes no resiste los datos estadísticos. Puede que tenga una gran protección mediática y una gran apoyatura publicitaria, pero ante los datos del INDEC, la derrota es durísima. Veamos:

·         Primer semestre 2017 – Gran Córdoba – 30,7% de pobreza

·         Primer semestre 2021 – Gran Córdoba – 46,6% de pobreza

·         Primer semestre 2017 – Gran Córdoba – 7,8% de indigencia

·         Primer semestre 2021 – Gran Córdoba – 10,8% de indigencia.

Inclusive, de una Córdoba industrial –hasta el 2015-, con dicho sector con el mayor tamaño, se llega a la actual –en 2021-, donde el ranking de sectores que mueven la economía presenta como el n° 1, al sector agropecuario; como el n° 2, al sector del comercio; y recién como n° 3, al de la industria.

En otras palabras, con Schiaretti, Córdoba se des-industrializó, avanzando la economía agroganadera. Una situación que ha repercutido duramente respecto a la cantidad y la calidad del empleo.

Es ello casual...?

No; en absoluto. Es causal. Porque Schiaretti no es más que un conservador que en sus ambiciones y limitaciones personales prefirió alejarse del peronismo para derechizarse cumpliendo con el proyecto que los poderes internacionales han diseñado (e imponen) al país.

Un Scharetti ilusionado con ‘cordobesizar’ las políticas provinciales en una supuesta “cruzada contra el centralismo porteño”. Una propuesta que –a no dudarlo- tiene ciertas miradas de simpatía como las de Sergio Uñac y Omar Perotti...

De allí que en la última campaña electoral de las legislativas, Schiaretti en lugar de confrontar con Juntos por el Cambio, lo hizo contra... el gobierno nacional (¡). Para algunos se trató de un mensaje que le hizo al peronismo y a la sociedad en general, pensando en el 2023 (y no en este 2021).

Schiaretti sigue creyendo que el fracaso de 2019 con su integrado Consenso Federal (aspirando a ser candidato a presidente), lo puede mejorar. Si en el 2019 estuvo en contra de Cristina Fernández y Alberto Fernández, ahora aspira a mejorar sus alianzas (ilusionado con enojos dentro de los gobernadores peronistas).

Pero claro, para ello deberá confrontar con lo que construya dentro del peronismo del interior el Jefe de Gabinete Juan Manzur. Por algo ha llegado a ese cargo...