SANTA FE-ARGENTINA  (PrensaMare)  Otro de los futbolistas que no supo administrar sus ingresosos ha sido Fabio Macellari.

El ex defensor del Internazionale, que en la actualidad trabaja en una panadería del interior italiano. Poco se arrepiente de sus años pasados y suele decir que “Me divertí tanto que una persona normal necesitaría cuatro vidas para divertirse como lo hice en esos años”.

Tiene 45 años, y llegó al Inter en el 2000 y fue parte de un equipo repleto de figuras con Ronaldo a la cabeza. Un plantel que contaba con Andrea Pirlo, el argentino Javier Zanetti, Laurent Blanc, y el holandés Clarence Seedorf, entre otros.

El club pagó más de 7 millones de euros por su transferencia tras haberse destacado en el sardo Cagliari. Así, arriba al club milanés con 26 años, y es donde pega el gran salto económico.

Pero ahora reconoce: “En un momento tiré todo a la basura. Dinero y carrera con ciertas actitudes. Si pudiera volver el tiempo atrás, las cambiaría”.

Tras irse del neroazzurri luego de una temporada, recaló en el Bologna para finalmente retornar al Cagliari. Posteriormente recorrería clubes del ascenso. Pero para ese momento ya era tarde; había dilapidado su fortuna.

El destino de sus grandes ingresos terminó en noches con ‘amigos’, mujeres, drogas y alcohol. “Salía con mis amigos, pasaba la noche afuera, volvía por la mañana y llegaba tarde al entrenamiento. Pasar a las drogas fue de un momento a otro”, reconoció.

Para peor, el problema con las drogas se hicieron cada vez más fuertes, y allí tuvo la suerte de contar con sus familiares que estuvieron para contenerlo: “Con el apoyo de mi familia salí de allí. Ahora trabajo en la panadería y voy con el tractor a cortar madera”, cita.

“Cuando eres joven, no te das cuenta de lo afortunado que eres porque hay mucha ganancia... La buena vida que veo que hacen los influencers hoy, es la que hice yo. Siempre ofrecía en la discoteca, siempre gastaba para otros. Pero cuando dejas de jugar, el dinero no alcanza para mantener ese estilo de vida”, reconoció.

“Luego usé drogas y la droga conduce a esto. Lamentablemente me golpeé la cabeza pero tuve el apoyo de mi familia y comencé a trabajar nuevamente. O haces eso o mueres”, quien actualmente –padre de un hijo-, está divorciado.

Vive en su granja en la ciudad de Bobbio, Piacenza (en el norte de Italia): “Soy panadero y leñador. La panadería no es mía, trabajo allí cuando están mis amigos. No puedo quedarme quieto: si no estoy en la panadería, estoy en el tractor en las montañas cortando madera”.

Se ilusiona con relacionarse nuevamente con el calcio: “Me gustaría trabajar en la Serie A. Me gustaría trabajar con gente así para transmitir todo lo que experimenté. Dado mi pasado y los errores que cometí, es difícil de esperar, pero tengo la conciencia tranquila y tengo otra vida hoy. Espero que alguien vuelva a confiar en mí”.