Vie. 26. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

MUERTE EN EL MAR. EL GRAN CINISMO DE EUROPA

MUERTE EN EL MAR. EL GRAN CINISMO DE EUROPA

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici. PrensaMare)  Las transmisiones del fútbol europeo muestran en la pantalla el “No a la guerra”, “No a la invasión”; antes de los inicios de algunos partidos presentan a futbolistas arrodillándose en “contra del racismo”; los relatores y comentaristas –todos sudamericanos- aprovechan y se suman con sus expresiones pidiendo “paz” e igualdad racial.

Todos; absolutamente todos, de un lado y el otro del océano Atlántico igualados en el cinismo.

Porque mientras expresan o efectúan tales expresiones, silencian que mensualmente, semanalmente, seres humanos de Asia y Africa son abandonados y mueren en el mar Mediterráneo (o el Atlántico) en su intento por llegar a Europa.

Qué ironía: buscan ‘salvarse’ en el mismo continente que les destruye sus países y futuros, con hambre, explotación y ataques militares.

Más de 3000 personas tratando de migrar, perdieron la vida buscando llegar a Europa. Mientras la hipocresía europea pide “paz en Ucrania”, para la ONU las muertes de migrantes ocurridas en el 2021 duplican las del año anterior.

El frío informe cita que “1.924 personas fueron declaradas muertas o desaparecidas en las rutas del Mediterráneo central y occidental” y “otras 1.153 murieron o desaparecieron en la ruta marítima del noroeste de África hacia las islas Canarias".

El dato anterior era de 1.544 muertes en ambas rutas, en el 2020. Mientras que para los primeros 4 meses del actual 202 ya suman 478 personas.

Hablamos de ‘datos oficiales’. Ello significa que no se cuantifican lo que no se conoce y lo que se oculta de manera cómplice. En el 2021 se incrementó en un 50% las salidas de naves desde Túnez y un 150% desde Libia. De allí que los datos comparativos de muertos de un año con el otro, ya resultan sospechados de estar “maquillados” (reducidos).

La ACNUR indicó que 53.323 personas llegaron a Italia por mar en el 2021 (83% más que en 2020). Y otras 23.042 personas llegaron a las islas Canarias (igual que en 2020).

Quienes escapan de países asiáticos y africanos, llegan a las costas e intentan cruzar el mar en embarcaciones neumáticas en malas condiciones y sobre-cargadas.

Con total indiferencia y crueldad, el área del Mediterráneo central ha pasado a ser la ruta migratoria más mortal del mundo. Y no sorprende; porque es el paso del ‘tercer mundo’ al ‘primer mundo’ (que se niega a recibirlos).

Los que se ven obligados a elegir el otro trayecto, por el Atlántico (desde costas del oeste africano) deben afrontar los risgos de alrededor de 10 días de viaje; lo que expone a las precarias naves al hundimiento, o el desvío y la pérdida en alta mar.

Los informes dejan de lado los intentos de travesías terrestres, que resultan tanto o más peligrosas, porque los migrantes quedan expuestos a las organizaciones traficantes de mano de obra esclava, explotación sexual, o traficantes de órganos.

Europa orquesta leyes y políticas para “controlar” la migración, en tanto y en cuanto ella supere “lo aceptable” (para cubrir sus necesidades de mano de obra barata...).

Pero al continuar aplicándose en las naciones dependientes políticas neoliberales, alentándose la la inestabilidad política, imponiéndose conflictos (sociales, raciales, limítrofes, tribales, ideológicos...), y empeorando las condiciones socioeconómicas, será difícil que las migraciones se reduzcan. Todo lo contrario para los años venideros.

Ahora, mientras se proclama la paz para Ucrania, los gobiernos europeos (y otros extracontinentales) aportan asesores, inteligencia, armas, equipamiento, mercenarios, asesores, fondos para que la situación militar se extienda en el tiempo “para crearle un problema a Rusia” (¿?) -dicen-, siguiendo el libreto de Washington.

Y así, casi sin darse cuenta han ‘comprado’ un nuevo problema migratorio: El de los ucranianos que se dirigen a otros países de la región. Se habla que ya superan los 5 millones. Se trata del más grande en el continente desde el fin de la segunda gran guerra. Una situación para la que ninguno de esos países que reciben ucranianos, estaban preparados.

Aquí se presenta una nueva hipocresía europea. Porque mientras rechazan africanos y asiáticos, y los dejan morir en el mar, se volvieron receptivos con los ucranianos. Lo que es una muestra más de la visión y política racista y discriminatoria de un continente atrasado (disfrazado de ‘moderno’) como lo es Europa.

Esta aceptación de migrantes hace pensar que las clases dirigenciales europeas no dudan en mostrar también su elevado grado de dependencia y colonización al aceptar esta inmigración como ‘buena’, mientras que la otra (de asiáticos y africanos) es ‘mala’.