Jue. 28. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

ROSENKRATZ: “A CONFESIÓN DE PARTE...” (por Rodolfo O. Gianfelici)

ROSENKRATZ: “A CONFESIÓN DE PARTE...” (por Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  La prensa nos trajo la novedad de unas expresiones de Carlos Rosenkratz, integrante de la Corte de Suprema de Justicia argentina, efectuadas en Chile.

En principio releí varias veces sus dichos, porque no podía creer lo que leía. Pero al final me convencí que era así y en el fondo era lo correcto. Qué otra cosa se puede esperar de un personaje de semejante calidad tan devaluada.

Los jueces suelen fallar en base a “los elementos de prueba colectados”. En el caso de este cortesano, sus antecedentes son por demás de justificadores de sus expresiones.

Exponiendo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Rosenkrantz afirmó que: "No puede haber un derecho detrás de cada necesidad".

Una manifestación clasista, agresiva, excluyente, provocadora. Habló en forma concreta sobre "Justicia, Derecho y Populismo". Para quienes no conocen Argentina y su historia, los dichos de semejante personaje pueden haber sido sacados del mejor libro de capitalismo. Lejos de ello, y sin ninguna imaginación, solo apeló a contradecir la recordada afirmación de Evita.

Ella supo sentenciar que: "Donde hay una necesidad nace un derecho".

Pero Evita era Evita; y aún a casi setenta años de su muerte física, sigue indestructible en la memoria, el amor y el compromiso de millones de argentinos. Millones alejados totalmente del pensamiento de Rosenkrantz, el mismo que aceptó ingresar en la Corte, con un decreto. O sea: Por la ventana.

Un cortesano a la medida de esta justicia asqueante, repudiada, injusta, maleable, acomodaticia, que tiene en él –y sus otros compañeros tres laborales- la mejor expresión de una sociedad indiviadulista al extremo, defensora de las desigualdades, opuesto a cualquier tipo de cambio, defensor de intereses corporativos y del famoso “2x1” a favor de los represores (no olvidar).

Ha hecho bien en hablar con semejante crudeza este Rosenkrantz, integrante de “esta Corte” impresentable. Porque demuestra que no duda, ni titubea a la hora de expresarse, como de firmar sus fallos.

Este Rosenkrantz, por ahora segundo de Horacio Rosatti, representa a los poderes económicos-financieros dominante en el país. Los que lo han llevado a la actual situación, con el recrudecimiento de ese avance durante el período 2015 a 2019, de la mano de Mauricio Macri. El que quiso imponer (junto al actual titular de la Corte), mediante un decreto, burlando las normas vigentes para la designación de cortesanos.

Una Corte protegida por los medios hegemónicos, y por los sectores políticos neoliberales y derechistas defensores de la Argentina de rodillas, entregada y claudicante.

Una Corte repudiada por millones de argentinos; cuestionada por 17 gobernadores. 

Un Rosenkrantz que no dudó –fronteras afuera- en mostrarse no solo reaccionario, sino como un reaccionario antiperonista: "El populismo es relativamente insensible a la cuestión del costo que involucran las reformas que proponen, porque la urgencia del cambio solo es posible cuando los costos del cambio no se hacen explícitos o no se identifica con precisión quienes son los que pagarán dichos costos; la insensibilidad al costo se sintetiza de modo patente en una afirmación muy insistente en mi país que yo veo como un síntoma innegable de fe populista según la cual detrás de cada necesidad siempre debe haber un derecho".

Agregó que todas las necesidades no pueden ser satisfechas porque ese deseado “mundo no existe porque nos encontramos en situación de escasez”; y que “no hay suficientes recursos para satisfacer todas las necesidades".

Lo cual es mentira. Lo que falta es una justa distribución de la riqueza. Por otra, suponiendo que esa escasez fuera cierta, ello no justifica la anulación de derechos.

Este Rosenkrantz se preocupa por los “costos”. Habla como empresario capitalista, cuando él no lo es (o si...?). Es cierto que todo tiene un costo; pero con ese pensamiento deberían eliminarse las vacunaciones gratuítas, porque son costosas; deberían anularse los derechos de los jubilados y pensionados, porque son costosos; deberían eliminarse los derechos de los niños, que son costosos...

Rosenkrantz habla desde el pedestal de los poderosos, los privilegiados de esta sociedad. De allí que todo lo que signifique “derecho” constituye para él (y la clase social que orgullosa y verbalmente representa), algo sospechoso por lo que debe negárselo.

En palabras más simples y sencillas: es un defensor de la muerte. De la muerte por hambre y sin derechos. Un personaje detenido en el tiempo histórico, pero con el poder máximo en una sociedad del 2022. Un personaje que se 'olvidó' de explicar si elno pagar impuestos (como todos los argentinos), por pertenecer a la justicia es un "derecho" o un "privilegio"...

Sus palabras reafirman la existencia de dos justicias en el país, de manera cada vez más arrogante y sin medias tintas. No sólo así lo piensan y ejecutan los poderosos, sino que no tienen ningún problema en salir a decirlo (en este caso, fronteras afuera).

Rosenkrantz es el ejemplo máximo (junto a sus 3 compañeros cortesanos) de la justicia de ricos, que no duda en imponer la justicia de pobres.

Mientras las sociedades históricamente luchan por obtener derechos, existe un Rosenkrantz que en una sociedad en paz, atrasa; niega los derechos.

Pero también habría que saber que en una sociedad un poco mejor a la nuestra, con otra clase dirigencial, ya se le hubiera pedido a este personaje el juicio político. Porque no habla (ni qué decir cómo actúa) como hombre del máximo tribunal judicial, sino como un militante político...

A Rosenkrantz le molesta –evidentemente- el populismo, y así lo expresa. Término que para él es repudiable y lo equipara a peronismo. Lo cual, más que descalificar a este Movimiento, lo descubre totalmente a él.

Porque populismo es una “tendencia a lo popular”; a “defender los intereses y aspiraciones del pueblo”; una “forma de gobierno con propuestas de igualdad social y movilización popular”...

No es necesario exponer más. Está bien que Rosenkrantz esté en contra de lo que él considera el populismo. Porque él no tiene aboslutamente nada que ver con lo popular. Mientras él en esa elección tiene el halago y reconocimiento de los medios hegemónicos y de los grupos dominantes, los populistas se identican con Evita.

Por Evita, miles de militantes dieron sus vidas para construir una sociedad con más derechos, más justa; aún sin conocerla. Por Rosenkrantz, sus patrones solo publicarán un aviso necrológico -olvidándolo rápidamente-, para reemplazarlo por otro empleado.

Simplemente, para Rosenkrantz: “A confesión de parte, relevo de pruebas”.