Vie. 26. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Casos

MURIÓ "EL TRINCHE" CARLOVICH

MURIÓ

ROSARIO-ARGENTINA  (PrensaMare)  En la víspera PrensaMare había informado sobre el criminal ataque a Tomás Felipe Carlovich. Le intentron robar la bicicleta, lo golpearon y terminó hospitalizado y en coma.

Al final, su cuerpo –con 74 años- no resistió y falleció. Estuvo 2 días en el HECA, en terapia con un derrame cerebral.

De él se podría decir que –dentro de las canchas- era el sinónimo del fútbol. Sintetizaba la técnica, la estrategia, la inventiva, la capacidad de comprensión del juego. Un técnico dentro del campo; un especialista en explotar las virtudes (pocas o muchas) de cada uno de sus compañeros.

Era ‘el dueño de la pelota’ en la mayoría de los partidos que disputó. Unos porocos en Primera, muchos más en otras categorías. No fue un ejemplo de profesional; de seguro que a él eso no le interesó ni lo buscó jamás. Él solo quería jugar al fútbol. Y lo hizo; y cómo…

Por donde pasó -fueran equipos profesionales o campitos sin tejido perimetral, sin ambiciones de ser referencia de fútbol televisado-, dejó algo. Virtuosidad, belleza, disfrute, engaño, irresponsabilidad (para qué negarlo), alegría, envidia y ganas de quitarle la pelota.

Vistió la camiseta de Central Córdoba de Rosario en tres etapas. Y con ella se recuerda aquél histórico partido ante la selección de Argentina, en un amistoso jugado el 17 de abril de 1974. Un equipo que –conducido por Vladislao Cap- se preparaba para ir al Mundial de Alemania 1974.

Fue un cotejo de la nacional contra otro equipo de futbolistas rosarinos, que dirigió la dupla Carlos Griguol y Juan Carlos Montes. Lo integraban futbolistas de Rosario Central y de Newell's; y entre ellos, un centrocampista alto, espigado, de cabellos negros y largos. Futbolista de la segunda divisional: El Trinche Carlovich.

La etapa inicial terminó 3-0 a favor de los rosarinos, “con baile”, siendo el conductor de ese festejo (que disfrutaban miles de simpatizantes rosarinos), el mismísimo Carlovich que se adueño de la pelota y ese medio partido.

Dos años más tarde, el entrenador nacional César Luis Menotti, lo conovocó a jugar un amistoso. En esos momentos Carlovich defendía los colores del mendocino Independiente Rivadavia en el ascenso. Pero el jugador… no se presentó. Eran tiempos en que Menotti iba armando el equipo que luego jugaría el Mundial de Argentina 1978. Y Carlovich, no quiso jugar…

Un zurdo del que se podía esperar cualquier cosa, menos lo que imaginaba su rival que intentaba controlarlo. En algún momento la prensa –y algunos dirigentes- dejaron como noticia que ficharía por algún club del exterior que lo buscaba. Nunca se supo si ello era real o formó parte de los cientos de historias, y anécdotas que se tejieron en derredor suyo.

Su último partido lo jugó con 39 años, en 1985. Tuvo su libro y hasta una obra de teatro. Él vivía su vida con la humildad y sencilles con que ingresaba a cada campo de juego. Ahora iba en bicicleta, como lo había hecho siempre.

Con su injusta y criminal partida, la pelota, esa de gajos marrones, está triste…