Vie. 26. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

ARGENTINA ACORDÓ CON LOS ACREEDORES

ARGENTINA ACORDÓ CON LOS ACREEDORES

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Argentina es un país que no tiene desperdicios. Y si no, miremos las expresiones de dos personajes nefastos de la política argentina, al conocerse que el país había arribado a un acuerdo con sus acreedores.

Inmediatamente salieron a opinar el máximo irresponsable del endeudamiento de 2015-2019, el exmandatario Mauricio Macri. Dijo que “defaultear jamás puede estar bien”. Expresión de quien hizo crecer la deuda externa argentina, convirtiéndola en un record mundial en tan breve tiempo (¡).

También el amigo o “hermano de la vida” (de Macri), el exfuncionario Luis Caputo expresó: “Gran acuerdo Felicitaciones al Presidente @alferdez, al ministro @Martin_M_Guzman y a todos los involucrados. Ojalá esta pesadilla de pandemia termine pronto y comience el proceso de recuperación económica que tanto necesita la gente”. Se trata del empresario macrista que ocupó la titularidad del Banco Central, y Ministro de Finanzas, irresponsable de la gran parte de ‘colocaciones’ de bonos…

Suena irónico; posiblemente tragicómico al asistir a semejante hipocresía y cinismo. Pero bueno: esta es la realidad vivible.

Al final, en el inicio de agosto de 2020 Argentina ha alcanzado un acuerdo con los acreedores. Para ello se confluyeron varias situaciones, intereses y necesidades internacionales. Donde se sumó la pandemia, como para hacer un combo del que los negociadores argentinos supieron sacar provecho.

No fueron negociaciones fáciles, pero debe tenerse presente que el FMI desde el inicio del tema se manifestó a favor de la propuesta que iba a hacer Argentina. En cuanto a cómo se negoció, la orden de Alberto Fernández, luego de analizar con Cristina Fernández, fue la de no apurarse. Rechazar las presiones de los acreedores, de la oligarquía local y de los medios hegemónicos.

Es bueno recordar que desde el grupo Clarín se impulsaba un acuerdo rápido y urgente, para “ser creibles” (¿?) ante el mundo. Claro… Clarín es uno de los… acreedores

Llamativamente dicho medio, al igual que infinidad de ‘opinólogos’ y economistas de pacotilla, quería ese acuerdo urgente para ser “creíbles”, cuando ellos mismos felicitaban a Macri hiper-endeudando irresponsablemente al país entre 2015 y 2019.

Fue así que Argentina se sentó ante el FMI y los poderosos y grandes fondos de inversión (sin apuro). Para qué apurarse en cerrar un acuerdo en pocas semanas, cuando todos ellos se aprovecharon durante 4 años del desastre financiero que fue construyendo Macri.

Hubo aprietes, maniobras de loby, des-información mediática, amenazas, manejos especulativos con el dólar… Bueno, todo lo que es capaz de usar la derecha y el neoliberalismo a la hora de defenser sus intereses.

Inclusive no quedaron afuera de esta escandalosa maniobra de asfixiamiento de Argentina, las cámaras del establishment (empresarias, comerciales, industriales, exportadoras…).

Finalmente se fumó la pipa de la paz, y llegó el acuerdo ignorando al frente antinacional y antipopular. Quedó en claro que Argentina utilizó el mismo mecanismo que años atrás usaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández en situaciones semejantes.

Estuva expuesto que Argentina llegó a las negociaciones totalmente debilitada, de rodillas; sin recursos, sin crédito internacional, con el default (concreto aunque no declarado públicamente) dejado por Macri, con recesión económica, con el mercado interno destruido. Y por si fuera poco, luego se sumó el coronavirus

Por el lado del FMI (Fondo Monetario Internacional), que alentó el hiper-endeudamiento macrista y le otorgó de manera irregular un mega-préstamo cuando las condiciones técnicas no lo permitías, mirando un futuro (propio) con ciertos problemas.

Lo que pretendía el organismo es que Argentina no agravara su situación ante ellos mismos. Que les asegurara una buena refinanciación de su propio paquete financiero. Ellos entendían que si Argentina no acordaba, podía terminar pidiendo más ayuda al FMI. De allí que Washington exigió que se apoyara a los argentinos en la negociación, para tranquilidad propia y para evitar que la situación social pudiera agravarse.

Del lado de los acreedores, estaba la ventaja de poseer gran poder económico-financiero y buena “llegada” dentro de la administración de Donald Trump. No les interesaba litigar (como los ‘fondos buitres’). Deseaban un rápido acuerdo, para re-lanzar sus negocios.

Fue así que se arribó al acuerdo, donde los negociadores argentinos lograron imponer desde el inicio y hasta el final, lo principal de la negociación: la sustentabilidad de la deuda. Acordar algo serio y que se pudiera afrontar.

Evitar el “tirar la pelota hacia adelante”, y tener que re-enegociar dentro de unos meses porque no se puede afrontar el pago convenido antes. En ese sentido, el FMI entendió la base del planteo argentino y lo apoyó.

Que se firme lo que se puede pagar. Así de sencillo, pero que no todos los políticos y/o negociadores tienen o han tenido como concepto u objetivo.

Dentro de ese planteo argentino se manifestó que no se aceptaba “plan de ajuste” alguno (como podía reclamar históricamente el FMI) y los propios acreedores.

Inclusive este planteo estuvo sobre la mesa, y fue ‘derrotado’ por los negociadores argentinos ante los acreedores.

Vale la pena recordarlo también, el ministro de Economía argentino sufrió numerosas maniobras de lobys y de los medios para que lo desplazaran y asumiera alguien “confiable” (para los acreedores). Pero fue sostenido por el presidente Fernández.

Argentina a partir de ahora tiene una base cierta de qué es lo que debe y cómo pagarlo; pero además, con qué contará y cómo podrá usarlo. Por el lado de los acreedores, una cierta insatisfacción pues ellos compraron bonos al valor de emisión (han sido una ínfima minoría los que los compraron ya con valores rebajados).

La derecha va a sostener que “derrotaron” al gobierno argentino en la negociación. Por su lado la izquierda retórica (que nunca ha sido gobierno) dirá que Argentina “claudicó”. Frente a ellos, “la realidad es la única verdad” y el gobierno demostró tener una clara estrategia negociadora. Inclusive supo aprovechar los interrogantes del futuro que viene –lo hizo jugar a su favor-, y los que terminaron estando apurados por un acuerdo aunque fuera “desfavorable”, resultaron los propios acreedores.

Si se habla de ‘números’, Argentina terminará pagando entre 28.000 y 31.000 millones de dólares menos. No es poca cosa si se tiene en cuenta el desastre dejado por Macri, con ‘bombas de tiempo’ (vencimientos de pagos a acreedores) instaladas para que explotaran a la brevedad.

Además, Argentina logró prorrogar los vencimientos con el FMI, y pagos por el canje de la deuda en dólares, bajo la legislación local.

Y ahora…?

Bueno: a partir de este acuerdo (y triunfo político del gobierno peronista), Alberto Fernández logra ordenar el desastre dejado por Macri; tiene previsibilidad con los acreedores; se garantiza estabilidad económica interna; y podrá programar un plan de inversiones y acciones de gobierno hasta el 2023.

Se puede pensar en un nuevo porvenir. Parece mentira que ello suceda en medio de la pandemia mundial y habiendo recibido un país entregado y sin rumbo en diciembre de 2019.