Sab. 27. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Argentina

MEDIÁTICOS QUE ATRASAN, SON DINOSAURIOS Y CAUSAN VERGÜENZA

MEDIÁTICOS QUE ATRASAN, SON DINOSAURIOS Y CAUSAN VERGÜENZA

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Unos cuantos años atrás, una mediática periodista que se consideraba ‘especialista’ (¿?) en menemismo, llevó a una travesti a su programa televisivo. Ella ejercía la prostitución. Le fue realizando preguntas, hasta llegar a lo que en verdad deseaba la interrogadora.

Le preguntó si tenía “clientes” políticos. Cuando la invitada respondió afirmativamente, la “especialista” sonrió acercándose a una risa. Le preguntó nuevamente si algún político mantenía relaciones con ella, con una suerte de risa burlona y con tono de interrogación de incredulidad.

Casi por casualidad me encontré mirando ese reportaje y sentí varias sensaciones. Por un lado pena porque la travesti (más allá de su derecho a expresarse libremente), lo único que hacía era abonar el pensamiento machista, racista y xenófobo en el sentido que “la única” actividad que podían desarrollar las travestis era esa: la de la prostitución.

Por el otro, asco, observando a una “especialista” mostrando el mayor de los amarillismos del periodismo basura. Casi burlándose de la entrevistada. (des)Tratándola como uno ‘algo’ humanoide que no podría mantener relaciones sexuales con quien lo deseara.

Sentí que la travesti era cosificada, deshumanizada y burlada. Considerada por la periodista -que se daba ínfulas de “especialista”-, como una sub-especie.

Eran aquellos tiempos, y en ese momento nadie sintió (por lo menos públicamente) lo que yo sentí. La “especialista” jamás hizo una autocrítica; la travesti nunca se arrepintió de sus respuestas (y silencios); el canal, jamás se disculpó; ningún periodista, ninguna entidad defensora de los derechos humanos, y ninguna entidad representante de los derechos de minorías, se manifestó cuestionando semejante contenido del programa televisivo.

A que viene todo esto...? Que en pleno mes de agosto del 2021 –alejado de aquél programa televisivo del siglo pasado-, apareció la propaganda -oficial de un canal- de uno de sus programas que me sacudió desagradablemente.

Esa publicidad muestra a la conductora (otra mujer) que le expresa a un olvidable exfutbolista devenido en agresivo opinador deportivo: “fuiste el primero en besar a una chica trans en la tele”.

La afirmación-pregunta fue acompañada por sonrisa que termina en risa. El entrevistado también se ríe. Y varios de los que participan del programa, hacen lo mismo...

Si. A décadas del destrato de la “especialista” a una travesti, un grupo de mediáticos mostraron su burlismo porque “un hombre” besó a una transgénero.

Acaso el ser (supuestamente) “el primero”, otorga alguna exclusividad...? Alguna popularidad...? Alguna cocarda...? Algún mérito...?

O por el contrario ello debe ser tomado –teniendo en cuenta las risas de todos-, como una vergüenza...? Una impresentabilidad...? Un no-retorno...? Una impopularidad...?

Décadas atrás una “especialista” no podía entender que un político mantuviera relaciones sexuales con una travesti. Ahora, en otro programa televisivo (conductora, entrevistado y panelistas) se burlan, porque el invitado besó a una trangénero.

Ni el canal hizo autocrítica, ni la conductora, ni los panelistas, ni el entrevistado, ni otros medios, ni entidades defensoras de derechos humanos, ni entidades representantes de minorías se manifestaron cuestionando ese contenido del programa televisivo.

Pareciera que muchos de los que se presentan como modernos, progresistas, libertarios, y humanistas, en verdad solo se expresan según lo que consideran “su normalidad”. Que “los otros” solo merecen el destrato y la burla.

Se trata de expresiones vertidas en democracia. Posiblemente si ella no existiera, esos burlistas (de ayer y hoy) no dudarían en señalar a travestis y transgéneros por “haber andado en algo” o que “algo habrían hecho”...