Vie. 29. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

LOS BELÉN-ADICTOS DE MADRID... (Tomás F. Ruíz)

LOS BELÉN-ADICTOS DE MADRID... (Tomás F. Ruíz)

MADRID-ESPAÑA (por Tomás F. Ruíz)  Los belén-adictos de Madrid se enfrentan al síndrome de abstinencia.

Los belén-adictos de Madrid tienen sus horas contadas. Han sido dos largas e intensas semanas de frenética actividad belenística, semanas marcadas por compulsivas y apremiantes visitas a todo tipo de belenes públicos y privados. De esta forma los belén-adictos han visitado belenes florentinos y barrocos (los más extendidos en nuestra geografía nacional-católica), belenes polacos, checos, eslavos, belenes de abadías recónditas, de conventos de clausura, belenes de edificios monacales, de iglesias modestas y de catedrales encumbradas, belenes inimaginables de ayuntamientos laicos, de diputaciones de izquierda, de poderosos prioratos… Y como no, belenes vivientes con personajes de carne y hueso que representan a José, María y el Niño, belenes en los que incluso el buey y la borriquilla son animales vivos y mugen y rebuznan cuando se lo indican.

Toda esa desenfrenada e impetuosa energía que los belén-adictos vienen desarrollando desde la pasada Nochebuena, todo ese impulso ofuscado y ciego que los lleva a visitar compulsivamente cualquier lugar donde se sepa que hay montado un belén; todos esos desafinados y repetitivos villancicos cantados al calor del hogar, con una beatífica sonrisa en la boca y bastantes copas de anís encima… Todo este deslumbrante espectáculo auto sacramental que son las navidades toca a su fin, se acabará abruptamente en apenas unos días, cuando los Reyes Magos, montados a lomos de sus dóciles camellos, hagan sus ofrendas a Jesús y los niños que han sido buenos reciban sus regalos (si no han sido buenos, ya se sabe, no hay regalos sino carbón, que tampoco viene mal con esto de la crisis energética).

También están a punto de expirar los sofisticados efectos dinámicos y luminosos que algunos belenes exhiben y que tanto enganchan a los belén-adictos: las cortezas de alcornoque simulando covachas y montes, los castillos de cartón iluminados desde dentro, los deslumbrantes ángeles anunciando a los pastores la buena nueva, el agua cantarina que corre por los arroyos y llena los diminutos lagos, los molinos que mueven sin descanso sus aspas quijotescas, las pequeñas figuritas de herreros forjando hierro a golpe de martillo… Todos estos exquisitos y trabajados “performances” navideños desaparecerán en un abrir y cerrar de ojos. La idolatrada figura del Niño Jesús, por su gigantesco y grotescamente desproporcionado tamaño, será de las primeras que desaparezcan.

Para no morir bajo la sanguinaria “Matanza de los Inocentes”, la Sagrada Familia huirá de Herodes y los belenes de todo el mundo, careciendo ya de sentido, se desmontarán sin más. No olvidemos al Espíritu Santo, que extinta la mesiánica evocación de fecundación divina de la que ha sido protagonista se sentirá sólo y desamparado y se entregará de nuevo a la mala vida que llevaba antes de la Navidad, seduciendo virgencitas ingenuas por los suburbios pobres de Nazareth.

Ahora, tras dos intensas semanas de encumbradas adoraciones nocturnas, los belén-adictos se tendrán que enfrentar al final de la Navidad. Las panderetas, almireces y zambombas se quedarán mudos y no habrá más villancicos. La Metadona ayudará a algunos, pero no todos los belén-adictos se recuperarán del golpe ni todos podrán volver a ser ciudadanos corrientes: el estigma de la Navidad los atormentará hasta el año que viene.

Para evitar su sufrimiento de martirologio, se rumorea que la Excelentísima y Beatísima presidenta de Madrid, Isabel Ayuso (Foto), en un gesto de desprendimiento, ha prometido a los belén-adictos madrileños que prolongará indefinidamente la Navidad y que los belenes madrileños seguirán montados hasta el mismo verano. Los belén-adictos podrán seguir recibiendo sus dosis belenísticas sin interrupción y no sufrirán síndrome alguno de abstinencia… O tempora, o mores.