JUNCOS-PUERTO RICO (por Carlos Pérez Morales)  La paulatina pérdida de la hegemonía mundial de Estados Unidos parece ir de la mano con el languidecimiento de su sistema de gobierno democrático. Este sistema de gobierno democrático ha sido mostrado al mundo como el mejor sistema mundial de gobierno. En la filosofía de este sistema democrático-capitalista predomina la libre empresa, la libre competencia, la libertad individual y la no intervención del gobierno en asuntos económicos, [Solamente el gobierno debe intervenir cuando la economía esté en crisis]. Un ejemplo de esto fue cuando la burbuja creada por las hipotecas de vivienda explotó. Entonces el gobierno de Estados Unidos intervino rescatando y brindándole más dinero a los grandes bancos que habían quebrado.

Las características exclusivamente estadounidenses, como un Senado y un Colegio Electoral que les otorgan un poder desproporcionado a los votantes de estados rurales y estados bisagra, abriendo una brecha cada vez mayor entre la intención del electorado y el gobierno resultante.

Los defensores del programa de intervención del gobierno en los asuntos económicos decían que es necesario inyectar liquidez al sistema que ha estado paralizado por la falta de créditos. Los detractores sin embargo, advirtieron que no se trata de una varita mágica y que el plan no va a solucionar los problemas de la noche a la mañana.

Estados Unidos y sus aliados representaron una parte considerablemente grande del retroceso democrático global experimentado en la última década..

Los aliados de Estados Unidos siguen siendo en promedio, más democráticos que el resto del mundo. Pero casi todos han sufrido algún grado de erosión democrática desde 2010, lo que significa que elementos centrales como elecciones justas o independencia judicial se han debilitado, y a un ritmo que supera con creces los declives promedio entre otros países.

Con el ataque al Congreso del 6 de enero de 2021 por ordas republicanas, cuando por instancias del presidente Donald Trump, constituyó una acción de gran preocupación, por la acción criminal de dar un golpe de estado. Esto nunca había sucedido en Estados Unidos.

El ex-presidente Trump está siendo juzgado por esto y otros hechos criminales cometidos.

Frente a todo estos perversos sucesos los demócratas parecen coincidir con las palabras del extinto presidente  John F. Kennedy: “En una democracia los ciudadanos son libres de no estar de acuerdo con la ley, pero no de desobedecerla, porque en un gobierno de leyes, y no de hombres, nadie, por muy prominente o poderoso, y ningún motín callejero, por más violento o exaltado, tiene derecho a desafiarlas.”

Un estudio de "Freedom House" concluyó que los problemas principales se combinan, creando un círculo vicioso de desconfianza y disfunción, y que abordarlos con urgencia y convicción es crucial para restaurar la fe de los estadounidenses no solo en su gobierno, sino también en la democracia misma.

“Nuestra democracia está en problemas”, dijo Michael J. Abramowitz, presidente de Freedom House, “y la fortaleza de la democracia estadounidense es importante para las personas en todas partes, no solo aquí en casa. El Congreso y la administración de Biden deben priorizar el fortalecimiento de nuestras instituciones, restaurar las normas cívicas y defender la promesa de libertad universal sobre la que se fundó nuestra nación”. (Freedon House, 2021). Traducción del autor.

El informe detalla las desigualdades que enfrentan los grupos minoritarios, especialmente los negros y los nativos americanos, en lo que respecta al sistema de justicia penal y la votación. También ilustra que la confianza pública en el gobierno se ha visto dañada por la forma en que los estadounidenses ricos pueden usar su dinero para ejercer una influencia desmesurada en la política estadounidense.

¿Irá perdiendo poder la democracia en Estados Unidos mientras su hegemonía mundial está declinando?