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ESPAÑA: Y EL REY, ADONDE ESTÁ…?

ESPAÑA: Y EL REY, ADONDE ESTÁ…?

MADRID-ESPAÑA  (PrensaMare)  El coronavirus ha sido mágico y ha producido lo que muchos españoles desean de corazón. Que el rey no exista más…

Claro que es algo circunstancial, de puro oportunismo político. Está escondido dejando en manos de “los políticos” la problemática del virus, como sí él, no tuviera absolutamente nada que ver.

Es cierto que Felipe VI no provocó la pandemia. Pero si sus consecuencias. Porque su padre, y él –su continuidad, formado para ello-, llevaron a esta situación de la realidad social y sanitaria españolas.

Felipe VI fue visto y escuchado por última vez por los españoles más de un mes atrás. Pareciera que ese ocultamiento busca ‘despegarlo’ de los miles de infectados y muertos (¡).

Lo hizo el 18 de marzo cuando sumaban apenas 623 fallecidos. Ahora, 37 días después ya suman… 21.717. Desde entonces, y en plena monarquía parlamentaria, su titular está escondido. Los contagiados ya superan los 200.000. Y ni qué hablar de los parados (sin trabajo) temporales.

Para los defensores de Felipe VI, su silencio es saludable y entendible. Casi lo justifican como “obligado”. Pues entienden que el monarca está ‘más allá de todos’ (¿?). Y destacan que en su última aparición fue claro al hablar en términos militares y guerreristas de un enemigo a “vencer y superar” y al calificar a los trabajadores sanitarios como que “sois nuestra primera línea de defensa”.

Fue su única comunicación oficial en el 2020; el segundo discurso extraordinario a los españoles desde que es rey. El anterior había sido el 3 de octubre de 2017, luego de los trágicos sucesos de Catalunya. Está claro que la monarquía parlamentaria considera que quien tiene que poner la cara es el presidente del Gobierno, que lo hace decenas de veces.

Muchas de ellas sin decir absolutamente nada; engañando; o tratando de insuflar esperanzas cuando lo que debería haber tenido es previsibilidad. Un papel cercano al de un televisivo pastor evangélico que al de un conductor nacional.

Mientras tanto, quienes manejan la imagen del monarca envían ordenes y recomendaciones a los medios para reafirmar que el coronavirus no hace mella en él. Que es intocable y que está preservado ‘por el bien de la nación’.

Para los monárquicos, la figura de Felipe VI debe ser protegida y cuidada, inclusive como última reserva. Entienden que no debe “mezclárselo” con el problema actual. Primero porque están convencidos que él no tiene responsabilidad alguna. Y segundo, porque de empeorar la situación, o cuando se esté en condicions de salir de esta grave situación, él será quien convoque a  los españoles y se sume al carro triunfal.

Lo concreto es que contrariamente a este planteo oportunista y marketinero, miles, decenas de miles, millones de españoles consideran que Felipe VI debería ‘poner la cara’ ante la gravedad de la situación. Inclusivive muchos consideran que ese esconderse no es más que la clara asumición de la ineptitud y la inoperancia.

Un dato a tener en cuenta es que la poderosa, influyente y formativa prensa (ligada al poder comunicacional anglosajón) en ningún momento reclama o exige la aparición de Felipe VI. No es una actitud ‘respetuosa’; simplemente que hacen su juego y dejan que el monarca se enargue de autodestruirse con su escondimiento.

En el fondo, ese poder se refriega las manos porque todo suma a su proyecto de avanzar en el futuro desplazamiento de la monarquía parlamentaria española. Un trabajo lento, pero no por ello encomiable y contínuo. Saben que –más tarde o más temprano-, esta forma de gobierno no les garantizará la tranquilidad que el neoliberalismo mundial reclama para las naciones cooptadas.

Ya de por sí los propios dirigentes españoles se encargan de ir debilitando a la monarquía, como sucedió con las ausencias (erróneas?) de Felipe VI la Cumbre de Davos 2018 y en Cumbre Mundial del Clima, efectuada en la propia España en enero 2020.

Trascendió –eso si- que el monarca había logrado la llegada al país de un millón de mascarillas, 20.000 gafas de protección integral, 20.000 trajes de protección individual (EPI) y 100.000 pares de guantes. La forma en que obtuvo esa donación demuestra el estado alarmante en que se encuentra la sanidad española. Porque ese material sanitario (que debería poseer un país del ‘primer mundo’) fue una donación del chino Ren Zhengfei.

Se trata del crador y presidente de Huawei. Ese logro (¿?) ha sido presentado como una tarea del rey. Por cierto, una muestra contundente de la mediocridad generalizada de quienes conducen España desde hace décadas. Puede descansar tranquilo el tirano Franco...