SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  En estos primeros días de octubre recibimos noticias de un nuevo enfrentamiento militar entre Israel y fuerzas palestinas. Una pésima y dolorosa noticia.

Inmediatamente los medios, los opinadores, los ‘analistas’, los políticos salieron a repudiar a Hamas y su “ataque terrorista”. Todos imponiendo el mismo (único) discurso.

De un lado los buenos; del otro los malos. De un lado los pacificadores; del otro los violentos.

Una forma de expresarse muy conocida en la historia. Sin ir más lejos, desde febrero del 2022 se acuso a Rusia de ser agresora de Ucrania. Lo hizo occidente, victimizándose (aunque las muertes y heridos son rusos y ucranianos, más allá de algunos mercenarios junto a los segundos).

Este discurso silenció que durante 14 años (catorce), Ucrania llevó adelante una política militar de ataques y persecuciones sobre las poblaciones del este ucraniano, provocando más de 15.000 muertos (la amplísima mayoría, civiles).

Para occidente su violencia, no existía, porque los muertos eran del este ucraniano; no merecían ni siquera ser comentados. Allí estuvo Israel, junto a Ucrania. Inclusive ahora, el gobierno israelí se posicionó junto al corrupto presidente Volodymir Zelenski.

Porque ya en las décadas de 1970 y de 1980, las dictaduras latinoamericanas contaron con apoyos de occidente, y allí estuvo Israel. Se alió, ayudó y asesoró a las peores dictaduras y sus terrorismos de estado. En el caso argentino, el Mossad instaló en un escritorio de militares argentinos a un general para “colaborar”. Lo que significaba ser cómplices de secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones. Llamativo...? No tanto.

Desde hace más de seis décadas el pueblo palestino ha perdido sus tierras y sus más elementales derechos. Le ocurrió a manos de Israel, que posteriormente se apropió de más tierras y ha creado la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Millones de palestinos rehenes. Llamativo...? No tanto.

Respecto a esta situación que soporta el pueblo palestino puede agregarse como ampliación para los distraídos, que:

• Confiscación de tierras, asentamientos ilegales y robo de tierras
• Discriminación y racismo
• Humillación, miedo y represión constante
• Millones de personas tomadas como rehenes
• Más de 700.000 israelíes usurpando tierras palestinas
• Más de 60.000 viviendas y estructuras de palestinos destruídas
• Más de 5 millones de palestinos con restricciones de circulación
• Existencia de un muro/valla de 700 km para aislar y separar familias
• Impedimento a accesos básicos
• Paralización de la economía palestina
• Destrucción de olivares centenarios
• Bloqueo por tierra, mar y aire de Gaza
• Impedimento al libre acceso al agua potable
• Destrucción sistemática de corrales
• Desplazamiento forsozos de comunidades palestinas completas
• Los palestinos son juzgados por tribunales militares (condenas en el 95% de los casos) en Cisjordania
• Los colonos israelíes son juzgados por tribunales civiles en Cisjordania
• De las más de 1.000 denuncias (desde 2001) presentadas por palestinos por torturas ante Israel, ninguna avanzó
• En 1980 Israel formalizó la anexión ilegal de Jerusalén Oriental (allí las construcciones palestinas solo llegan al 13%; los asentamientos ilegales israelías superan ya el 35%)
• Entre 1987 y 1993 Irael detuvo arbitrariamente a más de 100.000 palestinos
• Los palestinos son detenidos en terrirotios ocupados y llevados a cárceles de Israel (violando el derecho internacional)
• Los presos palestinos sufren restricciones de visitas y de contactos con familiares, acceso a la educación y asistencia médica
• La tortura practicada por los isarelíes no está tipificada como delito en la legislación de ese país
• Desde 1987, Israel asesinó a más de 10.200 palestinos (los que deberían ser considerados crímenes de guerra).

Los datos antes referidos no son “tendenciosos” o de algún “anti-judío”. Se trata de datos oficiales de Aministía Internacional (https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2017/06/israel-occupation-50-years-of-dispossession/ )...

Creemos que con ellos se puede tener una visión general de que estamos ante un hecho que causa vergüenza humana. Pero no para todos; porque existen responsables directos, y silenciosos cómplices indirectos.

Dentro de esta situación internacional que es dolorosa por las muertes de ambos lados, dirigentes argentinos tomaron posición. Patricia Bullrich, Sergio Massa, Javier Milei, Mauricio Macri y Cristina Fernández repudiaron los ataques.

Pero claro, solo la última –además de solidarizarse con las víctimas-, reiteró que se debe dar cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas que insisten en la solución de los dos estados.

No es un dato común. Deja perfectamente en claro que existen derechos del pueblo palestino que son ignorados por occidente; y ni qué decir de Israel.

Es fácil salir a hacerse el pacificador o pacificadora, mientras Palestina sigue aportando muertos y heridos, desde hace más de seis décadas. Lo vergonsozo y lamentable es que ese hablar a medias es sinónimo de tomar posición a favor de una de las partes, sin decirlo expresamente.

Pero quienes solo hablan de un Israel “víctima”, no hacen más que coincidir con el terrorismo de estado israelí; con la política de apartheid; con el odio racial; con la indiferencia para con millones de palestinos.

Hablar con todas las letras no significa apoyar ninguna acción “terrorista”. Significa tratar de buscar la verdad y romper el cerco informativo mundial que protege la criminalidad israelí como un hecho natural y hasta ‘necesario’.

A muchos/as de los integrantes de estas clases dirigenciales política, económica, religiosa, financiera, educativa, judicial, deportiva, habría que recordarles una frase muy setentista, pero vigente: “La indiferencia es cómplice de la injusticia”.