CIUDAD DEL CABO-SUDÁFRICA  (PrensaMare)  Gran preocupación genera una noticia ambiental originada desde Japón. Ello en razón que se anunció oficialmente que el gobierno japonés expulsará al mar el agua contaminada de la accidentada central nuclear de Fukushima (en la imagen se observan la gran cantidad de tanques con dicha agua).

Dicha agua está almacenada y totaliza un millón de métros cúbico. Para ello han usado 1.000 cisternas en el sitio de la central de Fukushima Daiichi. Se trata de agua procedente de la lluvia, del manto subterráneo y de las inyecciones necesarias para enfriar los núcleos de los reactores que entraron en fusión tras el tsunami del 11 de marzo de 2011.

En su momento se filtró varias veces para eliminar la mayoría de las sustancias radioactivas. Pero no se ha podido eliminar el tritio, que no puede ser eliminado con las técnicas actuales.

Lo cierto es que se están acercando a la saturación de la capacidad de almacenamiento. Al comenzar este año, los expertos (¿?) recomendaron al gobierno tirar el agua al mar. Se ha denunciado en el propio Japón que gran parte de esa agua almacenada todavía debe volver a ser filtrada para eliminar otros elementos radioactivos.

Desde Corea del Sur (que prohíbe la importación de productos marinos de Fukushima), se hizo conocer la preocupación por las posibles consecuencias medioambientales que pueda tener la operación. En medio de los cuestionamientos a la decisión japonesa, apareció el poderoso Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) –que responde a los intereses de las potencias occidentales-, defendió la “solución” que el agua sea expulsada al mar.