MONTEVIDEO-URUGUAY (por Jorge Aniceto Molinari)  (Abordando eso gris, que parece la teoría). No sé si son los años que llevo de vida -84,5-, pero siento que la humanidad necesita tomar una resolución que le permita abandonar la barbarie y retornar a la civilización.

Me alarma el aparente silencio de la inteligencia del mundo, ante la gravedad del problema.

Reviso el programa de los partidos políticos, el programa de mi Frente Amplio y el tema no aparece identificado con la gravedad que tiene.

Claro el problema no es sencillo; la principal industria y las que están vinculadas a ella como la farmacéutica, tienen a los mejores y mejor pagos técnicos de la humanidad.

Entonces parar la guerra supone recomponer toda la ecuación social que la guerra supone.

Hay armas para destruir varias veces la humanidad, que de usarse significa la desaparición de la misma.

Pero además todas las industrias relacionadas, hablábamos de la industria del medicamento y las distintas formas de abordar la atención de la salud humana, todas están sometidas a la lógica que el hecho provoca.

¿Quiénes gobiernan el mundo?, Biden, Putin, y podría seguir nombrando gobernantes de los países más importantes, pero ¿gobiernan ello, o gobiernan los complejos empresariales multinacionales que en pugna rigen la economía del mundo?.

Y un lindo tema para debatir en la “izquierda”, ¿los imperialismos existen?

Acaba de visitar el Uruguay la señora General comandante del ejército sur de los EE.UU. preocupada por las relaciones de Uruguay con China.

Por supuesto los viejos dogmáticos y los no tan viejos me dirán: viste, eso es el imperialismo. Juicio al que algunos agregarán su preocupación por la creciente influencia del “imperialismo” chino.

Pero además no faltarán los que digan: viste este viejo ha abandonado el marxismo.

Esto va inexorablemente ligado a lo que planteábamos al principio: para parar la guerra –en que nos va nuestra vida y el de las futuras generaciones- es imprescindible analizar la economía, la base material del mundo.

Entonces aquel concepto que nació con el stalinismo, de que socialismo es propiedad estatizada, y que la suma de países en esa situación darían sepultura al modo de producción capitalista, muchas veces afirmado con planteos equivocados de Trotsky y Bujarin, y que además no descartaba la necesidad de la guerra para imponerse, está cayendo en el mundo junto con la crisis final de la predominancia del capitalismo.

Parar la guerra implica reconvertir el aparato productivo de toda la humanidad.

La reconversión necesita de la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista.

Hay dos herramientas decisivas para esto: la moneda única y universal y que los impuestos se apliquen sobre la circulación del dinero dando muerte a los paraísos fiscales, y a los sistemas impositivos basados en el consumo, el salario y las pensiones.

Necesitamos dar muerte a la base de financiación de todas las lacras sociales.

Debemos llegar a un acuerdo de gobiernos, partidos, organizaciones sociales de todas las índoles para que el producido de este cambio signifique la reconversión en beneficio de la humanidad de la industria de la guerra.

Alguien me dice: a mí me preocupa lo nuestro. ¿Y qué es lo nuestro? , porque tu ropa, tu comida, tu salud, tu educación, tu trabajo, están regidos por condicionantes que se deciden a nivel del mundo.

He tratado con la humildad de mis medios de tocar todos los timbres; hasta ahora he fracasado con total éxito, sin embargo sé, me consta que el topo de la historia sigue trabajando.

Porque un mundo mejor no solo es posible, es necesario.