Vie. 26. Jul 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

NICARAGUA: ALGUNOS RETOS DE LA IZQUIERDA... (Omar A. Maradiaga)

NICARAGUA: ALGUNOS RETOS DE LA IZQUIERDA... (Omar A. Maradiaga)

MANAGUA-NICARAGUA (por Omar Aguilar Maradiaga)  Algunos retos de la izquierda, en el nuevo año 2023.

Se ha cerrado el año 2022, el que dejó tras de sí, importantes cambios en el mundo, sobre todo en la configuración geopolítica. Esta configuración geopolítica, ha estado marcada por una serie de acontecimientos que, por un lado, son el reflejo de la decadencia del capitalismo y por otro, el fortalecimiento de la izquierda revolucionaria en algunos momentos y su debilitamiento en otros.

Sin duda alguna, el mayor de todos estos acontecimientos, ha sido la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que el mundo capitalista ha llamado infamemente “Invasión”, para hacer aparecer a Rusia como el principal responsable del conflicto y como el malo de la película. Como decimos popularmente  “el que las usa las imagina” y en usarlas; el capitalismo ha sido experto. Son incontables las invasiones de gobiernos capitalistas y pro-imperialistas a territorios lejanos, so pretexto de salvaguardar la democracia, preservar los derechos humanos, defender sus intereses, protegerse de las amenazas y otras miles de excusas y mentiras que nos venden como verdades a través de sus medios de propaganda, sus alianzas con líderes políticos, religiosos, ONG, y todo aquel que ve en el capitalismo su medio de hacer riqueza y preservar el status quo.

Nada de lo anterior aplica en la guerra entre Rusia y Ucrania, porque Rusia no tiene intereses económicos, ni geopolíticos en Ucrania; solo defiende sus fronteras y su seguridad. Rusia no necesita de los recursos naturales de Ucrania, de sus minerales o de sus tierras productivas. Rusia ocupa el cuarto lugar en la producción de trigo en el mundo (incluyendo a la UE como bloque que ocupa el primer lugar), el primer lugar en la producción de cebada y remolacha azucarera, etc. Rusia es además abundante en recursos naturales, entre los que se cuentan el petróleo, gas natural (primer productor mundial), carbón, hierro, níquel, aluminio, cobre, uranio, bauxita, oro, diamantes y platino. Toda esta producción, es suficiente para garantizar el bienestar de su población y para exportar al resto del mundo. Esto explica también, porqué el imperialismo quiere apoderarse del territorio de Rusia y sus abundantes recursos, de dividirla y debilitarla.

Es decir, Rusia no es un país que necesita invadir a terceros países y no está en su filosofía apoderarse de sus recursos naturales o con otros fines; como si acostumbra y es parte de la filosofía del imperialismo mundial, encabezado por los yanquis. Las invasiones a Libia, Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Somalia, Siria, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Vietnam, Filipinas, Corea, China, Golfo Pérsico; son solo algunas de las tantas y tantas “guerras invasoras” impulsadas por el imperialismo norteamericano y sus aliados títeres.

Cuando parecía que las relaciones entre Rusia y el mundo capitalista, iban mejorando (lo que permitía mantener el equilibrio, la multipolaridad y la estabilidad mundial), el imperialismo cocinaba a fuego lento, en el patio vecino de Rusia; su estrategia para provocarla y acorralarla. Rusia se vio obligada a defender su seguridad e integridad territorial, no sin antes haber denunciado las declaradas intenciones de EEUU y los demás países que conforman la OTAN. Desde el punto de vista geoestratégico y político, Ucrania representa para EEUU y sus aliados un "territorio clave" para mantener bases cercanas a la frontera con Rusia que es de unos 2300 km. Esto supone a su vez, bloquear o restringir la salida a Europa, teniendo en cuenta que Lituania, Estonia  y Latvia, tampoco son afines. Por esa zona solo queda Bielorrusia (Belarús), como aliado estratégico de Rusia. Tanto Crimea, como Donetsk y Lugansk (Donbás), son claves porque su control, significa cerrarle a Rusia su única salida al mar negro.

El golpe de estado en Ucrania de hace 9 años, apoyado por los yanquis, tenía esa finalidad, la de controlar un amplio territorio fronterizo con Rusia, limitar el comercio, desde y hacia Rusia; pero sobre todo tener presencia militar a través de las tropas de la OTAN. Cercar a Rusia por este y otros puntos es lo que buscan. En Ucrania hay una mafia y un movimiento neonazi que encabeza esto y han adquirido fuerza en los últimos años. Pero hay una gran parte de ucranianos, (más de la mitad), que se oponen a la adhesión a la OTAN y al giro pro-capitalista del país.

En definitiva, la guerra no es contra Ucrania, es contra el imperialismo, el fascismo y sus instrumentos perversos: la OTAN, la OMC, el FMI, la UE, el BM, la ONU entre tantos otros. Ucrania solo es el medio y está siendo utilizada para una guerra contra un país que siempre ha sido su hermano y que jugó un papel clave en su liberación de las garras del fascismo alemán durante la II Guerra Mundial; fascismo al que hoy defienden y se han convertido Zelensky y sus adláteres.

Pero igualmente, ha habido otra serie de acontecimientos que han marcado la agenda mundial, como las sanciones a China y el apoyo al separatismo de Taiwán. Tener a China, como el principal contendiente en la esfera económica (que en los últimos años se ha posicionado como una de las principales potencias en el mundo); no es para nada halagüeño para EEEUU y sus aliados. Frenar al gigante asiático y debilitarlo en el tablero mundial, es sin duda una de las mayores apuestas del imperialismo, desde el punto de vista político, comercial y geoestratégico. Las sanciones desproporcionadas contra China, son estrategias encaminadas a debilitarlos. No obstante, abrir otro frente de guerra, no parece la “estrategia fuerza” en este momento, pero puede serlo en el futuro.

Siempre en el mismo sentido, están las sanciones comerciales contra Irán, Venezuela, Nicaragua, Cuba y Corea del Norte, aunque con marcadas diferencias; todas pretenden mantener la hegemonía del imperialismo, demostrar su fuerza y erigir a los EEUU como los salvadores de un mundo, que ellos mismos han convulsionado. Cuba, Venezuela y Nicaragua, han sido en la región latinoamericana, los principales objetivos de la furia imperialista. Los golpes blandos, las condenas a líderes de izquierda, han seguido siendo una “estrategia fuerza” del imperialismo en el 2022. Los golpes de estado en Perú, el voto por mantener la “constitución pinochetista” que restringe los derechos y la democracia en Chile y la Condena a la ex-presidenta Cristina Kirchner por supuesta corrupción; representan un hándicap para izquierda latinoamericana.

Muchos gobiernos que dicen ser de “izquierda”, han caído en la trampa de condenar a otros gobiernos de izquierda, siguiéndole el juego al imperialismo, a cambio de favores o de apoyo a intereses mezquinos. Esto ha debilitado en algunos momentos a la izquierda latinoamericana, pero define quienes pertenecen realmente a la “izquierda revolucionaria” y quienes son socialdemócratas o centro-izquierdistas disfrazados de revolucionarios; que no dudan en plegarse a la derecha cuando les conviene.

El gobierno norteamericano, principal violador de los derechos humanos en el mundo, se erige como “el defensor de la democracia y los derechos humanos”, avalados por la ONU, la OEA, la CIDH y los gobiernos títeres pegados y amamantándose de sus pechos. Por ello, no se puede esperar que estos organismos perversos y pervertidos, condenen  al imperialismo, ni muchos menos que apoyen la gestión de los gobiernos de izquierda. Pero los resultados deben hablar por nosotros, debemos hacer las cosas bien, garantizar nuestra lucha por los más desposeídos y por acabar con la pobreza y el hambre que hemos heredado de los gobiernos neoliberales. Nuestro principal veedor es el pueblo y es a él a quien nos debemos.

Todos estos acontecimientos, retan a la izquierda mundial de cara al 2023 y nos permiten concluir que:

1.         El imperialismo no duerme y siempre está tejiendo estrategias, para destruir a todo el que ponga en peligro su hegemonía. Como decía el Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara “Que no se puede confiar en el imperialismo ni un tantico así, nada”.

2.         La nueva realidad latinoamericana y mundial, el cambio en la correlación de fuerzas y los nuevos métodos de lucha que usan el imperialismo y sus aliados, nos obliga a nuevas reflexiones, a consolidar la unidad de nuestros pueblos, a crear nuevos y renovados mecanismos para fortalecer nuestra ideología y desarrollar una conciencia social y soberana, ante la escalada violencia y agresión del imperialismo y sus aliados.

3.         Estar en el poder no es suficiente, no es garantía. Para preservarlo, hay que cuidarlo, defenderlo con alma vida y corazón. No se puede estar confiados, creyendo que ya todo está hecho, que caminamos sobre rosas.

4.         Un gobierno de izquierda, que en el camino se divorcia del pueblo, se debilita, no es sostenible y tiende al fracaso. Ejemplos sobran.

5.         La izquierda revolucionaria no puede aliarse con el imperialismo, porque el imperialismo es traicionero por antonomasia. Querer congraciarse con el capitalismo, tarde o temprano, pasará la cuenta, porque el pueblo no perdona las traiciones, ni a los traidores.

6.         Un gobierno que dice ser de izquierda, no puede atacar a sus hermanos y seguirle el juego a la burguesía, a las oligarquías, a las transnacionales rapaces, ni al imperialismo. Nuestra lucha es por la Unidad Latinoamericana y por la Unidad de la Izquierda mundial, no por debilitarla.

7.         Los gobiernos de izquierda deben ser ejemplo, deben hacer mejor las cosas que los gobiernos neoliberales, socialdemócratas y demás. La izquierda se nutre de sangre revolucionaria y la revolución es cambio, es mejora continua, es evolución, es trascender.

8.         El imperialismo nunca estará contento con nuestras victorias y avances y siempre pondrá piedras en el camino, siempre bloqueará nuestros intentos de desarrollo. Por ello, debemos ser eficientes en lo que hacemos, efectivos en el uso de los medios y recursos con que contamos y eficaces en la entrega de resultados.

9.         Saber el terreno que pisamos, es importante para trazar una estrategia que permita fortalecer la lucha en las calles, en el barrio, en la empresa, en cada espacio de nuestras vidas.  Solo la resistencia del pueblo y una dirigencia plenamente clara y empoderada a todos los niveles, nos hará indestructibles.

10.       Lo que pasa en el mundo nos compete y nos afecta a todos. No solo debemos apoyar y ser solidarios con las luchas que libran otros pueblos, por liberarse de las ataduras de capitalismo; debemos ser portadores de la verdad en las redes, aclarar a los compañeros que están confundidos y se dejan llevar por la propaganda y las falsas noticias de los medios imperialistas.