SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare) Al mundo occidental que tanto le encanta hablar, analizar, pronosticar, proyectar (y ocultar también) respecto a deudas de algunos países con organismos internacionales, se le pasa por alto (¿?) hablar de la deuda que Paraguay mantiene con Venezuela.
Un tema que –claramente- no es financiero, sino político.
En su momento (antes de asumir la presidencia) el mandatario electo de Paraguay, Santiago Peña, dijo que iba a estar dispuesto a cancelar la deuda de 300 millones de dólares que su país contrajo con Venezuela en 2009 por la importación de petróleo venezolano.
Ya se produjo su llegada al gobierno - el 15 de agosto -, y se espera que prontamente efectúe una propuesta de pago de la deuda existente entre las petroleras estatales de Paraguay y Venezuela, Petropar y Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), respectivamente.
Mientras el saliente mandatario Abdo Benítez ignoró la deuda, todo indica que Peña pretendería cumplir con el pago financiando la deuda a 15 años, a una tasa del 2%, tal como establecía el acuerdo original firmado en Caracas, en 2008, por los presidentes Hugo Chávez (1999-2013) y Nicanor Duarte (2003-2008).
Si ello sucede, se estaría ante un importante cambio de actitud política. Porque Benítez desconoció la deuda por cuestiones políticas; debiendo recordarse que fue uno de los varios mandatarios latinoamericanos críticos a Nicolás Maduro y que adherían al golpismo ideado desde Washington.
Desde Venezuela han reclamado algún ajuste en el mecanismo de financiación por el incumplimiento de Paraguay; pero ello es negociable. Máxime si se tiene en cuenta el cambio de actitud presidencial paraguaya.
En su momento...
Para poder arribar a un acuerdo se determinó una mediación arbitral, siendo elegida la Cámara de Comercio de París.
Un mecanismo de negociación que permite resolver un conflicto cuando no hay confianza entre las partes o cuando los procesos por vía judicial tradicional son muy largos y lentos.
Lo que no llama la atención es el silencio de EEUU, de la Unión Europea y de los medios de comunicación occidentales a este incumplimiento.