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MURIÒ EL EXFUTBOLISTA PAOLO ROSSI

MURIÒ EL EXFUTBOLISTA PAOLO ROSSI

ROMA-ITALIA  (PrensaMare)  A los 64 años murió el exdelantero italiano Paolo Rossi. Fue campeón mundial y goleador en la Copa del Mundo de España 1982. La noticia la brindò su cónyuge Federica Cappelletti.

Rossi, casado y padre de 3 hijos, murió a causa de una grave enfermedad: "A los 64 años murió Paolo Rossi, derrotado por un mal inexorable, el héroe de la campeona del mundo de 1982, Italia, el que venció a la Brasil de Zico, a la Argentina de (Diego) Maradona, a la Polonia de (Zbigniew) Boniek y en la final a la Alemania de (Karl-Heinz) Rummenigge", publicaron los medios italianos.

Jugó en Vicenza, Perugia, Juventus, Milan y Hellas Verona. En el citado Mundial marcó 6 goles y se consagró como máximo goleador. Convirtió en la final ante Alemania, los 2 goles en la semifinal ante Polonia y triplete ante Brasil. Fue elegido el mejor jugador de ese certamen. El mismo año logró el Balón de Oro.

Habìa disputado el Mundial Argentina 1978, con 21 años, y convirtió tres goles. Asistiò también al Mundial México 1986, donde el seleccionado italiano quedó eliminado en los octavos de final.

Habìa nacido en la pequeña localidad de Santa Lucía (Regione Toscana), en 1956. Anunció su retiro en 1987, tras 245 partidos y 103 goles. Con la azzurra disputò 48 encuentros (20 goles).

Protagonista de un escàndalo…

Efectivamente, Rossi pudo haberse quedado sin disputar el Mundial 1982. Pudo asistir porque la (desaparecida) Lega Calcio le rebajò su suspensión de 3 años de inhabilitación (a 2), en 1980. Rossi estuvo implicado junto a otros 47 futbolistas (y entrenadores y dirigentes), en el “Totonero” (quiniela negra).

En esa época era jugador del Perugia, y ya era muy popular. El escándalo estallò en 1980 cuando un distribuidor mayorista de frutas, Massimo Cruciani, se presentó a la Policía romana para iniciar una demanda por estafa. Colaboraba con Álvaro Trinca (dueño de uno del restaurante Lampara, uno de los màs famosos de Roma), adonde con currìa simpre los futbolistas de la Lazio. Allì comenzaron a contactar a los deportistas para arreglar (amañar) partidos relacionados con las apuestas clandestinas controladas por el crimen organizado.

Cruciani denunciò que los futbolistas aceptaron arreglar partidos a cambio de un porcentaje del beneficio total del negocio, pero no siempre los resultados eran los que ellos pretendían y comenzó a endeudarse con prestamistas. Por ello empezó a reclamarle a los jugadores las devoluciones de dinero que les entregaban para arreglar los partidos en los casos en los que no se concretaba el resultado pactado.