SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  El capitalismo no duda en realimentarse, reinventarse y reposicionarse, cambiando de colores y de discursos.

El mejor ejemplo de ello lo constituye un pobrímismo y limitado personaje como Javier Milei que se inventó como “anarcocapitalista”, y numerosos dirigentes, opinadores, políticos y medios comunicacionales decidieron darlo por cierto e instalarlo en el discurso diario.

De dónde sacaron semejante palabra compuesta que en si misma es una... contradicción... De qué hablan...?

Inclusive algunos que se presentan como progresistas, a la par de quienes se autocalifican de ortodoxos terminaron por aceptarlo y hablar en base a semejante expresión disparatada.

Que Milei se autocalifica de ello, no hace más que ratificar su chatura intelectual y política. Pero que quienes se oponen a él, terminen usando la misma terminología ya es de extrema gravedad.

Milei no es otra cosa que un capitalista. Es más: sus dichos, acciones y toma de decisiones no dejan lugar a dudas que es un simple y elemental fascista. Fascista a secas; nada más.

No necesita hacer un saludo con brazo extendido; ni aplar a algún bigote o corte de cabello que le otorgue alguna apariencia ultraderechista.

Porque el mundo –en cierta forma- ha cambiado. Por lo menos así lo siguen disponiendo los poderosos.

El tema es que este personaje argentino supera todo lo programado (desde los centros de poder occidentales), dando paso a un irrespetuoso, agresivo, maltratador y ordinario, que ´sorprende’ hasta a ellos mismos. De allí que sus actitudes y sus expresiones son tomadas como alguien de ellos... ‘pero no tanto’.

Lo apoyan, lo respaldan, lo aplauden... pero por ahí no les gusta mucho que se salga del papel de virrey que le asignaron. Cómo puede ser que se anime a ir a darles un discurso y hasta ‘retarlos’ en la mismísima Cumbre de Davos...?

Pero bueno. Ocurre que el nuevo fascismo que está azotando al mundo occidental pretende mantener ciertos “modales” que este personaje desconoce.

Todos saben que no es un “revolucionario”; de lo contrario desde Washington, Londres, Tel Aviv o Bruselas, hubieran lanzado una ofensiva cruel, como en diferentes momentos le impusieron a Fidel Castro, Rafael Correa, Evo Morales, Hugo Chávez, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Manuel Zelaya...

Que desde España su gobierno haya adoptado una decisión dura retirando a su embajadora, responde a una reacción lógica ante el destrato de Milei. Pero no a un cuestionamiento a su política hambreadora.

De allí que quienes son opositores a ese gobierno, no han dudado en alinearse con Milei. Porque este personaje –aún a miles de kilómetros de distancia de Madrid- es lo más parecido al fascismo español de los franquistas, de Vox, del Partido Popular y de muchos nostágicos.

Por ello todos los ultraderechistas que asistieron al encuentro en la capital española no tomaron distancia de Milei ante su mediocre agresividad verbal.

Pero solo en ello están contentos con Milei...? No. Porque las derechas han ido conformando oficial y desembozadamente una gran internacional donde se entrecruzan políticos, empresarios, dirigentes, fundaciones y diversas organizaciones 'de la sociedad civil' (como gustan presentarse). Y allí están todos y cada uno de ellos festejando el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino; esperanzados en el triunfo de Donald Trump; alentando los coletazos de Jair Bolsonaro; respaldando a los desestabilizadores y golpistas venezolanos; alimentando a los golpistas nicaragüenses; ignorando el genocidio marroquí del pueblo saharaui; desentendiéndose del daño impuesto a Haití...

Ocurre que escuchar a Milei los exita. Porque lo que ellos hablan puertas adentro, el mandatario argentino lo sale a decir en forma pública.

Estos fascistas del siglo 21 se encuentran enhebrados por la misma aguja: la del neoliberalismo.

En tal sentido, Milei es como una suerte de gran bufón. El problema para él es que cumple ese papel a la perfección, pero creyéndose que es importante. No se da cuenta que los aplausos, las tapas de diarios y revistas y el tratamiento de su gestión, responde apenas a sus intereses, no a los de Milei.

Es más. Llegado el momento, si después que haga su trabajo sucio, consideran que puede afectar sus intereses, no dudarán en “denunciarlo” por “anarcocapitalista”... y buscar su rápido reemplazo.

Milei dice en público lo que las derechas mundiales solo analizan y comentan en privado. De allí que lo festejan.

Mientras les convenga, le alentarán sus actuaciones bufonescas.

Porque en el fondo les sirve para el empobrecimiento de grandes capas de argentinos; para destruir el comercio y la industria nacionales; porque abre las puertas a la voracidad vendedora de los países centrales; se alínea con la OTAN; y pone en riesgo la soberanía y la unidad territorial.

Asistimos a una nueva instalación del fascismo, disfrazado de democracia y de libertad. El poder y dominio de la cultura occidental (con base en EEUU y Europa) dejó instalado para miles de millones de habitantes de todo el mundo que el fascismo, la ultraderecha y el nazismo solo existió con Francisco Franco, Benito Mussolini, Adolf Hitler, las SS, algunos jerarcas nazis, y los gritones soldados alemanes junto a sus inentendibles pares japoneses (de las películas).

Como si las derechas, las ultraderechas, los fascistas y los nazis del siglo 21 no se hubieran re-encarnado...