Jue. 16. May 2024, Santa Fe - Argentina
Notas

FRANCISCO EN IRAK

FRANCISCO EN IRAK

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Una visita papal no se organiza de un día para el otro. Lleva meses y hasta años. En este caso, el Vaticano respondió a la decisión de Francisco de visitar Irak a inicios de marzo del 2021, luego que EEUU ya haya tenido su nuevo (o re-electo) presidente.

Francisco decidió ir al país que EEUU y la Unión Europea atacaron, destruyeron, anarquizaron y saquena –tras invadir y asesinar a su presidente-, pocos meses después que el mandatario estadounidense se acomodara en la Casa Blanca.

A Francisco no le interesaba si Donald Trump lograba la re-elección y seguía como presidente, o si perdía (como sucedió) y llegaba Joseph Biden.

Porque para el Papa, ambos son lo mismo. Francisco arribó a un país azotado por la violencia, la indiferencia, las ambiciones y la hipocresía. Por ello él dijo que el odio y la violencia son incompatibles con la religión.

Porque inclusive existen muchos políticos y hasta opinólogos que afirman que el mundo asiste a un “choque de civilizaciones” (¿?). Una forma de pretender hacer creer que es un enfrentamiento entre el cristinaimo y el islamismo.

Esa disyuntiva o (supuesta) confrontación es inexistente. Francisco expresó ello en un suelo donde los cristianos son una minoría en Irak.

Hablando ante religiosos, obispos, sacerdotes, y seminaristas en la catedral Nuestra Señora de la Salvación, sostuvo que la Iglesia iraquí, "pequeña como una semilla de mostaza" es muy rica. Habló justamente en el sitio que en 2010 sufrió un criminal atentado, que costó la vida a 48 personas (perpetrado por terroristas del ‘estado islámico’, ligado a potencias occidentales).

Francisco reclamó unidad, en ese sitio donde fueron asesinados el padre Thaer Abdal y el padre Wassim Kas Boutros, junto a otras 46 personas.

Pidió luchar contra el "virus del desánimo", cada vez más extendido; porque la fe "contagiosa" puede cambiar el mundo. Llamó a la "comunión universal" a pesar de la diversidad de las numerosas iglesias presentes en Irak, donde cada una muestra su particular origen.

Francisco pide unidad en un país al que le han impuesto la destrucción y la fragmentación. Reconoce que pueden existir tensiones, pero que se pueden superar con el perdón, con el diálogo fraterno. Para ello reclamó que “sean pastores, servidores del pueblo y no funcionarios estatales, clérigos del Estado. Siempre entre el pueblo de Dios, nunca se desapeguen como si fueran de una clase privilegiada. No nieguen este noble ‘linaje’ que es el pueblo de Dios”.

Sobre el cierre de su palabra volvió a referirse a las víctimas del atentado de 2010: “Su muerte nos recuerda fuertemente que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas. Y quiero recordar a todas las víctimas de violencia y persecución, pertenecientes a cualquier comunidad religiosa. Proclamar una vez más nuestra convicción de que la religión debe servir a la causa de la paz y la unidad entre todos los hijos de Dios”.

Esta presencia pastoral constituye todo un mensaje para ‘los señores de la guerra’, que en los últimos años –tras su criminalidad sobre Irak-, la continuaron en Siria y Libia. No se tratan de hechos aislados, sino planificados y que responden a un re-diseño geopolítico imperial. Francisco se ha animado a plantar bandera en el mismo suelo en que el cinismo y la hipocresía desde las grandes potencias apostaron por el odio.