CIUDAD DE BUENOS AIRES-ARGENTINA (PrensaMare)  El presidente Javier Milei dispuso recortes en todos los sectores de la administración pública nacional. La excusa a la que ha apelado es la de “no hay plata”.

La Ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello se negó a atender a las organizaciones sociales que pedían por la falta de insumos para los comedores comunitarios. Inclusive luego les pidió que hicieran ‘cola’ -no los dirigentes-, para atenderlos en forma individual.

Así sucedió y la ‘cola’ fue de 2,4 kilómetros de extensión bajo un sol abrazador y en medio de una fortísima ola de calor nacional. Sin embargo, la funcionaria finalmente no atendió a nadie.

Es la misma Pettovello que había reclamado atender "cara a cara" a los que tenían hambre para no tratar con los intermediarios (como calificó a los dirigentes de la UTEP).

Pero así como le dio la espalda a quienes fueron a pedir comida, silenciosamente firmó un convenio de asistencia alimentaria con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (Aciera).

Lo hizo en la Fundación “Promesa Eterna” en la localidad bonaerense de José C. Paz. Mediante el mismo el Estado (donde “no hay plata”), entregará 177 millones de pesos para que "como intermediarios" (¡) asistan a más de 36.000 personas.

Para unos ni siquiera la atención; para otros dineros públicos a través de “intermediarios”...

Porqué hace esto el gobierno de Milei...? Porque existe un estrecho vínculo entre él, sus aliados, sus patrocinadores, sus apoyantes y la derecha religiosa que responde a conducciones desde el exterior.

No es nada nuevo; es lo mismo que ha hecho el fascista Jair Bolsonaro en Brasil. Inclusive como para demostrar ese ‘encuentro’ ideológico entre Milei y los evangélicos, el partido La Libertad Avanza (LLA) cuenta con 3 diputados nacionales que provienen del frente evangelista. Una de ellas es Nadia Márquez, hija de Hugo Márquez, a la sazón vicepresidente de Aciera.

Ideológicamente coincien porque consideran que el individualismo es el motor de la vida; mezclan a Dios con riquezas materiales y creen en que no es necesario la construcción amplia, integrativa, colaborativa. Solo se juntan para analizar ‘la palabra’, para escuchar y para recaudar.

Mientras Jesús rechazó las riquezas materiales, Milei y los evangélicos tienen a ellas como norte; lo que choca, confronta, colisiona totalmente.

El amor hacia el semejante, la solidaridad, el servir al necesitado no cabe en sus consideraciones. Tanto es así que –inclusive- para formar parte de esa forma de creer los fieles deben pagar. Deben aportar el ‘diezmo’.

Para este tipo de pensamiento, en palabra de Milei, el rico es un triunfador; para los evangélicos se trata de ‘elegidos’ por Dios. Para Milei los pobres lo son porque no trabajan, no se esfuerzan; para los segundos es porque Dios no los quiere.