PARÍS-FRANCIA (Especial para PrensaMare)  Analistas europeos consideran que el presidente francés Emmanuel Macron está empujando al continente a una lucha con China.

Lleva adelante una política de impulso a la Unión Europea a elevar la confrontación con China porque considera que prácticas comerciales de Beijing son una amenaza para las industrias básicas del bloque.

La debacle de la industria solar hace una década, cuando las importaciones baratas de China destruyeron la producción europea, fue un aviso; ahora es la industria automovilística europea la que podría ser vulnerable de la misma manera.

Lo que pretendería Macron es que su país pueda establecer una igualdad de condiciones entre la Unión Europea y China. Sucede que ambos mantienen actualmente una relación comercial de 900.000 millones de dólares al año.

Macron busca impulsar entre otros mandatarios de peso de la UE que el bloque sea visto y considerado (por EEUU y China) de ‘otra forma’; pero ello ya ha comenzado a causar cierta preocupación entre otros mandatarios.

Que Francia haya iniciado una investigación sobre las subvenciones chinas a los vehículos eléctricos es un riesgo grande, pues podría dar lugar a una guerra comercial.

Ello en razón que la respuesta china no se hizo esperar –ante la decisión francesa-. Fue así que el viceprimer ministro chino, He Lifeng, expresó al negociador jefe de la UE, Valdis Dombrovskis, su "gran preocupación e insatisfacción" por la investigación.

Ello en razón que la investigación sobre las subvenciones chinas a sus fabricantes, podría dar paso a la imposición de aranceles (europeos) y plantea la perspectiva de un cambio radical en la política europea.

Tomando distancia de Macron, en reuniones privadas de políticos europeos consideraron que se podría estar ante una situación que China considere una “provocación”. Porque ello sucedería en medio que la propia UE lucha por salir de la crisis energética y del peor brote de inflación de la historia de la zona euro.

Si a ello se agrega que China podría fijar nuevos aranceles a los productos europeos, ello podría dar lugar a una gran incertidumbre comercial, de difícil predicción y desconocidas consecuencias para grandes empresas del continente europeo. Una situación de la que no podrían escapar ni siquiera los grupos de lujo franceses (que tienen a China como un mercado clave).

Si la UE se ve obligada (a causa de la investigación francesa) a imponer aranceles a las importaciones de autos eléctricos chinos, desde Beijing podrían responder con represalias y ello afectaría las ventas de vehículos alemanes, que tiene un importante mercado entre sectores pudientes de China.

Imaginando que la UE impusiera un aumento de aranceles de un punto porcentual, las pérdidas totales para China serían de unos 8.400 millones de dólares. Una suma importante, pero que sólo equivale al 0,2% de las exportaciones chinas frente al 1,5% de las importaciones de la UE. Pero la ‘respuesta’ China de seguro será inmediata (afectando las ventas europeas a los chinos).

Pero existe otro problema que podría afectar a las economías de los países europeos. Porque si la UD impone aranceles a los productos chinos, los mismos incrementarían sus precios, con lo cual los europeos estaría –además- incorporando más inflación. Lo cual no ocurriría en China, pues ellos pueden ser más autosuficiente o recurrir a otros mercados (y sustituirían a los productos europeos).