CIUDAD DE MÉXICO-MÉXICO (PrensaMare) El presidente Joseph Biden visitó días atrás Maui, la isla hawaiana devastada por los incendios, y prometió enviar ayuda federal para las labores de reconstrucción.
El número de muertes a causa del incendio que arrasó la histórica ciudad de Lahaina ascendió a 115, y más de 800 personas siguen desaparecidas.
Organizaciones contra el cambio climático pidieron a Biden que declare una emergencia climática tras los incendios de Maui y que proteja a los supervivientes del acaparamiento predatorio de tierras.
El director nacional de la coalición “Nuevo Pacto Ecológico”, Kaniela Ing, quien es nativo hawaiano de Maui, dijo: “Espero que el presidente Biden proteja a los residentes desplazados de los capitalistas del desastre que pretenden aprovecharse de su dolor e implemente una moratoria a las ejecuciones hipotecarias y ofrezca la subvención para el pago de hipotecas y alquileres durante al menos un año”.
Lo cierto es que inmediatamente de producido este desastre, poderosos grupos financieros lanzaron una ofensiva para la compra de tierras. Entre quienes se posicionaron a la cabeza de esta maniobra especulativa (programada...?), se encuentra el grupo inversor BlackRock, Inc.
Se trata de una empresa de inversión multinacional estadounidense con sede en la ciudad de Nueva York, fundada en 1988. Al principio como gestora de activos institucionales de renta fija y gestión de riesgos empresariales, para transformarse luego en la administradora de activos más grande del mundo.
Se estima que sus activos ascienden a US$ 8,66 billones (a diciembre de 2022). Opera con 70 oficinas en 30 países y clientes en 100 países.
Blackrock representa aproximadamente al 7,7% del PIB del mundo, y solo es superada por las economías de EEUU y de China...
La cara visible es el arrogante Larry Fink. A nivel continental, este grupo ha adquirido inmensas extensiones de tierra en Argentina, particularmente en el sur (región de Patagonia).
