Vie. 19. Abr 2024, Santa Fe - Argentina
Notas

BRASIL Y EEUU; LULA Y BIDEN

BRASIL Y EEUU; LULA Y BIDEN

CIUDAD DE BUENOS AIRES-ARGENTINA (Especial para PrensaMare)  Tras la reñida segunda vuelta electoral en Brasil, el presidente de EEUU, Josepb Biden, se apuró para reconocer el triunfo de Lula.

De esa forma dejó en claro para el derrotado fascista Jaier Bolsonaro (y los núcleos duros empresariales, político, financiero y militar) que no había lugar para ningún a maniobra que desconociera ese resultado o que intentara un golpe que impidiera el retorno del ganador a la presidencia.

La decisión de Biden obedece a que relaciona directamente a Bolsonaro con Donald Trump; pero principalmente, a que Washington desea cerrar cualquier posibilidad de conflicto en “su patrio trasero”, cuando todavía no ha podido solucionar el desaguisado de Ucrania.

Claro que ello va a tener su costo para Lula; porque desde EEUU ningún sector del poder regala absolutamente nada. Y en este aspecto, lo que preocupa en EEUU es que ciertas acciones concretas – de Lula – podrían minar la hegemonía de dicha potencia en la región.

Cuando Biden afirmó que las elecciones brasileñas fueron “libres, justas y creíbles” oportunamente, le envió un clarísimo mensaje al golpismo en derredor del derrotado fascista Bolsonaro. Pero ello no significa (en absoluto) un “cheque en blanco” para Lula, del que desconfían.

Porque en Washington están preocupados ante la posibilidad que re-surja un movimiento fuerte de los países no alineados, en torno al triunfo de Lula. Máxime que en los últimos tiempos la región latinoamericana ha sumado más gobiernos contrarios a EEUU, o que se han expresado en búsqueda de un mayor margen de ‘independencia’.

Pero la situación particular de Ucrania, y general de las economías occidentales han llevado a que desde Washington busquen cerrar cualquier posibilidad de agravamiento con la apertura de u nuevo frente (por ejemplo: un golpe de estado en Brasil).

Mientras tanto, los diversos tentáculos del poder imperial ya están trabajando para fortalecer al centro y la derecha, incluyendo los partidos aliados de Bolsonaro, para que ejerzan el verdadero poder desde el control del congreso.

Washington cree que ello obligará a Lula a tener que estar constantemente negociando en cuanto a su política interna, y a ceder. Pero la gran preocupación es respectó a qué hara Lula a nivel externo.

Porque sospechan que podría apostar a llevar adelante un papel destacado en los asuntos regionales y mundiales. Y en ese sentido, Brasil es fuerte en la región sudamericana e integra el BRICS.

Cuando Lula llegó al gobierno en 2003, el establishment de Washington confiaba en él, como un socialdemócrata (a la europea). Buscaron separarlo inmediatamente de Evo Morales (de Bolivia), Hugo Chávez (de Venezuela) y Néstor Kirchner (de Argentina).

Esa situación comenzó a cambiar sustancialmente (alrededor de 2010), cuando Lula negoció con Mahmoud Ahmadinejad (de Irán); cuando apoyó que ese país asiático desarrollara su energía nuclear; cuando se opuso al ALCA; y cuando reconoció al estado Palestino (en base a las fronteras pre-1967), lo que luego generó que otros países latinoamericanos también lo hicieran.

Fueron tiempos en que desde Washington consideraron que Lula “había perdido la confianza” (de ellos) y que se había acercado al “populismo regional”.

La participación de Brasil en el BRICS, junto a Rusia, India, China y Sudáfrica es un tema que pone muy nerviosas a las potencias occidentales. Máxime que en los últimos meses, tanto Vladimir Putin como Xi Jinping se han fortalecido, interna y externamente.

Lula es partidario de la CELAC (de la cual Bolsonaro se retiró) y de la UNASUR. Desde China le han dado el beneplácito para que Argentina se sume al BRICS; y las relaciones de Lula con el mandatario argentino Alberto Fernández, son excelentes.

Para peor (para EEUU), el BRICS trabaja para sumar a Turquía, Irán, Egipto, y Arabia Saudita; lo que produciría una importante acumulación en el porcentaje del producto interno bruto de la población mundial. Lo que gana uno, lo pierde otro...

Para colmo, Lula reclama que sea el BRICS quien desempeñe un papel en la búsqueda de una solución negociada ante la crisis en Ucrania. Y tiene una posición clara y contundente (no como Fernández...) respecto al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

En EEUU no se olvidan que Lula ha estado siempre al corriente que desde ese país imperial en su momento, colaboraron activamente con los fiscales brasileños para su encarcelamiento.

Habrá que ver si Lula asume el desafío histórico de convertirse en un líder mundial, o solo se queda en tratar de resolver los mayúsculos problemas que soporta una sociedad que fue azotada por años por Jair Bolsonaro y sus aliados ideológicos. De algo debe estar seguro, y es que Washington no será ‘neutral’ en ninguno de los dos frentes...