BARCELONA-ESPAÑA (por Tomás F. Ruíz)
En Gaza la muerte tiene rostro
de bestia inmunda y desalmada,
hedor de holocausto nazi,
semblante de alimaña despiadada.
Las víctimas de Gaza mueren
bajo los escombros sepultadas,
Gaza es una herida abierta
supurante e infectada.
En Gaza las víctimas gritan
cuando las bombas las alcanzan,
pero el mundo se tapa los oídos,
para no oír sus voces desgarradas.
Nadie ayuda a Palestina,
que sucumbe sola y desarmada,
Gaza es un río de sangre
roja, turbulenta y desesperada.
“¿Qué buscáis, soldados de Israel,
entre las ruinas de Gaza devastada?”
“Buscamos a los supervivientes
bajo los escombros de las casas:
los lloros de un bebe rescatado,
como Moisés de las aguas,
para aplastarlo con nuestros tanques,
para devorarlo con nuestras quijadas”.
Las víctimas de Gaza traerán
de Goliat la cabeza cercenada,
la hedionda testuz de Netanyahu
en una pica ensartada.
Sólo entonces,
cuando la testa del carnicero
ondee como pendón de venganza,
cuando la estrella de David
sea merecidamente exterminada,
los cómplices de la bestia
se apresurarán a hablar
de crueldad despiadada,
de terrorismo extremista,
de barbarie desatada…
Tomás F. Ruiz