Jue. 28. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

QUÉ NOS “GARANTIZA” EL FMI...? (Rodolfo O. Gianfelici)

QUÉ NOS “GARANTIZA” EL FMI...? (Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  En economía existen pocas certezas; más bien dicho tema nos ofrece un mega-abanico de opinadores que nunca se equivocan (?), pero donde la realidad muestra un país cada vez más dependiente y una población cada vez más empobrecida.

Frente a esa realidad, la única afirmacióin que no tiene riesgo de error alguno, es que de la mano del FMI, la situación será aún peor.

Desde que Alberto Fernández mal negoció y mal acordó con el FMI, la situación se ha ido agravando; por lo menos para los sectores populares. Y lo que es peor: se espera que no mejore.

Ello es así porque el plan impuesto (por dicho organismo) y aceptado por el actual gobierno, es inflacionario y de ajuste, aunque se afirme lo contrario.

Habrá un achicamiento con inflación; no es una contradicción, sino una consecuencia. De allí que este gobierno y los que vengan a futuro (cualquiera sea la denominación política del ganador), no podrán resolver absolutamente nada y solo navegarán sin rumbo ni futuro tratando que cada mes la inflación baje algún punto.

La situación es tan dramática que la titular del FMI –Kristalina Georgieva- se mostró satisfecha por cómo marcha la economía del país. Una muestra pre-clara de hacia dónde nos llevan.

Este plan aceptado de buena forma por el presidente argentino, como si ello hubiera sido un ‘logro’ para beneficio del país, ofrece:

·         Inflación

·         Ajustes

·         Imposibilidad de crecimiento

·         Impedimento de mejoras de salarios de los trabajadores

·         Impedimento de mejoras de ingresos de jubilados y pensionados

·         Total condicionamiento a una estrategia expansiva del gasto público (que permita realizar obras de infraestructura y de desarrollo)

·         Mantenimiento de la necesidad imperiosa de divisas.

La gran-apuesta-gran de Alberto Fernández fue la de otorgarle un mega-ministerio a Sergio Massa para que controle la inflación, y comience el ‘despegue’ de un gobierno que no termina de arrancar. Pero se equivocó (otra vez más).

Este es el panorama cercano, a mediano y a largo plazo. Lo saben los peronistas, los neoperonistas, los derechistas, los neoliberales; toda la clase política (como la empresarial, la económica y la financiera), saben de ello.

Ocurre que en etapa preelectoral, aparecen los vendedores de baratijas, los oportunistas y los mercenarios que no dudan en prometer algo que es incumplible.

Mauricio Macri con su pedido y acuerdo con el FMI ató a Argentina al atraso y a la entrega. Buscó consolidar la dependencia, y lo logró (con el apoyo incondicional de radicales, aristas, coalicionistas, neoliberales...).

El gran problema está en que Argentina, con Alberto Fernández, podría haber realizado una buena negociación en medio que el mundo se iba despegando de la pandemia, pero a la vez aparecía la crisis entre Ucrania y Rusia (sin ninguna predicción positiva seria).

Se dilapidó una oportunidad histórica, y ahora –por culpa de Macri y Fernández (entre otros)-, generaciones de argentinos deberán soportar situaciones inimaginables.

Se sabe que el país no puede afrontar a los enemigos (de adentro y de afuera) en condiciones de debilidad. De allí que Juntos por el Cambio, el PRO, la UCR, la CC, el ARI y los grupos de poder, no van a acordar absolutamente nada con ningún gobierno peronista, como para otorgarle herramientas de poder.

Los que hablan de un “pacto de la Moncloa” a la Argentina, lo que en verdad quieren (pero no lo explican) es que ese acuerdo sea para establecer definitivamente la pérdida de soberanía del país, como le ocurrió a los españoles.

Si a esa falta de un gran ‘acuerdo nacional’ que defienda los intereses argentinos es imposible un futuro mejor; se le agrega la mediocridad de un gobierno como el actual, la situación se agrava.

Es así que el país carece de poder de negociación; mucho más a partir que se acordó con el FMI. Ante tal realidad (única verdad), lo único que quedaría es tratar de realizar un acuerdo interno (fronteras adentro) con las diferentes fuerzas políticas y sociales para enfrentar a los grupos de poder y establecer una política económica mínima, de base.

Pero Fernández tampoco es capaz de ello, más allá de las malas intenciones de políticos de diferentes partidos opositores.

Estamos mal y vamos hacia lo peor; porque –por si fuera poco-, el Fondo Monetario Internacional ejerce de auditor permanente de la política económica nacional.

Pero ese histórico error de Fernández conlleva también otro hecho que es cultural, y refiere a que él dispuso (como nadie) de la oportunidad de llevar el informar y discutir sobre cómo acordar con el FMI, en todos los estamentos de la sociedad. Porque quien estaba apurado por arreglar era dicho organismo, que no deseaba que la negociación con Argentina se tranformara en una muestra para el mundo entero (como mal ejemplo).

Fernández dilapidó dicha oportunidad, negándole al peronismo el ejercer la conducción de un proyecto nacional y popular. Prefirió acordar a las apuradas (como quería la contraparte), escondiendo al peronismo.

Y así estamos. Con una realidad que nos promete un estancamiento con inflación.

Nada se podrá concretar en bien del país, con la tutela fondomonetarista. Claro que pretender ahora (suponiendo que el presidente lo deseara), encarar un endurecimiento con el FMI buscando alianzas con otros países, ya es demasiado tarde.

La apuesta de Fernández-Massa –al parecer- es que el FMI se ‘humanice’ ante los reclamos argentinos. Una estupidez por donde se la mire. El capital internacional y las potencias no tienen amigos, ni se lamentan por nadie. Si lograron llevar a alguien a una posición de arrodillamiento, van a ir por más para dejarlo indefenso y apropiarse de todo lo que puedan.

Y en ese sentido, Argentina es un gran bocado apetecible: Dispone de tierra desabitadas, de todos los climas, de accesos al mar, de reservas hídricas, de selvas, de riqueza ictícola, de petróleo y gas, como de minerales.

Pero también saben los poderosos de occidente (los mismos que alimentan el conflicto Ucrania-Rusia) que Argentina dispone de dirigentes serviles y dispuestos a entregar ‘lo que sea’ del patrimonio nacional. Sin ir más lejos, allí están los ejemplos cercanos de Mauricio Macri y toda su pléyade de colaboradores (entre 2015 y 2019).

Este plan aceptado y defendido por Fernández-Massa ya ha tenido su primer incumplimiento y ha sido el de la acumulación de reservas (en el primer trimestre del 2023).

Una situación que el FMI ha sabido disimular con el apoyo de los grandes medios de comunicación, porque son concientes que en este momento no deben ‘recalentar’ la situación política argentina.

El FMI hace como que mira para otro lado, total tiene todo a su favor, en un año electoral, donde –para colmo-, Fernández quiere ir a la reelección...

Mientras ello sucede, el presidente confía en que el FMI le ‘dará una mano’ a Argentina. Por ello ha pedido disminuir el sobrecargo sobre la tasa de interés; y recibir una suerte de ‘compensación’ por la crisis mundial a causa de la crisis ucraniana (¿?). Mientras esta ilusión ronda en los despachos oficiales argentinos, las potencias aumentan sus tasas de interés para afrontar sus problemas inflacionarios internos, sin importarles en absoluto lo que sufren (y sufrirán) los deudores (como Argentina).

Lo que pareciera no entender ciertos políticos, es que el FMI tiene su mirada puesta en Ucrania. Lo cual significa que para ello necesitará contar con cada vez más recursos, por lo que  la baja de intereses posiblemente quede relegada para... ‘quien sabe cuando’.

En este sentido es bueno recordar que ante el peor momento de la crisis de la pandemia, el FMI amplió el capital en 650.000 millones de dólares. Tras ello, la mitad fue entregada a las... potencias económicas (relegando a los países endeudados y con graves crisis en sus economías). En este sentido, la directora Georgieva, fue una de las principales promotoras de la idea...

Quien no comprenda la realidad, volverá a chocar con la misma piedra.