CARACAS-VENEZUELA (por Dr Carlos Pérez Morales) La desigualdad mundial en la distribución de vacunas contra el Covid-19.
La pandemia del Covid-19 producida por el coronavirus nobel SARS-CO-V2 se expandió velozmente por el mundo entero. El COVID-19 es una grave enfermedad respiratoria que puede causar la muerte en el 2.5% de las personas que lo padecen. Siendo éste un virus nuevo, no había medicamentos ni vacunas con que combatirlo en su primer año de haber surgido sobre la Tierra. Este coronavirus surgió en la ciudad de Wuhan, China. Desde allí se desplazó rápidamente a Europa y luego al resto del mundo.
Tanto los países centrales y los periféricos padecen del mismo, y el coronavirus no distingue entre personas económica y políticamente poderosas ni contra las personas más pobres del mundo.
Como resultado de esta pandemia, todos los países del mundo se han visto afectados económicamente por los gastos de su tratamiento, pero aún más por las medidas del cierre de la economía.
Durante el año 2020 en el cual surgió este coronavirus, investigadores científicos de distintos países trabajaron arduamente para hacer una vacuna que previniera el COVID-19. Estas investigaciones son muy caras y en los países capitalistas son sufragadas por los diferentes gobiernos, los cuales al final no reciben ninguna ganancia. En los países socialistas estas investigaciones también son sufragadas por los gobiernos, pero el beneficio obtenido va para toda la población nacional y para la cooperación internacional.
Las poderosas empresas farmacéuticas como Pfizer, Moderna y Johnson and Johnson obtienen ganancias por su producción y distribución.
Existe una enorme brecha entre los países centrales y los periféricos en torno a recibir las vacunas anti-COVID-19. Claro está, los países donde se producen éstas, vacunan primero a sus nacionales y luego las exportan a otros países que las puedan pagar.
China aprobó su primera vacuna contra el coronavirus para uso público en general. Los funcionarios prometieron proporcionar al público en general vacunas gratuitas. La vacuna fue producida por la farmacéutica estatal Sinopharm. Esta vacuna tiene un 79.34% de eficacia. La vacuna Sinopharm es menos eficaz que las desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna, que tienen una tasa de eficacia de aproximadamente el 95%. Rusia dice que su vacuna Sputnik V tiene una efectividad del 91%. (Gan, 2021).
En el caso de las farmacéuticas de los países capitalistas, éstas venden las vacunas a los distintos países y en algunos casos como el de Pfizer en América Latina, la misma impone condiciones muy onerosas para que las vacunas puedan ser compradas.
China está distribuyendo gratuitamente su vacuna a muchos países.
Existe una marcada diferencia en la distribución de vacunas contra el coronavirus entre los países ricos y los pobres. Algunos países han asegurado y entregado dosis a gran parte de su población, pero muchos más están todavía esperando que les llegue el primer cargamento con vacunas. De seguir esta tendencia, los países pobres serán los más perjudicados en términos de salud y económicos.
En América Latina existen 27 países que van a pagar por las vacunas, y diez países que van a recibir la vacuna sin pagar porque bajo criterios económicos son los países más pobres o porque por su pequeña población tienen más dificultad de acceso. (Noticias ONU, 2021).
El Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres reiteró su llamado para que las vacunas de covid-19 sean un “bien público global”.
Tenemos que romper con esa brecha. Es cuestión de justicia.