SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare) Se suele decir que “A confesión de parte, relevo de prueba”. Lo que significa –en palabras sencillas y no judiciales-, que quien confiesa algo, no hace más que liberar al otro, de tener que probarlo.
Porque decimos esto...? Porque el encuentro entre Joseph Biden y Xi Jinping, demuestra que el primero debe seguir aceptando el retroceso de su país como potencia mundial, que se ve necesitada de sentarse a ‘negociar’ China.
Ni Biden, ni las maquinarias política, económica, financiera, cultural, institucional y comunicacional de occidente lo aceptan públicamente, pero deben reconocerlo “puertas adentro”.
La reunión entre Biden y Xi se produjo al margen de la anual Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se realizó en California (EEUU).
Los presidentes proclamaron reducir las tensiones entre ambas potencias en su primer encuentro en un año. Las irresponsabilidades internacionales de EEUU han llevado a que las relaciones entre ambos países se tensionaran (y cómo).
Para algunos ‘analistas’ occidentales que se encargan de des-informar, el encuentro se centró en temas de intercambio comercial. Porque ello es lo que le interesa sostener a Washington.
Lejos de ello, existió un ‘combo’ de temas en el encuentro.
Pero lo cierto es que antes de reunirse, ambas partes ya se habían expresado públicamente. Biden afirmó: "El presidente Xi es otro ejemplo de cómo se está asentando el restablecimiento del liderazgo estadounidense en el mundo. Tienen problemas reales".
Una expresión algo inentendible, y poco cercana a la realidad. Además: Cuáles son los problemas a los que se refirió...? Cuáles son las muestras de la consolidación del liderazgo de su país...?
Agregando que su país no trata de separarse de China, sino de "cambiar la relación para mejor". De "volver a un ritmo normal de correspondencia, pudiendo atender el teléfono y hablar si hay una crisis".
Expresión que deja en claro que si EEUU busca cambiar la relación, es porque en estos momentos no le va bien. Y donde Washington busca ‘descomprimir’ y tratar de generar un diálogo directo en caso de crisis; lo cual ahora no existe.
Por el lado chino habían anticipado que en el encuentro los mandatarios discutirían "paz mundial y desarrollo", y donde China "no tenía miedo de la competencia". Con lo cual los chinos estaban ampliando el espectro de discusión, reiterando que han competido, compiten y seguirán compitiendo con EEUU (mientras así les convenga).
El encuentro anterior había sido en noviembre del 2022, y a partir de allí, Washington apostó por incentivar sus acciones anti-China, por lo que las tensiones se dispararon.
EEUU lanzó una operaciónmediática internacional al “derribar un globo espía chino”, que –como un globo- se desinfló por lo burda de la maniobra militarista. Pero además, se enviaron más naves y efectivos a las aguas asiáticas; se respaldo el continuar armando a Taiwán; la titular de la Cámara de Representantes viajó a dicha isla, al igual que otros legisladores (que lo hicieron en un avión militar); se pretendió “presionar” a China para que ‘abandone’ a Rusia en su accionar en Ucrania; se respalda a Israel y se recalienta dicha región asiática cuando China tiene intereses allí pues compra petróleo; se realizaron campañas de ‘denuncias’ contra productos y empresas chinas...
Beijíng respondió con responsabilidad, pero continuando con sus políticas en materia exterior. Apostó por bajar las tensiones, y así terminópor aceptarlo Washington, que busca ‘negociar’.
El tema es que se llega a esta instancia en diferentes posiciones. Porque EEUU no muestra en este final del 2023 la misma fortaleza que en 2022, o que en 2021, o que en 2015...
Por ello EEUU pidió el restablecimiento de la línea directa entre militares de ambos países. Ello en razón que China cortó la comunicación luego que la legisladora Nancy Pelosi, visitara Taiwán en 2022. Ello en razón que EEUU respalda las elecciones que se celebrarán en dos meses en Taiwán.
Además pidió que China limite sus exportaciones de ingredientes para el fentanilo (opioide sintético que afecta con elevada cantidad de muertes a EEUU).
Otro tema de preocupación de Biden ha sido la creciente influencia China en países americanos, lo que es considerada una “intromisión” (¿?) que afecta la seguridad estadounidense.
Y finalmente, existió un reclamo para que China condene a Irán, Hamas y Hezbollah en medio de la grave crisis en Asia, y donde –vaya paradoja-, Biden apoya irrestrictamente a una de las partes (Israel).
Como se puede observar, el encuentro no fue solamente para tratar temas comerciales. Posiblemente ese haya sido el tema que menos tiempo insumió, porque –para qué negarlo- China está segura de su desarrollo y capacidad comercial, mientras EEUU se encuentra estancado en ciertos rubros y en retroceso en otros.
Lo cierto es que la Cumbre de la APEC (que reúne a los líderes de las 21 economías del bloque Pacífico), ha servido para un importante encuentro internacional. Tanto es así que desde Rusia, Dmitry Peskov, portavoz el presidente Vladimir Putin afirmó: "Cada reunión entre representantes de las dos economías más grandes del planeta es importante para todos".
(El dato no menor: Peskov aludió a EEUU y China como “las dos economías más grandes del planeta”. Con lo que dejó en claro que a nivel militar ellas no lo son...).