SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare) Los resultados de las elecciones Paso dejaron al descubierto que ‘algo’ no funciona desde el gobierno nacional.
No se debe ser tremendista, ni exagerado y se deben analizar con algo de profundidad los resultados. No se puede caer en la manipulación de los medios hegemónicos, en sus maniobras e intereses, como tampoco en el discurso de Juntos por el Cambio.
Seamos realistas: El peronismo cosechó menos votos de los esperados (por el propio peronismo). Juntos por el Cambio logró retener prácticamente la misma cantidad de votos de su anterior elección. Votó menos gente que en elecciones anteriores, demostrando que el ausentismo llegó a un porcentaje histórico. Se podría afirmar que la amplia mayoría de quienes no concurrieron a votar fueron los que en la última elección lo hicieron por el peronismo.
Esa sería la primera conclusión seria, objetiva. Donde debe tenerse en cuenta –también-, que para mantener su propio caudal, Juntos por el Cambio debió desplazar a Mauricio Macri de la campaña; debió esconder a la titular del PRO, Patricia Bullrich; debió silenciar a Elisa Carrió; debió cambiar los domicilios a los candidatos de los dos principales distritos electorales (Maria E. Vidal y Diego Santili); continuó contando con el incondicional apoyo de los medios hegemónicos (y de los que funcionan en su órbita).
El segundo paso debería ser (si se desea ser honesto), el recocnocer que las cartas de Alberto Fernández estuvieron echadas. Desde el momento que asumió, hasta el resultado de estas Paso, hizo lo que él consideró mejor. Y tuvo el apoyo incondicional de la vicepresidenta, más allá que ella no estuviera de acuerdo. Porque ella no hace ‘golpismo’ desde adentro, como afirma la derecha y el neoliberalismo.
Ellos lo afirman así, porque lo llevan en su ADN. En la posición de la vicepresidenta, serían golpistas, desestabilizadores, traidores. Inclusive allí está el ejemplo imborrable del ahora legislador Julio Cobos... Sin olvidar en su momento al cooptado Carlos Alberto Chacho Alvarez de años pasados...
Cristina siempre hizo conocer a Alberto Fernández lo que ella consideraba errores; lo hizo “puertas adentro”, como corresponde. Pero ante la campaña de des-información lanzada por los medios en los últimos días, el silencio del propio mandatario, y las especulaciones y maniobras de numerosos funcionarios nacionales, decidió salir a hablar.
Lo hizo a través de una carta. De esa forma ella también demostró que tenía y tiene las cartas echadas.
Lo que expresa en ella es lo que piensan cientos de miles, o millones de peronistas y/o quienes han apoyado en 2019 con su voto a Fernández-Fernández. Porque –aunque Alberto y todo su funcionariado no se den cuenta- existe un claro descontento popular.
Es cierto que estos dos años de gestión con la pandemia en el medio ha tratocado todo plan de gobierno. Pero si bien se le debe reconocer que se ha tratado de hacer lo mejor –y se logró- en cuanto al manejo con el coronavirus; pero con el resto, ello no ha alcanzado.
Es posible que para otro país (por ejemplo del ‘primer mundo’, o socialdemócrata...) ello hubiera sido diferente. Pero en Argentina las urgencias son otras.
El hambre no puede esperar (aunque suene a consigna); los tiempos del Estado no son los de los pensionados, jubilados, desocupados, cuentapropistas, subocupados....
Aquellos que desde afuera del gobierno y el peronismo han atacado a Cristina Fernández en estos 2 años (2019-2021), mintiendo y acusándola co-gobernar (¿?), son los mismos que ahora se muestran “asombrados” (por su carta) y la señalan que ella quiere “presionar” y de querer... “cogobernar”.
En qué quedamos: Co-gobernaba o no...?
Pero esta sencilla pregunta es simplemente para mostrar la incoherencia del discurso de la derecha y el neoliberalismo. Pero no es para quedarse discutiendo tanto porque se les terminaría otorgando la importancia discursiva que no merecen.
El tema central del peronismo (y sus aliados), es re-encontrar el rumbo que hizo que la fórmula Fernández-Fernández triunfara en el 2019. Porque ese rumbo se ha extraviado. Lo perdió Alberto Fernández, y él es quien debe re-encontrarlo.
Porque así lo quieren quienes han votado por los candidatos del peronismo en las Paso recientes; porque así lo quiere Cristina Fernández que es la dirigente nacional con más poder, sabiduría y votos; porque así lo reclaman quienes (sin haberse ido) no asisteron a votar el pasado 12 de septiembre en las Paso.
Aunque los medios titulen la existencia de “crisis”, “escándalo”, “presiones”, “divisiones”, “grieta interna” y lo que se les ocurra, el peronismo debe re-encontrar su rumbo. Y es eso –justamente- lo que preocupa a la derecha y al neoliberalismo.
Cristina lo planteó porque el peronismo en su historia ha demostrado suficiente capacidad para reaccionar y que aparezcan los que hagan valer “el bastón de mariscal”. Es hora de revitalizar los recordados “anticuerpos” de los que supo hablar Juan Domingo Perón.
El jueves 16 de septiembre (justo en la fecha en que se recordaba el golpe de Estado de 1955...), la vicepresidenta publicó la carta pidiendo al presidente, Alberto Fernández, "que honre la voluntad del pueblo" y cambie el rumbo del Gobierno.
Ella ha sido la mejor y más importante muestra de vida del peronismo en los últimos tiempos (tras la victoria electoral del 2019). El peronismo no necesita guiadores, recomendadores o iluministas provenientes del antiperonismo...
Cristina realizó una clara autocrítica del gobierno nacional, pero dejó perfectamente en claro que el mandatario tiene la capacidad de re-encauzar este proceso político.
La derecha y el neoliberalismo están en alerta. Muestran su disgusto y mala predisposición para con un cambio de política desde el gobierno nacional. Pretenden que todo siga igual, pues están conformes y alegres con el resultado de las recientes Paso.
No desean que se produzca un cambio, a favor de los sectores más perjudicados por lo que hizo y dejó Mauricio Macri (entre 2015 y 2019) y lo que ha producido la pandemia. A esos sectores los utilizan para sus discursos, porque en el fondo son clasisitas y racistas y los desprecian.
Es más: Desean (y han hecho de todo siendo gobierno para) que esa brecha se agigante, con más pobres y excluídos. Porque a medida que crece el ejército de desocupados y abandonados, ellos actúan como presión para que quienes poseen trabajo reduzcan sus pretensiones y abandonen la defensa de sus derechos. O acaso vamos a ignorar que en plenas elecciones Paso, los candidatos de la derecha y el neoliberalismo han salido a instalar la necesidad de eliminar el pago de indemnización por despido...?
Todo tiene que ver con todo.
Cuando uno ha decidido no cambiar nada y mantener lo existente, el sistema lo considera propio, pero blando; por lo que apuesta por más. Y avanza.
En estos dos años de gestión el gobierno nacional –bajo la excusa de la pandemia-, ha demostrado que no ha querido afectar ningún interés de la derecha y el neoliberalismo. Resultado: Ellos entienden que están ante un gobierno blando... Lo que viene después se sobreentiende.
El país se encuentra ante un momento importante. Se puede decidir la elección del maquillaje, y que todo siga como hasta ahora (2019-2021) con otras caras. Pero las Paso ya han dado un indicio claro de disconformidad.
O se puede buscar re-encauzar el gobierno. Cristina confía en que ello es posible.