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SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare) En algún momento, Néstor Kirchner canceló la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y con ello se le ‘agradeció los servicios prestados’, y a otra cosa.
Con Cristina Fernández presidenta, se mantuvo el mismo rumbo en cuanto a mantener al país alejado del FMI. Pero un día llegó Mauricio Macri, que le abrió la puerta e hiper-endeudó al país nuevamente. No fue gratis –lógicamente-. Porque quien más fuerza hizo para que Argentina recibiera el préstamo más grande en la historia del organismo fue... Donald Trump.
Si. El mismísimo mandatario estadounidense presionó y exigió que el FMI ignorara la realidad argentina y los informes internos que recomendaban de manera rotunda lo inconveniente de prestarle plata a un país en pendiente (en caída), con grandes fugas de capitales y con escandalosos negociados de funcionarios del gobierno de Mauricio Macri y de lo más impresentable del empresariado local (y las multinacionales).
Fue así, que Macri hizo los deberes para recibir ese crédito, que le permitiera oxigenar su debacle para lograr su ansiada reelección. Así, sumó al país al impresentable Grupo de Lima, para extorsionar a Venezuela; colaboró para que la OEA conducida por el gerente washingtoniano Luis Almagro, asfixiara diplomáticamente a Nicolás Maduro; se mantuvo silencioso ante el bloqueo estadounidense contra Venezuela; le guiñó un ojo (el derecho) al militarismo colombiano con ambiciones injerencistas en su vecino; y como broche de oro: colaboró activa y materialmente para que triunfara el golpe de Estado en Bolivia (además de ignorar el peligro sufrido por el derrocado Evo Morales).
Fue así que Alberto Fernández recibió una Argentina en default, sin reservas, con balanza comercial en rojo, con el mercado interno destruido, con miles de pequeñas y medianas empresas cerradas, con aumentos de la pobreza y la desocupación. Para peor, antes de los 90 días apareció el coronavirus...
Como pudieron, las autoridades trataron de ir dando respuestas a las prioridades, con la oposición neoliberal y derechista –derrotados claramente en las urnas-, poniendo semana tras semana, palos en la rueda.
Lo prometido e imaginado en campaña electoral –por Fernández y Cristina- debió ser dejado de lado y defender la vida. Y buscar de solucionar en el día a día, lo que se podía con un país hiper-endeudado y sin poder acceder a la obtención de recursos.
Desde el FMI se dio a conocer al mundo que dispondrían de ‘ayudas’ para aquellos países que han sufrido las peores consecuencias (en lo económico) a causa de la pandemia.
Ante ello, Cristina impulsó que el Senado aprobara el “Proyecto de Declaración” (Expediente n° 792/21) solicitando al Ministro de Economía, que esos fondos se destinaran a financiar políticas públicas de las consecuencias producidas por el Covid-19; ocurrió el 13 de mayo 2021.
El 25 de junio 2021, el FMI analizó entregar US$ 650.000 millones en la economía mundial, para mitigar los efectos que la pandemia ha causado en numerosos países (entre ellos Argentina, que recibiría algo más de U$S 4.000 M).
En el mes de julio -el día 16-, Cristina declaró virtualmente en la audiencia judicial en el marco de la causa por la firma del Memorándum con Irán (que fuera aprobado por diputados y senadores argentinos). La vicepresidenta pidió la nulidad de la causa, afirmando que la investigación es “un disparate judicial, institucional y político”.
El mismo día, el presidente estadounidense Joseph Biden decidió que Argentina recibiría millones de vacunas contra el coronavirus.
Coincidencia...? No; en absoluto. A ese nivel político, nada es causal...
El 24 de julio, en la localidad bonaerense de Escobar, el presidente Alberto Fernández y Cristina encabezaron un acto partidario, presentando a los candidatos (bonaerenses y capitalinos) del Frente para Todos de las elecciones Paso 2021.
En la oportunidad, la vicepresidenta dijo que los recursos que enviara el FMI deberían usarse para pagar las cuentas. De esa forma, tomó distancia de la Declaración del Senado (de 42 días antes)...
Efectivamente. Recomendó que los recursos del FMI que llegarán como Derechos Especiales de Giro (DEG) se usen para pagar deudas. Tras lo cual, el mismísimo Ministro de Economía, Martín Guzmán, manifestó que tales fondos se emplearían para mejorar las negociaciones con el FMI (pagando una parte de lo que nos reclaman).
Cristina se olvidó de lo que el Senado había aprobado...?
De seguro que no. Y en ese sentido debe entenderse el viaje del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, a EEUU. Una visita que contó con el respaldo de Cristina.
Nuevamente ella muestra su capacidad para avanzar y rápidamente adaptarse a la realidad (única verdad), sin que el tirar de la soga provoque la ruptura.
Para los que aspiran a lo imposible, este cambio suyo es ‘simplemente’ una muestra de que “representa y defiende los intereses de los financistas internacionales”. De allí que no dudan en igualarla –en sus dichos y discursos- con Mauricio Macri.
Sin embargo, esos ‘izquierdistas’ que nunca ganaron nada, muestran que en el fondo son funcionales a la derecha, pues en su locura acusatoria máxima con ideas mínimas, se ‘olvidan’ de diferenciar que Cristina formó parte del mayor desendeudamiento que un país obtuvo en la historia mundial. Y que –por el contrario-, Macri ha sido el mayor endeudador de un país en solo 4 años, en la historia mundial.
Es posible que ni Cristina esté de acuerdo con su propio cambio. Pero ella es pragmática; entiende la realidad; y comprende que Argentina es un país hiperendeudado, de rodillas y con nulas posibilidades de negociar algo mejor.
Desde el infanilismo izquierdista-, resulta fácil ser dadivoso... con el bolsillo ajeno. Desde la Casa Rosada se pretende que el zorro cuide el gallinero. Desde la oposición neoliberal y derechista se defienden los intereses de los poderes locales e internacionales que ellos representan. Frente a estas situaciones, Cristina -guste o no-, nuevamente plantea que “la realidad es la única verdad”.