Vie. 29. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

UN DESTELLO EN LA OSCURIDAD (Juan C. Giuliani)

UN DESTELLO EN LA OSCURIDAD (Juan C. Giuliani)

CÓRDOBA-ARGENTINA  (por Juan Carlos Giuliani)

1966.- El pueblo soporta la dictadura de las botas y los monopolios. En su vientre se van gestando respuestas cada vez más audaces y masivas. La nueva interrupción del orden institucional clausura los canales de participación a una juventud harta del autoritarismo y hambrienta por expresarse políticamente.

1969.- Estalla el “Cordobazo”. Tiempo después otras puebladas incendian la Patria. La historia revelará que en la Argentina se estaba cocinando por esos días el caldo de cultivo nutriente de la lucha armada contra la usurpación de la Soberanía Popular perpetrada por las Fuerzas Armadas guionadas por las clases dominantes. Están a punto de parir las organizaciones político-militares que signaron la década del 70. Los jóvenes conmovidos por la rebelión popular contra el Onganiato ascenderán -a sangre y metralla- hasta los escalones más elevados de la lucha revolucionaria.

Se abre una nueva etapa en el enfrentamiento inconcluso que viene desde el fondo de nuestra historia entre el pueblo y las minorías oligárquicas. Se reanuda una guerra que nunca había terminado, que volvía de antiguas edades de la Nación, cuando otros hombres se desangraron por el mismo sueño.

Es tiempo de piedra y barricada, de bronca contenida y dientes apretados. Explota la furia popular que viene de la larga Resistencia Peronista iniciada en 1955. La Revolución Cubana es una luz que persiste. Camilo Torres en Colombia y la heroica muerte del Che en Bolivia, se suman como señales de un camino de liberación de Latinoamérica. Renacen los países del Tercer Mundo mientras el Mayo Francés, la epopeya de Mao y Vietnam dejan una huella indeleble.

El pueblo se va alzando en la protesta y se agudiza el enfrentamiento con el Gobierno Militar. Gana la calle y demuestra su fortaleza en la movilización. En las consignas unitarias y convocantes. No obstante, el gigante invertebrado es vulnerable y corre el riesgo de que la lucha se deshilache con el tiempo.

Todo o nada

Se trata de tomar el poder. De cuestionar las bases sobre las que se asientan los privilegios del bloque hegemónico y establecer una estrategia de lucha integral para restituir la Soberanía en manos del pueblo.

La discusión afiebró a toda una generación. Del debate se pasará casi de inmediato a la acción. La espiral de violencia contra el régimen alcanzará los picos más altos del Siglo XX. Los proyectos del continuismo militar encuentran en el pueblo la última frontera. Ha llegado el tiempo del “caño” y el fusil. Ya no queda espacio para la indiferencia.

1970.- No es casual que el “Aramburazo”, con el que hizo su aparición pública Montoneros, haya sido justamente en el primer aniversario del “Cordobazo”. Ni que varios de los dirigentes del PRT-ERP y otros sectores revolucionarios hayan abrevado en esta experiencia de masas antes de lanzarse a conformar organizaciones político-militares.

La violencia organizada fue asumida por una amplia franja de la militancia como un salto cualitativo en la confrontación con la Dictadura. Mientras las burocracias pactan y concilian con los militares y las patronales y los trabajadores juegan sus cartas bravas en cada huelga, el conflicto armado y las acciones insurgentes se extienden como una mancha de aceite.

En la Argentina se aprende en carne propia que en la revolución se triunfa o se muere.

1973.– El “Cordobazo” tuvo una indudable influencia en la aparición de las formaciones especiales. Desalojada la Dictadura del poder y celebradas las elecciones del 11 de marzo, algunas organizaciones dejaron las armas y se insertaron en el nuevo proceso de masas. Después de la “Masacre de Ezeiza” el 20 de junio se clausuró la etapa de ofensiva popular que permitió el regreso de Perón al país tras 18 años de exilio y abrió el camino a la reacción del enemigo en todos los frentes. Así las cosas, la “Primavera Camporista” duró lo que la luz de un fósforo.

La agonía y el éxtasis

1976.-La muerte de Perón, la entronización del terrorismo de Estado de la mano del “Lopezreguismo”, la descomposición del Gobierno de Isabel y el Golpe de Estado del 24 de marzo operan como fatales disparadores de la tragedia. La restauración oligárquica, ya se sabe, fue impiadosa.

Menem, el Gobierno de la Alianza y Macri perfeccionaron en gran medida el Modelo Económico pergeñado por Martínez de Hoz y la dictadura genocida basado en la reprimarización de la economía, el industricidio, la preeminencia del capital financiero y el extractivismo que arrasa con nuestros bienes comunes.

El Gobierno de Macri pugnó, sin éxito, desmontar la lucha en defensa de los derechos humanos y condena de la tiranía oligárquico-militar que abraza la mayoría de nuestro pueblo. A medida que transcurre el tiempo y que no se consiguen remover los obstáculos para construir una sociedad más justa, libre y solidaria, el origen, desenvolvimiento y epílogo de aquella lucha son merecedores de una mirada más comprensiva. Sobre todo por parte de los jóvenes. A esta altura del partido, nadie niega que son 30.000 y fue un genocidio.

2022.- Ha corrido mucha agua bajo el puente. Sin embargo, la democracia formal que se reconquistó en 1983 no ha resuelto los problemas fundamentales de nuestro pueblo. Se trata de una experiencia fallida. No se ha horadado el poder oligárquico ni se ha logrado constituir la fuerza social capaz de revertir la falta de Justicia, Igualdad y Soberanía.

A 53 años del “Cordobazo” queda una certeza: Contra quienes todavía enarbolan la “Teoría de los dos Demonios”, está demostrado que protesta social y lucha armada no son antagónicos. Y que en un espacio y tiempo histórico determinado configuran las dos caras de una misma moneda. Sin el “Cordobazo” y las otras puebladas resulta difícil imaginar la dinámica de la violencia en aquellos cruciales, excitantes y dramáticos años.

Tan fugaces como un relámpago en la noche, aunque su estruendo aún retumbe incesante en la memoria colectiva.

(Juan Carlos Giuliani, Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la Central en representación de la provincia de Córdoba).