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Opinión

PARTE DE LA VERDAD... (Javier A. Roa)

PARTE DE LA VERDAD... (Javier A. Roa)

DAMASCO-SIRIA  (por Javier Alexander Roa)  Parte de la verdad de los hechos del 11 de septiembre de 2001.

(Extracto del ensayo: Petróleo y Terrorismo: Dos elementos en la Política Exterior de Estados Unidos hacia Medio Oriente -desde 1970 hasta la actualidad-).

El 11 de septiembre de 2001, a pocos meses de haber asumido el gobierno George Walker Bush, ocurrieron en Estados Unidos una serie de atentados suicidas, cuando varios aviones secuestrados desviaron su ruta de vuelo y fueron estrellados contra diversos objetivos, causando la destrucción de los edificios del Word Trade Center, más notablemente las Torres Gemelas de Nueva york y graves daños en el edificio del Pentágono, sede del Departamento de Defensa de los estados Unidos. Las autoridades policiales estadounidenses recabaron evidencias y determinaron que quince (15) de los diecinueve (19) suicidas que participaron en el secuestro de los aviones eran de nacionalidad saudita, inmediatamente lo relacionaron con Osama Bin Laden, quien era un millonario empresario nacido en Riad, líder de Al-Qaeda y que luego fue despojado de su nacionalidad por hacer público las críticas a la Monarquía,  que había permitido que Estados Unidos instalara bases militares permanentes en Arabia Saudita, yendo en contra de los principios del Islam al dejar entrar a occidente (no islámica, que combatía a los musulmanes) en tierra santa, donde está la Meca, ciudad natal de Mahoma, fundador del Islam.

Osama Bin Laden, argumentaba que Estados Unidos era la principal causa de los problemas en el mundo y que debía retirar sus tropas del territorio saudí, porque su presencia militar era un insulto a los pueblos árabes y al islam.

La respuesta del Gobierno de Bush, para hacer frente a los atentados y a la negativa del gobierno afgano de extraditar a Osama Bin Laden para ser juzgado en occidente por crímenes terroristas, fue invadir a Afganistán en octubre de 2001, con la finalidad de desmantelar al grupo terrorista Al-Qaeda y volver a Afganistán -según él- un país seguro mediante la eliminación de los talibanes del poder.

Cabe destacar, que Osama Bin Laden, en los años ochenta había sido reclutado y entrenado por la CIA para realizar operaciones encubiertas contra las tropas Soviéticas en Afganistán (la CIA le enseñó cómo mover dinero a través de sociedades fantasmas y paraísos fiscales, a manejar armas y preparar explosivos, a utilizar códigos cifrados para comunicarse y manejar la tecnología para el espionaje y sabotaje, valiéndose de la conformación de Al-Qaeda, que en español quiere decir base o fortaleza), grupo paramilitar yihadista creado, financiado y dotado de armas por Estados Unidos a través de la CIA en sus inicios en Pakistán.

[….] Lo que supone, que la figura de Osama Bin Laden, buscado en todo el mundo por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), que es la principal agencia de investigación criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, reunía los elementos y el perfil para utilizarlo como chivo expiatorio y así, tener la excusa para poner en desarrollo el intervencionismo militar unilateral estadounidense en las regiones o países, donde surgieran la sospecha de una amenaza terrorista que pusiera en riesgo la seguridad de Estados Unidos y sus aliados.

Un día después de los atentados en Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitió la resolución 1368 (2001), donde condenó los ataques considerando que esos actos, al igual que cualquier acto de terrorismo internacional, constituyen una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Por lo tanto, “está dispuesto a tomar todas las medidas que sean necesarias para responder a los ataques terroristas perpetrados el 11 de septiembre de 2001 y para combatir el terrorismo en todas sus formas, con arreglo a las funciones que le incuben en virtud de la Carta de Naciones Unidas”.

El Congreso de Estados Unidos adoptó una resolución conjunta autorizando al presidente, George. W. Bush, “a utilizar toda la fuerza necesaria y adecuada” contra los responsables de los atentados terroristas.

De igual manera, la OTAN invocaba, por primera vez en su historia, el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, en virtud del cual un ataque contra un Estado miembro de la Alianza es considerado como un ataque contra los demás Estados miembros, que quedan así obligados a prestar asistencia al aliado atacado.

[…] Los pronunciamientos de estos organismos internacionales, establecían el derecho de Estados Unidos a la legítima defensa en conformidad a la Carta de Naciones Unidas, que no implica el uso de la fuerza, pero, que Estados Unidos interpretó como un implícito reconocimiento de que los ataques terroristas constituían un ataque armado, el cual le otorgaba el legítimo derecho de defenderse o responder a través de cualquier medio. El uso de la fuerza no se ejerce “en el vacío” sino sobre un espacio físico…y ese espacio físico era Afganistán, que albergaba a Al-Qaeda y a su líder Osama Bin Laden, obviando Estados Unidos, que quince de los suicidas eran procedente de Arabia Saudita y no de Afganistán.

George Bush, había logrado tener el respaldo mayoritario de los Organismos Internacionales y había logrado convencer al pueblo estadounidense de que Estados Unidos, con la campaña militar iniciada en octubre de 2001 contra Afganistán, bajo el nombre de “Operación Libertad Duradera”, iba a hacer del mundo más seguro, eliminando las amenazas a través de la guerra contra el “terrorismo”.