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Opinión

CHINA Y EL LADO CORRECTO DE LA HISTORIA (Julio Yao)

CHINA Y EL LADO CORRECTO DE LA HISTORIA (Julio Yao)

CIUDAD DE PANAMÁ-PANAMÁ (por Julio Yao Villalaz)  “Uno de los logros de China, que más resonancia ha tenido, es la eliminación de la pobreza; en especial, de la pobreza extrema...”.

En el 73º aniversario de la fundación de la República Popular China, mucha agua ha corrido bajo el puente desde el 1º de octubre de 1949. El espectacular avance de China bajo la conducción del presidente Xi Jinping no tiene parangón en la historia de la humanidad.

Por primera vez, el surgimiento de una gran potencia no se debe a la opresión, la esclavitud, el genocidio y la expropiación. Nos referimos a las épocas oscurantistas en que Inglaterra superó a España, y Estados Unidos, a Inglaterra.

China ha progresado durante los últimos 40 años, superando de lejos a Estados Unidos, de tal suerte que se espera que, dentro de poco, la etiqueta que veremos no dirá “Hecho en China”, sino “Inventado en China”.

China no ha hecho de los citados crímenes de lesa humanidad la base de su fortaleza, como sí lo fueron los casos de España en América india; Estados Unidos contra sus pueblos originarios y los esclavos negros, así como en México, Hawái, Panamá, Cuba, Puerto Rico y toda Latinoamérica; el “rey Leopoldo III en el Congo Belga”; Japón en China, Corea y Filipinas, entre otros.

Víctima de estos crímenes de lesa humanidad, mal podría China seguir el ejemplo de las potencias del pasado.

China pudo haber conquistado a numerosos pueblos, si hubiese querido, la mayoría de los cuales descubrió 78 años antes de que Cristóbal Colón llegase a América (1492). La Política Exterior de China, hoy de paz y no dominación, es el reflejo de su ética antigua hacia los otros pueblos. No existe una China tradicional desgajada de una China moderna: hay una sola China, unida por los mismos valores éticos.

De no haber decidido el emperador Yonglé aislar a China del mundo después de 1421, sus descubrimientos la habrían hecho la primera potencia del planeta y no a los europeos (Gavin Menzies: 1421: Cuando China descubrió América).

Pocos saben que la Segunda Guerra Mundial empezó con la Segunda Guerra de Japón contra China (1937-1945 ) y no con Pearl Harbor en 1941, y que China tuvo más de 90 % de las bajas de la Guerra del Pacífico.

Según Wikipedia: “La segunda guerra sino-japonesa fue la mayor de Asia en el siglo XX y causó más del 90% de las víctimas de la guerra del Pacífico”. Las víctimas eran primordialmente chinos. La URSS en el Frente Aliado y China en la Guerra del Pacífico hicieron el mayor aporte a la victoria desde la perspectiva del costo humano.

Se calcula que unos veinte millones de personas, especialmente chinas, perdieron la vida en la Guerra del Pacífico. El aporte chino al triunfo aliado se soslaya casi siempre, porque la opinión imperante es que Estados Unidos fue el vencedor y no la Unión Soviética, menos China, ¡gracias a Hollywood

Lucir credenciales limpias le permite a China mantener una política exterior coherente que la posiciona en el lado correcto de la historia: soberanía, paz internacional, no intervención, cooperación, solución pacífica de conflictos; en suma, respeto a la Carta de la ONU y al Derecho Internacional.

China ha redefinido el lema de la democracia: “Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, añadiendo la frase: “y con el pueblo”. En efecto, en China no hay dicotomía u oposición entre pueblo y Gobierno, porque allí el pueblo es el Partido, y el Partido es el gobierno. No en vano ha dicho Rafael Poch, ex corresponsal en Pekín, que “el Gobierno chino es uno de los mejores del mundo”.

Allí se fomenta el progreso económico personal como un aporte a la nación. Aumentan los millonarios en China, sí, pero el sistema no permite que los ricos se organicen como una oligarquía o clase dominante. Éste es el aporte original del presidente Xi Jinping al marxismo de China.

Uno de los logros de China, que más resonancia ha tenido, es la eliminación de la pobreza; en especial, de la pobreza extrema, algo que no surgió por combustión espontánea, sino por el trabajo arduo y patriótico de millones de miembros del Partido, que se desparramaron por las más recónditas e inaccesibles aldeas para estudiar las razones de su precariedad y vulnerabilidad. Ningún otro país ha emprendido jamás igual hazaña. ¡Me quito el sombrero

(Julio Yao: Presidente honorario y encargado del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá –Ceeap-).