EL FUNERAL DE JORGE CAMACHO (Julio Yao)
CIUDAD DE PANAMÁ-PANAMÁ (por Julio Yao Villalaz)
A Olier Ávila (In Memoriam) y Anayansi Turner Yau.
¡Jorge Camacho, presente
Gritaban los compañeros.
Sus pechos latían, fieros,
un hondo dolor silente.
Fue cual rayo de repente
matando su madrugada
aquella tormenta airada
que azotó por La Colina
una noche de neblina
cómplice e infortunada.
(2)
Voló su vida de un cuajo
sin decir adiós ni nada.
Su sangre fue derramada
de un golpe cobarde y bajo.
La muerte, de un solo tajo
sobre su rojo cabello,
arrancó todo lo bello
que a la Patria prometía,
pues Camacho, antes del día,
se apagó como un destello.
(3)
¡Jorge Camacho, presente
Proseguía su calvario.
La Patria prestó el sudario
y un beso le dio en la frente.
Iba el cortejo doliente
En procesión cabizbaja.
Iban cargando su caja
en hombros los estudiantes,
y sus gritos militantes
aromaban su mortaja.
(4)
¿De dónde partió la bala
que le arrebató su trillo?
¿Cuál dedo apretó el gatillo
que despedazó su ala?
Una mano oscura y mala
asechó como felino
y en un impulso mezquino
çumplió sus fines aviesos,
destapándole los sesos
en la flor de su destino.
(5)
¡Ay, Camacho, aún se escucha
tu voz como una campana,
arengando a la mañana
para integrarla a la lucha.
Hoy la familia aguilucha
resiente tu ausencia dura.
Un oleaje de amargura
invade su corazón,
mas baja del Cerro Ancón
un cántico a tu bravura.
(6)
¡Jorge Camacho, presente
Llegaron pronto a su fosa
y a su fondo, una rosa
arrojó algún dirigente.
Era un mensaje valiente
que coronaba su anhelo:
la Patria agitó un pañuelo
en gesto de despedida
y, anunciando su partida,
El Funeral de Camacho.