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Opinión

RECORDANDO UN DIA INOLVIDABLE… (Manuel J. Gaggero)

RECORDANDO UN DIA INOLVIDABLE… (Manuel J. Gaggero)

CÓRDOBA-ARGENTINA  (por Manuel Justo Gaggero)  Recordando un día inolvidable: 29 de mayo de 1969, El Cordobazo.

A 52 años de aquella gesta inolvidable veamos que pasaba en aquellos años y cuáles fueron los motivos de la protesta que conmovió al país y fue la partida de defunción del dictador Juan Carlos Onganía y del régimen castrense.

Por aquellos días de mayo de 1969 se incrementaban las movilizaciones  de trabajadores y estudiantes  en repudio a la Dictadura Militar; al mismo tiempo crecía la resistencia popular al programa económico diseñado por Adalbert Krieger Vassena.

Esa oposición encontraba en nuestra CGT de los Argentinos un polo en el que en la “unidad en la diversidad” coincidían  peronistas, radicales, marxistas, cristianos y socialistas que  acordaban con  el “Programa del 1° de Mayo” claramente  antimonopolista y  antiimperialista.

El “General, ya en su laberinto”, muy preocupado por el crecimiento de esta  y el prestigio que cobraban sus principales dirigentes –Raymundo Ongaro, Agustín Tosco y Jorge Di Pasquale, entre otros-, envió desde su exilio en Madrid, varios emisarios para restablecer  la relación con Augusto Timoteo Vandor y el “sindicalismo de negocios”.

Al mismo tiempo sugería que se restableciera la unidad sindical en un mensaje que le enviara al dirigente del gremio telefónico Julio Guillan.

Por  su parte y, en esa misma sintonía, el Frente Estudiantil Nacional –FEN –liderado por Roberto Grabois insistía en la necesidad de “peronizar” a la CGT de los Argentinos y alejar de la misma  a la izquierda y a dirigentes con gran prestigio popular como eran el  “luzfuercista” Agustín Tosco y el ferroviario Antonio Scipione. Este último de filiación radical.

Nosotros, por el contrario, desde el Bloque de Agrupaciones Peronistas de Apoyo a la CGT de los Argentinos sosteníamos lo que estaba explicitado  en el Programa de la Central defendiendo la pluralidad y la unidad necesaria para enfrentar a la Dictadura Cívico Militar.

Con este escenario llegamos al 29 del mes mencionado. Ese día, como lo señalamos antes, el pueblo de la “Docta”, la ciudad de la Reforma Universitaria de 1918 , clavo “una estaca en el corazón del régimen”.

Cabría preguntarse: porque estos acontecimientos ocurrieron en esa ciudad.La respuesta la encontramos  en la particular situación  que atravesaba la  industria automotriz  afectada  por las políticas económicas del “Onganiato”.

La misma surge en el período de sustitución de importaciones que se da  durante el gobierno de Arturo Frondizi -1958-1962– y tiene que ver con el crecimiento de este sector y, al mismo tiempo, con el comienzo de la destrucción de la red ferroviaria mediante el llamado “Plan Larkin”.

Estas multinacionales –Marterfer, Fiat, Concord, Ika Renault, entre otras-, al mismo tiempo que empleaban a miles de trabajadores  en sus plantas, determinaron  que surgieran  empresas autopartistas  que les proveían a las mismas y que generaban empleo genuino. La retracción, producida por el plan económico, determinó  que las patronales se negaran a dejar sin efecto las quitas zonales por las cuales los trabajadores cordobeses  percibían salarios inferiores a los de sus pares  en Buenos Aires.

Al mismo tiempo decidieron suprimir el llamado “sábado inglés” por el  que la jornada de trabajo de ese día terminaba a las 13 horas pero se pagaba completa: reconociendo como trabajado el descanso vespertino.

A su vez la intervención militar le hizo saber al Sindicato de Luz y Fuerza, que conducía el “Gringo” Tosco, su intención de privatizar  la Empresa Provincial de Energía –EPEC-.

Por otra parte, en la Universidad Nacional concurrían  a sus aulas 30 mil jóvenes que tenían una larga tradición combativa ya que la misma había sido el escenario de la Reforma de1918. Estos se habían enfrentado a la Dictadura desde el comienzo.

La represión había asesinado en 1966 al estudiante–obrero Santiago Pampillón. En este contexto  van creciendo las propuestas guevaristas que empiezan a introducir en las discusiones la necesidad de cuestionar  realmente el poder  mediante organizaciones revolucionarias  que confronten con la violencia de las clases dominantes.

La experiencia  de los “Tupas” en Uruguay, de los movimientos  guerrilleros  en  Brasil y en Centroamérica, la confrontación con los Estados Unidos en Vietnam, Laos y Camboya, y la construcción del socialismo en Cuba servían  de referencia a los que pensábamos que era posible derrotar a un ejército profesional y  comenzar a construir una sociedad más fraterna y humana.

Estos fueron los protagonistas de aquella jornada que comenzó en la mañana del 29 con el abandono de los lugares de trabajo por parte de los obreros del cinturón industrial, a los que se sumaron  los trabajadores  de la empresa de energía y del Estado.

Al mismo tiempo, desde la ciudad universitaria, avanzaban los estudiantes. Nosotros, desde Paraná, seguíamos los acontecimientos  por las informaciones que nos trasmitían  los compañeros instalados en la sede de la CGT A que funcionaba en el local de la Federación Grafica Bonaerense.

Ongaro había sido detenido el día anterior al llegar a esta ciudad. La Federación de Obreros y Trabajadores de la Industria Azucarera tucumana dispuso un paro de 24 horas en solidaridad con los trabajadores cordobeses.

La represión  se desató con toda violencia tratando de evitar la llegada de las columnas al centro de la ciudad. La primera víctima fue Máximo Mena a las 12 y 30. Este crimen desató una reacción violenta de los movilizados que finalmente  pusieron en fuga a los represores policiales.

La ciudad quedo en manos de los insurreccionados encabezados por sus dirigentes Agustín Tosco, Elpidio Torres, Atilio López, René Salamanca y Gregorio Flores, entre otros.

En ese momentos sentíamos que estábamos viviendo el comienzo de un proceso que forzaría a los militares a dejar el gobierno y, al mismo tiempo que generaría un movimiento revolucionario que por primera vez, en este siglo,  cuestionaría el poder, en serio, en nuestra Patria. Este era el desafío   que teníamos por delante.

(Manuel Justo Gaggero, Abogado y periodista. Ex Director del diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20”. Este relato forma parte de los recuerdos que integran el primer tomo del libro de mi autoría “Un viaje hacia las Utopías Revolucionarias”, editado por la Editorial De La Comarca).