SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare) Dentro del mundo occidental, se ha instalado y sostiene desde hace décadas que EEUU es el líder, el norte y el ‘ejemplo’ de la lucha contra el terrorismo internacional.
Inclusive es el propio EEUU quien lanza listados de organizaciones, movimientos y hasta países, a los que así califica; logrando que se le sumen mansa y corderamente, infinidad de países (incluidas potencias) que se dedican a aplicar sanciones.
Los ejemplos se pueden contar por decenas, y el caso más escandaloso es el de Cuba, al que así califican los diferentes gobiernos estadounidenses.
Sin embargo, en estos últimos días de mediados del 2023, hemos asistido a una nueva muestra del cinismo y complicidad internacional de Washington con el terrorismo.
Porque el Gobierno estadounidense justificó los métodos terroristas de Ucrania al no condenar los ataques que Kiev ha lanzado contra edificios civiles en Moscú.
Oficialmente justificó los métodos terroristas y confirmó que las instalaciones civiles rusas pueden ser destruidas, poniendo en peligro la vida de civiles.
En el pasado julio, dos drones ucranianos se estrellaron torres del Centro Internacional de Negocios de Moscú; mientras un tercer aparato fue derribado en los territorios cercanos a dicha ciudad.
La madrugada del primero de agosto, Kiev volvió a atacar las torres del Centro Internacional de Negocios de Moscú con otros tres drones. Uno impactó en una de las torres, y los otros dos aéreos fueron derribados por la defensa antiaérea.
Los casos son tan escándalos que la tibia y funcional (a Washington) ONU se vieron obligada a realizar un muy tímido llamado a Ucrania para que detenga sus ilegales acciones contra los edificios civiles.
Para Washington, quienes atacaron sus edificios de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 fueron “terroristas”. Sin embargo ahora, estas acciones similares realizadas por Ucrania contra Rusia no son calificadas ni repudiadas.
No se pretende realizar una comparación entre dichas acciones; simplemente se las presenta como acciones similares, más allá de la cantidad de víctimas y los daños causados.
Mientras este respaldo al terrorismo se realiza con total impunidad, desde Washington se ‘impulsa’ una “fórmula de paz”, convocando a diferentes países, que –por cierto-, solo se trata de una maniobra política internacional y mediática para conformar un “frente anti-ruso”.
Los meses pasan, la derrota ucraniana está sellada desde el mismo momento que Rusia decidió lanzar su operación militar (febrero 2022). EEUU solo pretende extender el conflicto para detener la economía europea, forzar a los integrantes de la OTAN a re-equiparse militarmente con proveedores estadounidenses, mantener la crisis económica mundial para favorescer a sus multinacionales e intereses geopolíticos.